Capitulo 8

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Narra Martín

Me desperté de repente, miré el reloj, este marcaba las cinco de la mañana, era más temprano de lo que suelo despertarme pero no tenía sueño así que me levanté y me dirigí al baño a ducharme. Salí a los pocos minutos, volví a mi cuarto, me cambié y me peiné, luego me senté en mi cama, y simplemente me quedé contemplando la blanca pared.

-¡Martín, ya son las seis!-la voz de mi madre se escuchó del otro lado de la puerta; ¿tanto tiempo me quedé mirando la pared como idiota?

-Está bien-dije creyendo que me había oído.

-¡Te he dicho que son las seis!-gritó entrando a mi cuarto.

-Y yo te he dicho que está bien…ya te había escuchado antes-mi mamá se quedó perpleja, seguramente no se esperaba verme despierto, cambiado y peinado antes de la hora en la que tenía que levantarme.

-¿Qué pasó? ¿Por qué te levantaste tan temprano?-me seguía mirando como si no me conociera, se acercó rápidamente a mí y puso su mano en mi frente-no, fiebre no tienes-dijo mirándome aún con su mano en mi frente.

-Jajá muy graciosa-saqué su mano.

-Vamos a desayunar-me dijo saliendo de mi habitación.

-Ahora bajo-dije tomando mi mochila, la puse sobre mi cama, luego tomé los libros que necesitaría para hoy y los guardé.

-¡¿Vas a tardar más?!-¿por qué mi madre grita tan fuerte a estas horas de la mañana? Un día de estos un vecino va a volver a quejarse del ruido. Bajé rápidamente, me dirigí donde mi mamá, puse mi mochila en el suelo y luego me senté.

-No deberías gritar tanto a estas horas- le advertí comiendo un trozo de una tostada-¿no recuerdas lo que pasó la vez pasada?- ella solo asintió con la cabeza, al parecer recordó lo bochornoso que fue ver al vecino de al lado gritarle a las seis y treinta de la mañana con un policía a su lado, ambos diciéndole que no gritara tan fuerte temprano a la mañana ni tarde por la noche. Miré el reloj que estaba en la pared, este marcaba las seis y media, me apuré en terminar de desayunar y tomé mis cosas.

-Bueno mamá, es hora de irme-le di un beso en la frente-¡cuídate!-fue lo último que dije antes de salir.

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Llegué a la escuela más temprano de lo usual así que entre y fui al aula, esta estaba casi vacía, lo que me sorprendió, por lo general a las siete de la mañana hay más gente en este aula.

-¡Hola!-una voz acompañada por una palmada en mi hombro me hicieron voltear encontrándome con Santiago, uno de mis compañeros de clase.

-Hola-dije mirando a Santiago-que animado estas a estas horas-comenté dirigiéndome a uno de los tantos lugares vacíos y me senté.

-Sí, siempre soy así-dijo poniendo su mochila en la silla que estaba a mi lado, yo rápidamente la aparté-¿qué sucede?-preguntó sorprendido por lo que hice.

-Es que…hoy quiero sentarme con Juan, ¿no te molesta?-dije mirándolo, rogando que me dijera que no le importaba.

-Eh… no, está bien-parecía desconcertado por mi actitud, él puso su mochila en el lugar que estaba detrás del mio y luego salió al pasillo.

-Solo queda esperarlo...- pensé acomodándome en mi asiento.

Los minutos pasaban, el profesor ya había entrado al aula y Juan aún no aparecía, ya comenzaba a preocuparme cuando lo vi entrar junto con Candela y Mio, sus dos mejores amigas… o eso creo, Mio lo tenía a él y a Candela sujetos del brazo, pero no mucho después de entrar se soltó de ella. Miré de reojo los demás lugares, todos estaban ocupados, el único que estaba sentado solo era yo, otra opción no le quedaba.

Más allá de la amistad [1era Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora