Ayer, todos mis problemas parecían tan lejos. Ahora parece que están aquí para quedarse
Paul McCartney
Lance aceleraba sus pisadas haciéndolas resonar por todo el pasillo. Con desesperación se dirigía hacia su León. Hace apenas un momento habían recibido una señal de auxilio de Vrakssuz, la cual habían localizado para dirigir el castillo hasta el sitio donde se desarrollaba la batalla. Como era de esperarse, un mal sabor de boca se hacía presente en él, su cuerpo se sentía rígido mientras trataba de acelerar el trote y lo único que conseguía era que los malos pensamientos lo invadieran. Había algo en todo esto que lo volvía temeroso. Tal vez era una mala sensación o un mal presagio. Maldición se dijo así mismo tratando de evitar esas ideas.
Quería centrar su mente en algo mejor, pero lo único diferente en lo que pensaba era en la pelea que tuvo con Keith. Bien, era muy obvio que no se trataba del mejor tema que pudiera haber pensado y le resultaba más frustrante darse cuenta que no podía pensar en algo diferente. Todavía no digería el hecho de que una parte del paladín rojo seguía latente de odio hacia él y eso lo desconcertó lo suficiente para provocar un nudo en su pecho. Había creído que habían dejado de lado el odio; pelearse todo el tiempo era parte del encanto de su amistad, pero en ningún momento sus peleas estaban llenas de odio real, o eso era al menos lo que Lance creía. Al parecer las palabras de Keith lo habían herido de cierta forma.
"¡Tú eres el puto problema!" Esas palabras volvieron hacer eco en su mente provocándole una fuerte punzada en el pecho. Con una mirada insegura le dio un vistazo a Keith. Al parecer este se encontraba más concentrado en llegar a su León que cualquier otra cosa, aunque aún notaba cierto toque de rabia en sus cejas fruncidas mientras ponía mayor empeño en el trote. Lance sabía que él también estaba afectado por la pelea, solo que cada uno salió afectado de modos distintos. Tal vez, después de todo Keith y él no eran tan buenos amigos como pensó. Sacudió la cabeza desviando ese pensamiento.
Observó como la sala de los leones se ampliaba a su vista permitiendo que el lugar los recibiera encendiendo todas las luces provocando que entrecerrara un poco los ojos.
Shiro les indicó que todos subieran a sus leones y así lo hicieron. Sin embargo todos obedecieron mostrando cierto nerviosismo en sus acciones. Era más que notable que todos tenían un mal presagio de todo esto.
Sin darle más rodeo al asunto Lance se subió a su León. Tomó con fuerza el aire y lo mantuvo un momento para luego exhalarlo pesadamente. Él mismo sabía que no se encontraba tan bien después de lo sucedido hace un momento, mucho menos con la situación de Rod y los secretos que les ocultaba. Tal vez y sólo tal vez, algo no había sido revelado a ellos.
Lance se frotó los ojos evitando el dolor de cabeza y decidió ponerse el casco. No tenía tiempo de pensar en nada más que no fuera la misión. Lo sabía a la perfección.
-¿Estan listos?- preguntó Shiro por el intercomunicador de sus cascos.
-Nací listo, Shiro- dijo burlonamente despejando su mente y soltando una sonrisa petulante.
En realidad, no estaba listo para lo que venía. Ninguno de ellos lo estaba.
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Su cuerpo se sentía tan pesado. Era como si sobre el hubieran puesto kilos de acero haciéndole imposible siquiera hacer un mínimo movimiento. Trataba de concentrarse en conseguir elevar aunque sea un dedo o abrir los ojos, pero su mente tampoco le permitió esto, sentía como esta se mantenía dando vueltas casi cayendo en un estado inconsciente y provocando que retazos de recuerdos pasaran velozmente sin permitirle concentrarse en alguno.
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Beyond ten thousand stars
FanfictionHan pasado diez mil años desde que los paladines de Voltron derrotaron el Imperio Galra e hicieron acuerdos de paz, todos creían que este sería el final de su travesía para defender el universo, sin embargo, estaban equivocados. Lance repentinamente...