Una discusión y una idea

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–Akane, es hora de levantarse – la dulce voz de mi hermana mayor me despierta.

–Voy enseguida –contesto mientras me estiro un poco para desentumirme. Parece ser un día como cualquier otro, dentro de un par de horas tendré que ir junto con Ranma a la escuela, la preparatoria Furinkan.

Sonrío y me sonrojo levemente.

No, no es que me agrade mucho la idea de ir al colegio, es sólo que el pensar en Ranma últimamente provoca muchas emociones incontrolables e inexplicables, quisiera tener el valor suficiente para confesarle mis sentimientos, pero no es nada fácil. Es cierto que en los últimos días se ha estado comportando muy bien conmigo, es más atento y casi no discutimos, es más, el otro día se comió unas galletas que preparé sin decirme ningún comentario negativo. Realmente Ranma puede ser muy lindo cuando se lo propone, sobre todo cuando estamos los dos a solas, pero luego recuerdo a ese trío de chicas locas que está detrás de él todo el día, no las tolero, son demasiado molestas, ¡¿Por qué no son capaces de entender que Ranma sólo es mi prometido y se va a casar conmigo?! Pero claro, ese bobo también tiene la culpa porque no es capaz de ponerlas en su lugar, en ocasiones suele acceder a sus peticiones sólo por un plato de comida...

-Tonto –murmuro pensando en el chico de los ojos azules. Me encamino hacia la ducha y paso por su cuarto. Ahí está él, dormido como siempre, por su culpa ya se nos hizo costumbre llegar tarde al colegio.

-Ranma despier... -mis palabras se interrumpen al notar una silueta de mujer durmiendo junto a mi prometido, la reconozco enseguida por ese diminuto vestido chino y el cabello largo color morado.

Me enfurezco.

Ahí está, justo lo que pensaba de las "prometidas", nunca se sabe qué es lo que harán. ¡Están locas! Shampoo no tarda en notar mi presencia y la muy descarada se restriega con mayor fuerza al brazo de Ranma, quien no parece inmutarse por su presencia, sigue dormido. No sé si Ranma no hace nada porque le gusta la compañía de aquella chinita loca o porque de verdad es tan tonto como para no darse cuenta; cualquiera que sea la razón no puedo evitar sentirme enojada, sí lo sé soy muy celosa, pero creo que cualquiera lo sería en mi situación. Me giro sobre mis talones mientras aprieto mis puños, mi enojo debe ser realmente visible porque veo de reojo como a Shampoo se le dibuja una maliciosa sonrisa en su rostro. A ver cuánto le dura esa sonrisa pienso mientras me encamino al baño, tomo una cubeta y la lleno con agua fría, regreso al cuarto del chico de la trenza.

-¡¡Despiértate Ranma no quiero llegar tarde!! –grito mientras sin avisar arrojo sobre ambos el agua fría.

Ranma se despierta enseguida.

-¡¿Acaso estás loca Akane?! –me grita una pelirroja observándome con enfado desde su futón. Al parecer no se ha percatado de la tierna gatita que cuelga de su cuello. Lo miro desafiante.

-¿Qué es lo que te ocurre? –vuelve a interrogar, ya que no es capaz de descifrar mi mirada.

-¿Por qué no se lo preguntas a tu amiga? –contesto con tranquilidad mientras señalo a la pequeña gatita aferrada a su cuello. La escena que sigue es la misma de siempre: Ranma gritándole a Shampoo a todo pulmón que se aleje de él, la amazona dispuesta a no apartarse de su lado, la historia de nunca acabar, pero al menos arruiné el momento. Salgo de la habitación con un sabor a victoria.

Sonrío.

Sí ahora soy yo la que tiene la sonrisa maliciosa en sus labios.

Tomó una ducha y me alisto con mi uniforme, bajó a desayunar y me percato enseguida que Ranma ya se encuentra ahí. Me siento junto a él y noto su mirada sobre mí, creo que está molesto.

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