Capítulo 4: Has Cambiado

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Annie Pov. (16 años)

Miro el horizonte si nada más que hacer, esperando que el famoso Finnick Odair llegue, no entendía porque se comportaba de esa manera, desde que volvió del Capitolio, era otra persona diferente a la que había conocido, ya no sonreía, no hablaba mucho con la gente, ni si quiera conmigo, siempre se la pasaba con gente del Capitolio y eso me molestaba, las personas empezaron hablar, los rumores corrieron por todo el Distrito 4 y eso me dolía, me dolía, que mi mejor amigo no tuviera el valor de contarme lo que le sucedía, lo que hacía. Odiaba que la gente hablara de él, que lo señalara por las calles, diciendo esas cosas horribles que me negaba a creer.

-Hey – llega Finnick corriendo, sentándose a mi lado, yo volteo mi cara. – ¿Cuál es tu problema? – me pregunta.

-Llevo esperando aquí toda la tarde por ti, Finn, ese es mi problema. – siento su mirada en mí, pero yo mantengo fija mi mirada en el horizonte.

-Mira, lo siento. – se disculpa. Pero yo niego con la cabeza, estoy harta de tantas disculpas que no tienen sentido para él. – ¡De verdad! Solo fue una VIP del Capitolio en la habitación del hotel. Ella simplemente tenía que conocer al famoso Finnick Odair.

-Sí, y por supuesto ese VIP resulto ser una mujer. – solo eso hacía que lo que dijeran las personas fuera cierto, pero yo no quería creer.

-¿Qué se supone que podía hacer si...?

-¿Quién te crees que soy, Finn? – le interrumpí molesta. - ¿Demasiado ingenua? ¿O solo tan estúpida como para no darme cuenta de lo que pasa?

-Annie, yo...

-No soy ninguna chica idiota de la escuela, Finnick. – estoy molesta de que no haga nada al respecto. – Te ausentas por asuntos del Capitolio cada semana. No pienses que no veo la forma en la que esas chicas te miran, que no escucho los rumores.

-Mira... Sabes que odio esto tanto como tú. Pero simplemente no puedes decirle "no" al Capitolio.

-Sí, estoy segura de que es una tortura tener mujeres lanzándose hacia ti cada vez que te das la vuelta. Debe ser muy difícil. – lo admito estoy celosa.

-Pero preferiría estar aquí contigo. – lo miro. – ¿Y tú me crees, verdad?

-Solía hacerlo. – desvío mi mirada. – Ya no se en que creer. Has cambiado.

-Mira, no tienes ni idea de cómo es para mí ahora. – dice Finnick levantándose de mi lado y caminando unos pasos, toma una piedra y la lanza furioso al mar. Lleva sus dos manos a su pelo y cae de rodillas a la arena. Me levanto de mi lugar y voy donde esta él, poniendo una mano en su hombro.

-Entonces cuéntamelo, Finn. Ayúdame a comprender. – le pedí. Se llevo de nuevo sus manos a su sien y masajeo.

-No puedo... – dijo frustrado con lagrimas en los ojos. Delicadamente quito sus manos de su cara para que él me mire.

-Hey, vamos. ¿Cuándo hemos empezado a tener secretos entre nosotros? – le pregunte.

-Todo lo que tengo ahora Annie, son secretos... Y no puedo contártelos... Si pudiera, yo... Ahora siento que voy a perderte de una forma u otra.

-No hay nada que pudieras decir, que me hiciera dejarte. – llevo una mano a su cara

-¿Es una apuesta? – dijo burlón.

-No... – toque la punta de su nariz con mi dedo. – Es una promesa.

Finnick recargo su cabeza en mi hombro, sosteniéndolo con mi brazo, tocando su cabello en forma tranquilizadora.

-Todo está bien, Finn... Está bien. – nunca lo dejaría, por más que el Capitolio lo tuviera retenido, no lograría poder separarlo de mi. – No voy a irme a ninguna parte. – Finnick llevo sus dos brazos a mi espalda y yo los míos, nos quedamos así, abrazados, reconfortándonos el uno con el otro. 

The Hunger Games: Finnick & AnnieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora