Capítulo 26. See you later?

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  • Dedicado a Maria Cádiz
                                    

Capítulo 26. See you later?

Bajamos hasta el garaje, en el ascensor, frente a frente, sin decir nada. Sus ojos clavados en los míos, los míos en los suyos.

Una mezcla de alivio y tristeza se ha instalado en mi pecho.

Decir adiós siempre es duro y mucho más cuando se trata de alguien tan especial…

Las puertas del ascensor se abren y automáticamente se encienden los fluorescentes del pequeño recibidor.

Salimos al garaje y Rob me sigue hasta la moto. Saco el casco del maletero y lo abrazo contra mi vientre, no sé si cómo protección o cómo consuelo… Rob se queda frente a mí a un paso de distancia, aunque en mi interior siento que hubiera un abismo…

Solo hace dos horas que Rob se presentó en la puerta de mi casa con ese enorme ramo de flores, que efectivamente, significaban arrepentimiento y suplicaban por un perdón que no se ha hecho esperar más de lo necesario…

Nada más entrar le ofrecí una bebida como exigen las normas del civismo. Aceptó y me pidió una tónica, a mí me apeteció otra, así que nos dirigimos a la cocina y preparé dos vasos con hielo y una piel de limón.

Tomamos asiento en los taburetes de la isleta y la conversación surgió en términos cordiales de amistad aunque con leves tintes de tensión encubierta.

Lo primero que me contó fue que nada más llegar a su piso con Otto, el domingo cuando el volvió de Londres y yo estaba a punto de ir al aeropuerto, lo llamó su hermana para comunicarle que su marido, el escritor nobel Tom Rider, iba a hacer su primera rueda de prensa al día siguiente y que si les podía acompañar. De modo que no se lo pensó. No deshizo la maleta. Directamente, compró el billete para el primer vuelo a Nueva York y, coincidencias de la vida, el lanzamiento del libro fue en el mismo hotel en que me hospedaba yo… Su rostro se ensombreció un poco pero enseguida se repuso.

A su editorial le pareció bien, que él mismo realizara la traducción del manuscrito de su cuñado para el posterior lanzamiento en España, así que lo trasladaban a Nueva York durante, al menos, los próximos 6 meses. “Ahora entiendo lo de su mudanza…” Me explicó sus condiciones de trabajo que eran inmejorables: loft junto a Central Park, chofer, sueldazo… y además estaría cerca de su hermana, la pelirroja desafiante, que por lo visto hacía 6 años que no vivían en la misma ciudad por cuestiones de trabajo, así que podría pasar tiempo con ella.

Yo por mi parte le conté lo de las vasijas y que gracias a Oscar había descubierto un sentimiento nuevo en mí. Me costó hacerme entender, mis explicaciones eran toscas y confusas, sobre todo porque se supone que el sentimiento que había descubierto debía ser mutuo y no era capaz de razonar y argumentar, a mi amigo, la ausencia de noticias de esa persona que de la noche a la mañana se había convertido en imprescindible para mí…

La conversación fluía entre nosotros como siempre. La tensión se fue transformando progresivamente en calma y distensión.

Rob, puso la cocina en marcha y empezó a preparar unos bocaditos deliciosos con todo lo que fue encontrando por la nevera. Tostaditas de foie a la plancha con mermelada de frutas del bosque, rollitos de jamón de york y queso fresco con cebolla caramelizada, espárragos blancos con mayonesa, cogollos con salsa césar… Pasamos de la tónica al vino en el momento en que Rob, abrió una botella y llenó dos copas de las que tengo colgadas encima de la isleta.

Éramos de nuevo dos amigos, dos colegas que se ponen al día de sus aventuras, sin rencores ni malos rollos. Dos compañeros de vida que entienden la situación del otro, que empatizan…

Yo como casi siempre, estaba sentada en el lado corto de la isla, frente a la tabla de cortar y justo, a mi izquierda, Rob, preparaba cada plato, con más soltura que yo, que soy una negada para la cocina. Daba la sensación que la casa era de Rob en vez de mía, cosa que no es de extrañar, porque cada vez que ha venido ha tenido que cocinar para ambos…

Soy adicta al sexo Wattys 2014Donde viven las historias. Descúbrelo ahora