Capitulo 1

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Narra Juan.

-¿En que estará pensando?- me pregunté mientras veía de reojo a Martín, se notaba bastante pensativo-¿le habrá pasado algo?- me preocupa verlo así, teniendo en cuenta que nunca lo vi así.

-Martín-dije con un tono un poco bajo, esperé por una respuesta pero al parecer no me escuchó, ya que seguía sumergido en sus pensamientos.

-¡Martín!-esta vez grité.

-¿Q-que pasa?- dijo mirándome un poco exaltado, al parecer mi grito lo sorprendió.

-¿Pasa algo?-pregunté sin más, quería saber si tenía algún problema en el que podría ayudarle, él me sonrió y negó con la cabeza.

-No, no pasa nada-dijo aun negando con la cabeza, desconfié de su respuesta, no parecía que esté bien, sé que algo le sucede, pero decidí cambiar de tema.

-¿Me pasas la tarea?- traté de abrir su carpeta pero ni bien coloqué mi mano en la tapa él sacó bruscamente la carpeta.

-¡No!-me gritó guardando sus pertenencias. Me quedé unos segundos paralizado.

-Pero... ¿¡que es lo que te pasa ahora?!-dije dando un golpe a la mesa.

-Es que siempre me estas pidiendo cosas, y ya es un poco molesto-me miró con el ceño fruncido.

-¡No digas boludeces! Siempre hacemos lo mismo, además, vos también me pedís la tarea- traté de defenderme, aunque reconozco que lo que dije fue un poco infantil. Martín no contestó, solo se levantó, agarró sus cosas y se fue a otro asiento.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué me tratas así?- le pregunté mirándolo con el ceño fruncido, él solo me ignoró, lo que hizo que me enfadarme más, bajé la mirada, respiré profundo y me puse de frente al pizarrón.

-¿Por qué me trata así de repente?-me pregunté mientras veía a mi profesor ir de un lado a otro, podía ver que hablaba pero no presté atención lo que decía, solo me interesa saber qué es lo que le pasa a Martín, hace rato estaba como siempre, sonriendo y diciendo estupideces pero de repente se enoja por algo que no tiene importancia alguna.

De repente sonó el timbre de salida haciéndome salir de mis pensamientos. Comencé a guardar mis cosas lentamente, notando como los demás poco a poco se marchaban dejándome cada vez más solo. Dios, que patético suena eso.

-Ya que-suspiré saliendo del aula dirigiéndome hacia la puerta de entrada del edificio. Salir noté como comenzaban a caer algunas gotas. Es que este día no se puede poner mejor.

-Creo que hoy me tendré que mojar-suspiré nuevamente resignado-al menos es viernes, no pasará nada si me enfermo, tendré dos días para recuperarme-dije un poco animado.

-Creo que mañana me voy a arrepentir de no haber traído paraguas, para que hablar a futuro... ya estoy arrepentido-suspiré mientras caminaba en dirección a mi casa.

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-¡Llegué!-grité al entrar a mi casa, esperé unos minutos por una respuesta pero fue en vano, nadie contestó-¡llegué!-repetí nuevamente dirigiéndome a la cocina, pero nuevamente fue en vano gritar ya que nuevamente no hubo respuesta, me dirigí a la heladera, en la cual había un papel que, seguramente, lo había escrito mi mamá, la tomé y la leí.

-"No vuelvo hasta el martes en la mañana, tus hermanas se quedaran el fin de semana con sus amigas y Felipe se quedará en casa de su padre. Tendrás la casa para ti solo, no hagas ninguna tontería."-

-Se piensan que soy un niño- me quejé por la última oración de la pequeña "carta", ya estoy harto de que me traten como si fuera un niño pequeño.

Más allá de la amistad [1era Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora