Capítulo 5.

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No sabía como reaccionar ante eso, principalmente porque me tomó desprevenida y también porque no entendía a qué se refería con "rama principal".

Se quedó mirándome un momento, tratando de adivinar mis pensamientos.

-¿Te convertirán? -Asintió. -¿Por el bien de la rama principal?

Suspiró. -Es algo difícil de explicar, pero algunos clanes, aunque muy pocos, se dividen en dos ramas. La principal, de sangre pura y genes reales y la secundaria, aquella donde las uniones no fueron con las razas puras.

-Entonces serás un vampiro, como ellos.

-Algo así.

-¿Por qué tú? -Lo miré, esperando saber si era algo que deseaba hacer o algo que debía.

-No tengo opción. -Me miró de vuelta con una sonrisa ladeada. -Hay toda una historia detrás de todo esto.

-Cuando quieras contarme sobre ello, te escucharé. -Terminé por decir, viendo en sus ojos que no quería hablar de ello.

-Kacey.

-¿Si?

-No te alejes de mí por esto, por favor. -Deslizó su mano hasta entrelazarla con la mía. -No diré que todo estará bien porque no lo estará pero, haré algo al respecto.

Negué despacio, sin dejar de mirarlo. -No dije que me alejaría de ti, Abraham, no lo haré.

Nos quedamos un momento en silencio, con las manos entrelazadas, sólo mirándonos. Por primera desde que lo conozco, dejé de ignorar y evitar el sentimiento cálido en mi pecho, aunque quisiera, ahora mismo, no habría podido hacerlo. Es intenso, como sus ojos, y cálido, como se siente su mano junto a la mía.

-Kacey... -Asentí un poco en respuesta. -Hay otra razón del porqué quería que supieras todo esto.

-¿De qué se trata?

-No se porqué, ni siquiera se en que momento pasó, pero me gustas, Kacey. Quiero que estés conmigo siendo consiente de todo lo que me rodea, si decides aceptarme, claro.

Me quedé en silencio analizando sus palabras que parecían una ilusión para mi, en realidad, me había tomado por sorpresa su confesión.

-¿Entonces te gusto... de gustar?

Se rió un poco, parecía avergonzado. -Sí.

Me reí también, sosteniendo su mano entrelazada, avergonzada de mi pregunta y de mi capacidad de comprender la existencia de seres sobrenaturales pero no una declaración de amor.

-También me gustas, Abraham. -Reí. -Me gustas de gustar.

-Entonces acepta algo.

-¿Qué cosa?

-A mí. -Sonrió. -A nosotros.

Quizás parezco una tonta sonriendo como lo hago, pero no pude evitarlo. Asentí en respuesta para no decir algo estúpido a causa de mi emoción.

Acarició mi mejilla con su mano libre y se acercó lentamente, mi corazón latía acelerado en anticipación a lo que venía. Un beso.

Terminé de acortar la distancia y toqué sus labios con los míos, los sentí suaves, cálidos y dulces, de alguna manera, era como tenerlo por completo en eso. En la sensación de un beso.

Al separarnos, besó mi frente y luego se puso de pie para ayudarme a parar. -No quisiera pero debes volver a casa.

Reí, había olvidado aquello después de todo lo que había pasado. -Tienes razón, ¿nos vamos?

Peligro. |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora