El beso infinito.

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Salimos de la casa del árbol y estaba muerta del cansancio, no deseaba nada más que llegar a mi cama, por otro lado lo veía como algo muy mundano para lo que se había convertido mi vida últimamente. Como era mi costumbre para estos casos el agua caliente es mi remedio para todo, no importaba que hubiese pasado en el día, el agua caliente me quitaba todo por unos minutos al menos. Salí de la ducha, limpie el vidrio y me vi, vi a una chica joven de 20 años, que estaba lidiando contra de una religión de años que además iba totalmente en contra de su fe, por salvar a quien desde hoy era su novio, a su mejor amiga, su profesor de la universidad y a 4 hermosos niños que llenaban su vida de alegría, esta joven se veía cansada, con grandes orejas y pálida, ¿bueno Luna, que te esperabas después de haber vuelto de la muerte? Di un salto a mi cama en la cual me esperaba un Daniel igual de cansado, aviso a su casa que me había desmayado en el bosque gracias a mi anemia y que se quedaría a cuidarme.

Alguien había abierto las cortinas de mi cuarto y los rayos del sol me daban directo en la cara, Daniel se durmió conmigo, pero al estirar los brazos no lo encontré.

Un salto y ya estaba fuera de la cama, salí hacia la cocina, mi estómago estaba reclamando comida después de haber pasado casi las 24 horas sin comer, al salir del cuarto choque con Alice que salía del suyo, al vernos supimos que acabábamos de despertar, yo me había imaginado que ella estaba en la cocina.

- ¿Si tú no estás en la cocina, quien está? - se escuchaban muchos platos, ollas y demás.

- Harry no está aquí, así que debe ser el.

- Daniel tampoco está aquí - sus ojos parecían platos.

- Yo pensé que Daniel había dormido en el cuarto de huéspedes - me dijo con cara de sádica loca.

- ¿Y que hacia Harry en tu cuarto? - la rete.

- Nos pusimos hablar sobre porque es cielo es azul. ¿Tú que crees que hicimos? - no tenía que preguntar, ya lo sabía, es más hasta lo esperaba -¿Tú que hiciste con Dani? - otra vez la cara de sádica loca.

- A diferencia de ti querida amiga, yo si dormí anoche. ¿Sabes qué?, vamos a bajar, nos pueden quemar la casa y nosotras aquí hablando sobre lo que hiciste con mi profesor - se río y nos fuimos.

Bajamos las escaleras riéndonos, pues, el hecho de que mi mejor amiga se metiera con mi profesor en mi casa por alguna razón era divertido, ella iba un escalón delante de mí, deje que se adelantara un poco y cuando estuvo en el suelo le salte en la espalda, se río más fuerte, dio varias vueltas y entramos en la cocina. Vimos a dos hombres adultos usando delantales de cocina rosados, con miradas de reproche dirigidas hacia nosotras, lo cual, nos hizo reír más fuerte. No me baje de la espalda de Alice ¿por qué lo haría?

- Luna, le romperás la espalda a Alice- me regaño Daniel.

- Si Luna, necesito que tenga la columna perfecta - dijo Harry con un tono de morbo en su voz, me apreté más a ella.

- ELLA ES MÍA, DE MI, DE MI PROPIEDAD, YO SOY LA ÚNICA QUE TIENE DERECHO A DESVIARLE CUALQUIER HUESO DEL CUERPO - les saque la lengua y Alice no paraba de reír.

Daniel voltio los ojos y me desamarró de la espalda de Alice, refunfuñe, pues tenía días sin jugar con ella, de pasar un día más o menos normal con mi mejor amiga. Me puso en el suelo, tomo mi cintura y como si no pesara nada me levanto por ella y me beso, esta vez no chisteé, no me quite, no lo rechace, acepte aquel beso y el amor que venía con él, al darse cuenta que no lo rechazaba sonrió, lo que hizo el momento un poco más perfecto, Alice y Harry se rieron, en el momento que iba a decirles algo, vi a Harry fuertemente abrazado a la pequeña cintura de mi amiga, los dos se veían tan bien, tan felices, con una armonía casi perfecta que mis labios no expresaron un solo sonido sino una sonrisa, mi abuela tenía razón, era mi deber dejar florecer ese amor.

Desaparecen los niños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora