-Kacey, tenemos que hablar.
Pegué un salto del susto de escuchar su voz, cerré de golpe el casillero donde tenía metida la cabeza segundos antes para escapar de todo el estrés y comencé a caminar lejos de él.
Hoy no me apetece terminar siendo su comida, sólo quiero tener un momento de tranquilidad, estoy cansada, estresada y siento que la cabeza me va a explotar en cualquier momento.
Pensé que le había quedado claro que no quiero verlo y se había quedado atrás, pero en un segundo ya me encontraba contra los casilleros, cerré los ojos con fuerza, odiando que me acorralara.
Los estudiantes que pasaban ahora se estaban aglomerando a nuestro al rededor a mirar el espectáculo que montamos, no se cómo verlo. Puede ser bueno porque, dudo que pueda hacerme daño con tanta gente mirando, pero al mismo tiempo es vergonzoso ser el centro de atención gracias a él. Sino fuera poseedor de los reflejos que tiene ya habría alzado mi rodilla para estrellarla en su entrepierna, entonces cuando se retorciera en el piso habría salido corriendo y lo habría evitado una semana más como mínimo, la realidad es que eso no pasará.
-Suéltame, Zed. -Dije entre dientes.
-No hasta que hablemos.
-No, suéltame, no me interesa oír nada de lo que tengas que decir.
-Kacey, escúchame por favor, ya te di más de una semana de espacio.
Lo miré sin poder creer lo que estaba escuchando. -¿Espacio? ¿Es enserio?
-¡Claro que sí! Llevo semanas soportando que me ignores, me evites, que no me hables. Dejaste de ir a la casa incluso.
-Tú sabes mejor que nadie porqué dejé de ir, porque hago todo eso. -Ataqué.
-Ya se que es mi culpa. -Me miró a los ojos y dejo escapar un suspiro. -Pero no me has dejado pedirte perdón.
-Como si con eso se me olvidara el pánico que siento cada que te tengo cerca, o las pesadillas, o mi maldita sangre escurriendo de aquí. -Siseé señalando mi clavícula que aún estaba morada. Aún cuando pareció arrepentido y herido por mis palabras, no se quitó de enfrente. -Suéltame.
-Kacey, por favor.
-Voy a gritar si no me sueltas en este maldito instante.
-Sólo escúchame. -Pidió. -Me arrodillaré si es lo que quieres.
-Arrodillate.
Alcé la barbilla sabiendo que no haría algo como eso, su ego no le permitiría hacer nada que pudiera humillarlo, menos si se encuentra frente a media población estudiantil.
-¿Feliz?
Mis ojos no podían abrirse más de la sorpresa, igual que la boca de los alumnos podría haber tocado el suelo sino estuvieran pegadas. Zed Alcázar, el ser más engreído que conozco, se arrodilló ante mí. No pude reaccionar siquiera, pues me cargó como costal de papas y atravesó a las personas anonadadas para llevarnos fuera de la escuela, supuse que íbamos hacia el estacionamiento.
Vi que se encaminó justo al final de este, donde Jacob suele dejar su camioneta. ¿Estará cerca? Tal vez le patee el trasero, le grite que me deje en paz y luego me lleve a casa. Entonces me depositó en el piso para interponerse en la única salida que había. Estaba rodeada de pared, autos y él.
-No puedes juzgarme sin conocer mi historia, tengo razones, Kacey.
-No te estoy juzgando, quise ayudarte y solo conseguí que te volvieras un maldito loco que intentó matarme.
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Peligro. |TERMINADA|
Vampire"-Eres especial, Kacey. -Su dedo recorrió el camino que mi vena palpitante hacía. -Por aquí corre algo muy especial que necesito. Voy a ganarte en la pelea, Kacey Maxsen y vas a pertenecerme." "-No podrás escapar, corre todo lo que quieras, vendrás...