Capitulo 7

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Narra Juan

-Juan…-esa voz tan familiar.

-Martín…-susurré débilmente con los ojos aún cerrados sintiendo la voz de Martín.

-Juan es hora de levantarse, tienes que ir a la escuela-¿escuela? No por favor, díganme que aún es domingo.

-No voy a ir… me siento mal-excusa de niño de jardín de infantes pero siempre funciona.

-No me vengas con eso Juan, ya sos grande para eso-dijo destapándome.

-Dije que me siento mal-rezongué volviéndome a tapar- me duele la cabeza-me acomodé en la almohada y cerré los ojos.

-Si no estás vestido y peinado en diez minutos vas a ver lo que te pasa- mierda… ¿por qué esa amenaza?; me levanté de golpe y salí corriendo directamente al baño.

-Como odio esa amenaza…- suspiré peinándome, luego me lavé los dientes y salí en dirección a mi cuarto. Tomé la ropa que llevaría hoy a la escuela y me la puse.

-¡Mamá, ya me voy!- dije tomando mis llaves, mi madre se acercó y me jaló de mi abrigo.

-¿No vas a desayunar?-negué con la cabeza-¿por qué?-preguntó aun sosteniéndome del abrigo.

-No tengo hambre-me solté y salí, caminé hasta la esquina y me detuve. Sentí de repente un peso sobre mis hombros y una respiración.

-Creí que no ibas a venir-susurraron a mi oído; era una voz femenina muy conocida para mí, pero… ¿Quién sería? Soy de hablar mucho con chicas. Quité aquel peso que tenía sobre mis hombros y me alejé quedando frente a la persona que me había hablado. Apenas podía verle la cara, traía una capucha que le cubría hasta la nariz, entre la oscuridad de la mañana de invierno y la poca iluminación de la calle era casi imposible verlo.

-¿Por qué esa cara?-el sujeto se descubrió la cara y, para mi sorpresa, era Mio, una de mis amigas y mayores confidente, rápidamente le mostré una sonrisa.

-¿Cuál cara?-ella se acercó a mí y puso uno de sus dedos en mi frente.

-La que tenías antes… la de preocupación extrema-hinchó las mejillas y frunció el ceño.

-Estaba pensando-respondí frío, ella solo se alejó aún con el ceño fruncido, nuevamente se acercó a mí y puso su clásica cara de pervertida.

-¿En qué estabas pensando?-yo solo reí, siempre me causó gracia esas caras rara que pone.

-Cosas sin importancia- se alejó rápidamente y se cruzó de brazos mientras suspiraba.

-¿Por qué no piensas en cosas raras como yo?-nuevamente hizo una cara rara, imposible de describir-como sea… ¿nos vamos?- me dedicó una sonrisa.

-Sí… vamos…-correspondí su sonrisa y emprendimos camino hacia la escuela.

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-¡Cande!- gritó Mio viendo cómo se acercaba caminando, yo solo moví mi mano para saludarla.

-Hola chicos-sonrió, Mio correspondió con una gran sonrisa, yo solo intenté corresponderla.

-¿Entramos?- dijo Mio aferrándose de mi brazo y del de Candela, nos arrastró hasta dentro del aula.

-Mierda, ya vino el profesor-dije soltándome del agarre de Mio-será mejor que nos sentemos-dije mirando alrededor buscando un lugar libre.

-Juan siéntate acá-me dijo Martín, me senté en el lugar junto a él, no podía negarlo, ya que no había más asientos disponibles. Puse mis cosas sobre la mesa. El profesor comenzó a escribir unas cosas en el pizarrón, así que me dispuse a copiarlo. De repente Martín me rodeó por los hombros con uno de sus brazos. Escuché los típicos murmullos de Mio y Candela, aquellos que se escuchaban cada vez que hacíamos cosas como estas.

Más allá de la amistad [1era Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora