Bien proporcionado.

8 0 0
                                    

 Drew

Esta pequeña fierecilla es tan pequeña qué, si no fuera por sus intentos de soltarse, ni cuenta me daría que aún la cargo.

-Eres un reverendo idiota, ¡bájame!.¡ Ya te dije que no iré a ninguna parte contigo!-se queja en mi hombro.

-Y tú una reverenda necia; ya te dije que no volverás a ese lugar.- sentencio una vez que ya visualizo mi camioneta a lo lejos.

Realmente no sé porque me estoy preocupando tanto por una niña bocona.  Ella me contestó desde el primer día que la ví, me ha llamado idiota dos veces y todo el rato que llevo cargándola, ha golpeado mi espalda, o al menos intentado golpearme. Ha ésta altura del partido ella ya debería estar escondiéndose bajo una roca, ya que estoy más que seguro que sus amigos le habrán hablado acerca de mi y mi muy marcada reputación. 

Abro la puerta de mi camioneta negra para poder alejar a la fierecilla de este lugar, cuando ella en un movimiento rápido se impulsa con sus piernas hacia atrás tomándome por sorpresa, por lo que casi la tiro al piso, de no ser que ella sabía lo que hacía, así que logró apoyarse de un lado de la camioneta antes de caer al duro pavimento. Sabía cuales eran sus intenciones; huir de mi. 

Oh nena, se ve que aún no me conoces.

Antes de que siquiera pensara en irse corriendo en dirección a la cuna del lobo (o debería decir mastodonte), la acorralé entre el costado la camioneta y mi cuerpo, casi aplastándola con mi voluminoso cuerpo.

No fue hasta ese momento que me dí cuenta de el agradable olor que suelta; es una mezcla de flores, vainilla y shampoo de.... mora azul?. Sí, mora azul. Agradable, fresco y encantador. Instintivamente me acerqué un poco más a ella para profundizar más el olor y grabarlo en mi memoria. Pero entonces recordé que yo había bebido, no mucho, pero si lo suficiente como para que mi olor transmitiera alcohol, así que un poco avergonzado me alejé unos cuantos centímetros, pero no podía apartar la mirada de ella.

-Estas muy cerca.- me dice con la respiración agitada. No se si por el esfuerzo que tuvo que hacer para separarse de mis brazos o por la cercanía en la que estábamos.

-Lo se.- es lo único que puedo contestar, sigo como idiota mirándola, sólo mirándola.

Lentamente mis ojos instintivamente bajan a sus labios, que para mi sorpresa, son increíblemente bien proporcionados, ni exageradamente gruesos, ni débilmente delgados, sólo bien...perfectos para comerlos con gusto. Creo que ella se da cuenta de hacia dónde están dirigidos mis ojos y veo como los muerde, no parece que lo haya hecho con la intensión de verse sexy, sin embargo se ve más sexy hasta el demonio para mi.

Me pasa por la cabeza bajar más para poder tener más a mi alcance ese rosado labio entre sus dientes, cuando en uno de mis bolillos delanteros empieza a vibrar mi celular y la canción de Back in Black de AC\DC suena tan fuerte como para obligarme a despertar de mi atontamiento con esta chica.

Me separo un poco rápidamente de ella para tomar el idiota teléfono y contestar sin ver quien es. Por una extraña razón, me siento frustrado.

-Que?.- diga a quién sea que esté del otro del teléfono de una manera brusca y seca, demostrando lo cabreado que estoy.  

-Hey tranquilo viejo, soy yo, sólo te hablaba para avisarte que me llevaré a la chica a su casa, ya estamos en mi auto y antes de que se quedara dormida logró decirme donde es. Dile a la pequeña valiente que no se preocupe. Quiero pensar que sigues con ella, cierto?.- escucho la tranquila voz de Max e inmediatamente mis ojos van a la fierecilla.

-Si, sigo con ella, yo me encargaré de ella, gracias hermano, te lo debo.- digo y cuelgo antes de que me diga que no me preocupe. Odio que no me deje hacer nada por el cuando ha hecho tanto por mi.

-Era tu amigo?. El que estaba con Kat?. Dónde esta Kat?.- me dice con desesperación.

-Oye oye, tranquila chica perico; si, era mi amigo, sí, está con tu amiga, y no te preocupes que el la llevará a su casa.- digo en el orden que me hizo las preguntas y en vez de verla relajarse, siento como se tensa más. 

-No quiero que él la lleve, yo me la llevaré conmigo, márcale de nuevo y dile que no es necesario que lo haga, yo lo haré.- dice mientras se empieza a acomodar su sudadera gris y sus pantalones de gatito. Adorable.

-No creo que puedas hacer eso, Max me dijo que antes de dar su dirección, ella cayó dormida, y a menos de que tengas auto podrás llevarte a tu amiga tú.- le digo con una sonrisa ladeada ya que sé que seguirá insistiendo.

-La despertaré y me la llevaré, gracias.- cruza sus brazos y es ahí cuando me doy cuenta de que sus pechos no son pequeños pero tampoco muy grandes, al igual que sus labios; bien proporcionados.

-No, él se hará cargo de eso, al igual que yo de ti, así que sube a la camioneta ahora.- digo intentando apartar discretamente la mirada de su torso, antes de que se de cuenta de que estoy viendo tan vigorosamente.

-Yo no iré a ninguna parte contigo, no te conozco y sólo porque me hayas ayudado con el mastodonte ese, no significa que ya somos amigos así que puedes subirte tú a la camioneta e irte a dónde desees, que yo no me subo, punto.- y comienza a empujar mi cuerpo para salir de mi trampa claro está que no me mueve. Vuelve a intentarlo pero ahora con más fuerza. Comienzo a divertirme con la situación cuando me doy cuenta de que se acerca un olor desagradable del otro lado de la camioneta. Alzo un poco la cabeza, por arriba de la de fierecilla y de la parte de arriba del vehículo, sólo para encontrarme con la sorpresa de que un grupo de drogadictos se acercan en nuestra dirección. 

Lo peor no es que sean drogadictos y que yo tenga a la fierecilla entre mi cuerpo, si no que a ese grupo de drogadictos yo los conozco y ellos a mi, y no puedo dejar que me vean con ella, ya que va a causarle problemas si la ven conmigo.

Demonios.

ProblemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora