D- dolor

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Las lágrimas querían escurrirse por sus mejillas al presenciar esa escena, su corazón dolía demasiado, las personas a su alrededor ya no las sentía, lo que miraba le partía el corazón y ella solo escuchaba el sonido de las espadas que atravesaban al cuerpo de aquel al que amaba.

Con paso decidido se dirigió hacia el hombre que los teletransporto hacia ese lugar

— "LLevame ahí" — su mirada estaba posada en esa persona

— "No puedo, es peligroso" —

— "Por favor" — era lo único que podía hacer, ir y saber que era una ilusión o sueño del cual despertaría en cuanto sus pies tocaran aquel suelo.
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El viento soplaba y ella se cubría sus ojos para que no le entrara tierra.

— "Sr.Meliodas!!!!" — ella  rogaba por que estuviera bien, eso ilusamente quería creer, siguió buscándolo, sus pasos la llevaban inconscientemente hacia donde se encontraba el hombre al que amaba.

Sus pies pararon su búsqueda al encontrar aquel cuerpo sin un brazo y con siete espadas clavadas en donde se supone se encontraban sus corazones.

— "Sr.Meliodas" — sentía que su nudo en la garganta se intensificaba cada vez que se acercaba a aquel cuerpo inerte, su corazón dolía demasiado, se arrodillo a su lado, acuno el cuerpo inerte en su pecho mientras las lágrimas escurrían por sus mejillas.

— "N-no....por favor...d-despierte" — decirlo era inutil ella lo sabia, él ya no abriría los ojos.

— "NOOOO!!!!!!!" — su grito desgarro su garganta pero no le quito el dolor de su corazón.
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De nuevo sonriendo falsamente, cuando Meliodas murió ella se hizo cargo del bar, cada día era un martirio para ella, y a pesar de que servía de distracción, todavía el recuerdo seguía, Hawk era el único que estaba con ella en esa labor, los pecados trabajaban en recuperar Camelot, o lo que pudiera quedar, cada día mas almas eran alimento para los demonios y personas amenazadas trabajaban para y por ellos.

— "Elizabeth, ¿no crees que deberías descansar?, estas muy pálida" — ella solo suspiro Hawk le decía la verdad, ella no dormía mucho y trabajaba demasiado, pero le era inevitable, cuando intentaba dormir en las ultimas noches las imágenes de como fue asesinado Meliodas regresaban a su mente, evitando así que durmiera, y ella dejo de intentar hacerlo.

— "No pasa nada Hawk-san" —

— "Ve a descansar Elizabeth, el gran Hawk-sama se encargara de todo" — regalándole una sonrisa subió las escaleras para el segundo piso deteniéndose en una puerta de madera, recargo su cabeza en ella y soltando un suspiro de tristeza se adentro a la habitación continua, sin quitarse los zapatos y dejándose llevar por el cansancio cayo en los brazos de morfeo.
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Se encontraba recostado en una cama de una de las habitaciones del castillo, su sonrisa nunca se borro de su rostro, por fin, su hermano fue derrotado por sus propias manos, la venganza personal hacia él había acabado,  ellos tenían ahora el completo control de todo.

Los pecados intentaban recuperar algo que estaba perdido, las personas eran manejadas a base de amenazas hacia las familias de estas, otras no eran tan afortunadas y eran alimento para ellos.

Cerro los ojos un momento, y la imagen de Elizabeth se instalo en su mente, su sonrisa se hizo mas grande, ahora él podía tenerla, someterla no seria demasiado complicado, ahora estaba mas vulnerable por la muerte de su amor, al pensar en eso una desagradable sensación lo invadió, pero duro poco después volvió a abrir los ojos para posarlos en un punto fijo.

Tenia ganas de verla, de ver lo destrozada que estaba y si le apetecía destrozarla mas, físicamente seria un desperdicio pero psicológicamente era otra historia, ella iba a ser suya.
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Otro día mas de duro trabajo, pudo dormir un poco, pero ahora era momento de atender el bar, fue una gran distracción para ella, y finalizando cuando ya no había nadie, y Hawk dormitaba en la barra, fue que subió las escaleras y la habitación en la que el día anterior no tuvo valor de abrir, volvió a aparecer a su vista armándose de valor y tomando una bocada de aire se adentro a ella.

Al cerrar la puerta tras de ella, su vista se poso en el bulto que estaba bajo las sabanas de la cama, con una sonrisa de tristeza y recargada en la puerta empezó como casi siempre a relatar su día al cuerpo sin movimiento de Meliodas, un ruido hizo que alzara la mirada que tenia posada en el suelo, sorprendiéndose de encontrar frente a ella a la persona que era la causante de sus desgracias.

— "T-tu.." — Estarossa le regalo una sonrisa que era todo menos amable, después poso su vista al muerto cuerpo de su hermano.

— "¿te cuesta tanto aceptar que él ya no va a despertar?, ¿que lo único que te queda es tener su cuerpo que no se moverá?, solo causandote mas dolor al saber que tus ilusiones se despedazan cada día en el que ves que no mueve ni un musculo" — su vista seguía puesta en su hermano, su tono divertido y sus palabras que no decían mas que la verdad eran como dagas al corazón ya destrozado de Elizabeth.

— "Que haces aquí" — su voz salio como un susurro, el nudo en su garganta le pesaba, al no saber lo que ese hombre le haría.

— "simplemente quería ver cuan destrozada estabas, me sorprendió bastante el que tengas el cuerpo de mi hermano, pero si quieres que presencie como tomo lo que mas amas va desapareciendo, entonces como todo caballero te lo concederé" — esta vez poso su mirada en Elizabeth, con pasos lentos cual depredador se acerco a ella, quien se pego mas a la puerta.

— "No...n-no te acerques" — haciendo caso omiso de sus palabras con sus dedos le tomo del mentón, haciendo que sus miradas chocaran.

— "al fin te tengo Elizabeth, esta vez no esta Meliodas para protegerte" — las lágrimas querían salir de sus ojos, Estarossa cada vez acercaba su rostro al de ella, sus labios se tocaron, Elizabeth intentaba alejarse pero él se lo impedía con sus dedos en su mentón y la mano en su cintura, la beso de forma demandante y ella no correspondió, Estarossa se separó con una cara de disgusto en su rostro sin soltarla.

— "No te preocupes, ahora que Meliodas no esta tendremos mas tiempo para conocernos" — ella tembló en sus brazos y para él fue inevitable no imaginarla bajo su cuerpo, rogando por mas con saladas lágrimas recorriendo sus mejillas, a la vez que estas estaban sonrojadas, y moviéndose entre las piernas de ella, mostrándole el mejor y absoluto placer, si, él haría eso realidad.

Separándose completamente de ella se acerco a Meliodas regalándole una sonrisa de las mas malvadas, todo bajo la atenta mirada de Elizabeth.

— "es una lastima hermano, que no puedas presenciar tan magnifica escena, como te quito por lo que tanto tiempos has sufrido" — su mano se dirigió a la cara de Meliodas pero no llego a tocarlo cuando Elizabeth de un manotazo le alejo.

— "No lo toques" —  Estarossa solo sonrió,  le iba a fascinar tener a aquella mujer, sin dejar de sonreír se dirigió a la ventana de la habitación, hizo aparecer sus alas negras, y volteándola a ver por sobre su hombro le dijo sus palabras de despedida desapareciendo su sonrisa y diciéndolo con la voz mas fría y gélida que Elizabeth haya escuchado.

— "él no va a despertar, resignate mujer, solo es un muerto mas, no se moverá, no respirara, ya no vivirá, y eso para desgracia tuya es una gran satisfacción para mi y los demás" — sin mas salto de la ventana alzando vuelo para perderse en la lejanía.

Elizabeth entonces dejo salir las lágrimas que estuvo reteniendo, el dolor se hacia mas profundo, dolor por saber que Meliodas no despertaría, dolor por saber que ya no tenían salvación, dolor por saber que su turno pronto llegaría, dolor es todo lo que sentía, dolor, dolor y mas dolor.

Espero les guste saludos

                             

A-Z de estabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora