001: Robando del viejo, otorgando poder al nuevo.

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Muérete... Muérete... ¿Cómo es posible?, como es posible que alguien cómo tú, alguien con dinero, alguien con influencias, alguien con belleza, alguien que le va muy bien en la vida te atrevas a quitarme lo que yo he estado luchando por mucho tiempo...

Estás eran mis palabras al ver cómo alguien más joven que yo, se robaba el crédito de un proyecto en el cual he estado trabajando por mucho tiempo... llegaste hace solo unos meses y solo porqué tú eres un sobrino del superintendente, tomaste el mando del proyecto que yo llevaba mucho tiempo planificando para poder subir mi puesto en ésta maldita empresa a la cual le he dedicado 25 años de mi vida, tú solo eres un flojo, lo que único que hiciste fue aprobar aquello que yo gestione, planifique y lleve a cabo... yo pague el alquiler del teatro, contrate a todos los papeles secundarios, puse todos los adornos del escenario y tú subiste al mismo cómo la estrella de la obra... te maldigo, lo único que me quedaba y me lo arrebataste.

Por qué a este pobre hombre, alguien con apariencia normal, estatura promedio, sin familia ni amigos, que vive en un pequeño apartamento con su gato, que lo único sobresaliente que tenía fue aplastado con todo el peso de tu gozar, maldigo tu sonrisa, esa sonrisa que estás mostrando al público, mientras ellos te aplauden y te elogian... esa sonrisa debió ser mía.

Un hombre de mediana edad, con cabello corto color negro, ojos color café, tez blanca, con un traje color verde, una camisa blanca y corbata negra, de complexión delgada se encuentra mirando con rabia desde el lugar de la audiencia en un edificio bastante moderno con un montón de sillas ordenadas en filas y columnas, con amplias ventanas, con paredes de un blanco bastante frío, a un joven adulto que está en un estrado, dando un discurso motivacional acerca del progreso y futuro de la empresa, el joven en cuestión tiene unos ojos verdes cómo el pasto, una complexión delgada, estatura promedio, bien parecido, rubio, tez blanca, que viste un traje negro, con camisa blanca y una corbata negra.

-Hombre 1: El jefe sí que se ve enojado... (Susurra).

-Hombre 2: Escuche que el joven Rian tomo todo el crédito de su trabajo (Susurra).

-Mujer: Ni que lo digas... ni siquiera nos ha mencionado en toda la plática que ha dado. Escuché de los jefes que le van a subir de puesto (Susurra).

-Hombre 2: Lo que es nacer con la bendición de dios...

Al mismo tiempo que los empleados del hombre de mediana Edad susurraban entre ellos, algo en el techo empezó a despegarse de él, algo que ilumina la habitación, bastante grande, las sombras empezaron a moverse y todos se empezaron a mover del lugar, bastante asustados mientras veían como cada tornillo iba saliendo de su agujero, al final solo quedo una cosa o mejor dicho una persona debajo de la gran lámpara, era el hombre trajeado de verde, todos se quedaron expectantes, nadie a su alrededor hablo por un momento hasta que se escucho un *clang, y algo cayo causando tanto ruido que llamo la atención de todos en la sala, cuando todos pudieron observar el evento en cuestión, algo grotesco, un hombre atravesado por las barras de la lámpara, gimiendo de dolor, lagrimeando y vomitando sangre...

¿Por qué a mí?... ¿Por qué a mí?... ¿No era suficiente quitarme lo que único que me quedaba en la vida?... ¿ahora terminas la mía?, bueno creo que es mejor que seguir vivo después de éste día, al menos me hubiera gustado dejar la caja de comida para gatos abierta, así nieve podría buscar otro amo mientras come otros días en mi casa, pobrecito... espero no se muera de hambre.

El hombre hizo su último pensar antes de que sus parpados empezaran a caer, todo el mundo empezó a gritar, unos se quedaron atónitos, otros confusos.

-Hombre 1: ¡Idiota, te dije que tendrías que haber dejado la lámpara a alguien que supiera cómo atorníllalas bien!

-Hombre 2:-¡¿Y-yo?!¡Es el jefe el que me ordeno ponerlas, a parte esa me ayudo a ponerla Hugo!

-Hombre 1: ¡Mejor cállate y llama a una amb-...

Negro, todo era tan obscuro... sentí una brisa agradable, ¡ah! Cierto, acabo de morir, ¿Estoy en el cielo?... Se siente tan agradable, siento algo húmedo en mi espalda, un aire bastante puro y fresco atraviesa por unos agujeros de luz, escucho unos sonidos bastantes relajantes, aves cantar, el sonido de un río... morir no es tan malo como pensé.

Estuve como unos minutos absorto en esa tranquilidad que sentía, hasta que sentí que algo me levanto, sentí cómo una mano me tomo por todo el cuerpo, unos segundos después logre ver una nariz y una boca asomándose por los agujeros por donde entraba el aire. No sabía que estaba pasando, ese gigante avanzo por unos momentos y luego fue unas pequeñas sacudidas las que sentí, no sé cuánto tiempo paso, pero empecé a desesperarme, intenté mover todo mi cuerpo, pero era inútil, no podía mover ni uno solo de mis músculos a mi voluntad, intenté lo más que pude hasta que sentí que me empezaron a mover otra vez, esta vez tampoco paso mucho, pero en cuando termino de moverse pude notar cómo cambiaba de brazos, hasta que quitaron la gran pared de tela que sentía cerca de mi rostro, una mujer con una mirada ferviente, de un tamaño inmenso estaba en frente mía, me quedo atónito, no sentí ninguna expresión en el rostro, mi sangre estaba helada y me quedé observando a la mujer en cuestión.

La mujer miro cada parte de mí, sus ojos me recorrían como una serpiente, un barrido que empezó desde abajo hasta arriba. Después de esto, la mujer volteo hacia otro lado y empezó a hablar en un idioma que yo no comprendía, intenté descifrar lo que quiso decir, hasta que llego un hombre de mediana edad, bastante fornido y con una apariencia bastante extraña, o eso creía... ¡El tipo estaba semi desnudo!, es más parecía el soldado de un poderoso grupo de guerreros que vi en una película ya vieja, el hombre me tomo con las manos lo cual me hizo sentir en un lugar bastante protegido, sus manos parecían dos paredes de concreto, bastante firmes, el gigante solo me miro por unos segundos hasta que como hizo la mujer, dijo algo en extraño lenguaje, después de eso me quede confuso, vi una gran espada puesta en mi cuello, sentí su frió filo en mi piel... ¿Acaso voy a morir otra vez?, ¿Puedo morir estando muerto?... ¡ah! qué más da, después de todo puede que esto no sea real, me quede mirando al gigante, esperando a que pintara su espada con mi sangre, deseando que acabará con esto y poder descansar después de trabajar y estudiar toda mi vida, ese breve momento lo sentí eterno, pude sentir el mental atravesando mi yugular, pero, lo que vi fui algo totalmente distinto... el gigante retiro el arma de mí, y pude ver cómo empezó a decir cosas sin sentido, de un momento a otro volteaba para otro lado, como si estuvieran muchas personas con él, al terminar de hablar el hombre, él me miro otros momentos y puso la tela otra vez en todo mi cuerpo, tapando mi vista y dejando todo obscuro de nuevo.

Troborkia: el guerrero definitivo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora