Noche circunstancial II

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El tiempo pasa más rápido de lo que podría imaginar, y pronto me encuentro en un lugar frió con las paredes vestidas de gris y un gran espejo que lo único que no refleja son nuestras conversaciones. Sin embargo Gutierrez y Rojas solo me dejan allí y se van sin más, el tiempo sigue pasando y yo me encuentro confundido. Así que asumo que es una de sus técnicas de interrogación, aún así lo que afuera pasa esta totalmente desligado de lo que yo podría imaginar;


- Entonces, le quito las esposas y le digo que se puede ir,  ¿y ya? 

- Sí Rojas, cuantas veces se lo tengo que repetir, ya mejor deje así voy a ir yo, porque usted no sirve para nada.

- ¡Espere!

- Y ahora qué quiere señora, ¿No le parece que ya nos hizo perder suficiente tiempo?

- Lo sé y lo siento, al igual que mi hija, es por eso que quiero hablar con el y disculparme.



No pasan más de 30 minutos, cuando entra Gutierrez y me quita las esposas.


- ¿Que me pasara ahora? - pregunto con miedo.

- Nada, ya se puede ir.

- ¿Qué? ¿Así como así? - Reprocho.

- Pues si quiere puedo dejar que pase la noche en la celda, sin comida y con esos otros vagos. 

- ¡Eh! No, no, no. Prefiero irme, gracias.


Gutierrez me abre la puerta, tan amable como siempre, y lo que veo al otro lado me asombra, pues detrás de una mujer mayor vestida muy elegante con cabello rojo recogido y usando perlas. Se encuentra Zoé, con su cabello rojo y ondulado, usando ahora una camisa negra, viéndose bastante diferente a cuando la conocí, ya que a penas si asoma su cabeza y su torso al esconderse tras esa mujer, lo que le quita la seguridad que me demostró cuando la conocí. Aún así, me intriga mas esa mujer de postura rígida y bastante solida, su frente alta y sus manos juntas que muestran una gran cantidad de pulseras color dorado.


- Hola, mi nombre es Magda, soy la mama de Zoé. - Dice la mujer sin mover nada más que su boca y apenas siguiéndome con la mirada.

- Oiga señora, no se que le dijo. Pero no hice nada, se lo juro.

- Ya lo sé, no te preocupes ¿Dennis?

-Sí Dennis, pero a qué se refiere con eso.

- ¿ Ah ? Pues bueno, ella siempre a sido así desde unos cinco años atrás. Pero esa es otra historia, solo quería hablar contigo para disculparme formalmente, pues debido al problema de mi hija tu te has visto afectado, así que lo siento.

- No se preocupe, no es para tanto pues, incluso la pizza que comí me alivio el sabor de algo que comí en la mañana y tuve ese amargo sabor casi todo el día. Pero lo que ahora me interesa saber es lo que pasa con su hija, ¿a qué problema se refiere?

- Lo siento hijo, pero ese es un tema que a ti ya no te debe interesar y ahora que hemos arreglado todo, es hora de irnos, Zoé discúlpate tu también.

- ¿ah? - Refunfuño confundido.

- Escucha Dennis, lamento esto, quizá nos veamos en la universidad luego, cuídate hasta entonces. -Dice Zoé sonriendo.

- ¡No! no lo veras luego, te sacare de esa universidad, ya vi que no puedes con esto. -Dice la mujer terminando con un tono de decepción.

- ¡ Pero MAMA ! -Refuta Zoé en tono caprichoso.

- ¡Pero nada Zoé! Ya causaste suficientes problemas, ahora vamonos.



Tras unos segundos más de discusión, Zoé y su madre Magda se van, mientras yo quedo más confundido que nunca, ¿cual sera el problema de Zoé? ¿es tan grave como para sacarla apenas el primer día de clases? Y así mis preguntas continúan sin final. Sin embargo debo pensar en otras cosas, como Miari, quien estará preocupada, pues no suelo llegar tarde, ademas no había estado sola ni una sola vez desde que llego, por eso también me pregunto por como está.

No tardo en reaccionar, y salgo directo a la calle para tomar un taxi, pero al salir y ver una noche tan hermosa, con el cielo despejado y las estrellas cubriendo cada parte de este miserable planeta, me siento completo. Así que me quedo unos momentos observando el cielo, es cuando oigo una voz familiar hablando detrás de mi.


- A esta hora siempre suelo ver las estrellas, bueno cuando la ciudad y las nubes me lo permiten - Dice rojas con una voz calmada, casi como la de un sabio.

- Pues yo jamas había visto una noche así en esta ciudad.

- Bueno, hace poco informaron que hubo un apagón en casi todos los sectores, aunque se debió a un loco y sus experimentos, somos nosotros quienes deban ir por el, aun espero que no sea solo otra falsa alarma. - Acaba rojas con sarcasmo refiriéndose a mi.

- Bueno supongo que debemos darle las gracias a ese loco, por una noche así. 

- Le daré las gracias de tu parte Dennis. 

Dice Rojas poniendo su mano en mi hombro y entregándome dos números telefónicos.

Sorprendido los recibo y de inmediato pregunto por ellos. 


- Mi compañero y yo lamentamos, lo que paso hoy, por eso queremos remediarlo regalándote dos favores, úsalos cuando de verdad los necesites.

- Vaya, es un gran detalle, aunque no creo que los vaya a necesitar, pues no soy mucho de cometer crímenes, quizá solo deba invitarles algo pues su pizza me salvo la vida. 

- Has lo que quieras, una patrulla te llevara a tu casa en un momento, así que por ahora eso sería todo, adiós.


Pronto, tal como dijo Rojas una patrulla pasa por mí y no tardo en subirme. Pero entonces justo antes de que la patrulla arranque, veo a Rojas y Gutierrez caminando hacia su coche de seguro, para ir por el loco del apagón, sin embargo y misteriosamente Gutierrez se acerca al oido de Rojas para susurrarle algo, mientras su mano izquierda baja lentamente para agarrarle fuertemente la cola, a lo que Rojas responde con una singular sonrisa, mordiéndose los labios. Mientras yo por otra parte solo pude sonreír, pues desde un principio era tan obvio que esos dos eran pareja.  



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Una horrible historia sin clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora