SEIS: Tu Camisa

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Mi amiga y yo nos sentamos a la mesa y mi hermana Kasumi nos sirve un poco de té. Sayuri comienza a contarme qué es lo que la hizo visitarme, yo la escucho atenta pero por momentos, sin mi permiso, mi mente me traiciona y no puedo dejar de pensar en el loco sueño que tuve.

-¡Por favor Akane, tú y Ranma tienen que ayudarnos! –me suplica finalmente Sayuri –ustedes dos son los mejores de la escuela en combate, son los únicos que pueden ganar –.

-Claro –digo mientras sonrió a mi amiga para tranquilizarla.

-Muchas gracias Akane –contesta feliz mientras sujeta mis manos y sonríe –contigo y con Ranma ganaremos fácilmente, por cierto... ¿dónde está Ranma? –pregunta mientras lo busca de un lado a otro con la mirada.

Ranma.

Recuerdo mi sueño y un leve rubor aparece en mis mejillas, giró mi cabeza hacia un lado para evitar que mi amiga lo note, no había pensado en cómo voy a tratarlo porque, el sólo hecho de imaginarme junto a él me pone muy nerviosa.

-Yo... no lo sé – contesto lentamente.

-Bueno Akane, te encargo que se lo expliques a Ranma, yo ya debo irme – me pide mi amiga y yo asiento y la acompaño a la salida.

Voy caminando distraídamente de regreso a mi cuarto, pensando en que debo hablar con Ranma para comunicarle del combate de mañana y al mismo tiempo deseando no encontrarme con él. Subo las escaleras y, de repente, al llegar hasta arriba choco con alguien.

-¡Cuidado! –grita ese alguien con el que acabo de estrellarme mientras me sujeta por la cintura para evitar que caiga. Cierro los ojos por inercia al recibir el golpe y al abrirlos distingo enseguida esa camisa china color rojo que casi siempre lleva consigo mi prometido. –¿Te encuentras bien? –pregunta y me obligo a mirarlo a la cara, él aún continúa sujetándome.

-Sí – respondo sencillamente y los dos continuamos mirándonos, apenas y somos conscientes de lo cerca que nos encontramos.

-¿Piensan quedarse ahí todo el día? –pregunta mi hermana Nabiki con una sonrisa maliciosa –sé que tienen muchas ganas de abrazarse pero en verdad necesito bajar esas escaleras –.

Al instante Ranma y yo nos separamos completamente avergonzados y agachamos la mirada, mi familia tiene un don para interrumpir siempre momentos como éste y no saben cuánto lo detesto. Nabiki pasa entre nosotros y baja las escaleras sin borrar la maliciosa sonrisa de su rostro, mientras que el dueño de los ojos azules y yo seguimos ahí, completamente avergonzados y sin saber qué decir.

-Ranma... -digo suavemente rompiendo un poco la tensión del momento –necesito hablar contigo – comento recordando que tengo que decirle lo del combate del día de mañana. Ranma me mira y asiente, decido guiarlo hacía el dojo para platicar. Mi cuarto no parecía una buena opción después del sueño que tuve.

Una vez en el dojo, le cuento a mi prometido lo que mi amiga Sayuri vino a decirme.

-¿Entonces hay un torneo de combate libre en parejas entre los institutos? –me pregunta Ranma después de escuchar atento todo lo que le dije.

-Sí – respondo sencillamente.

-¡¿Y por qué no nos habían avisado?! –pregunta algo molesto.

-Al parecer la preparatoria Furinkan entró de último momento –contesto sin poder darle más explicaciones. –Lo  importante es que nos pongamos a entrenar cuanto antes –.

-Yo siempre estoy listo para el combate –dice Ranma confiado y yo no puedo evitar sonreír al verlo así. Lo recorro con la mirada de arriba abajo discretamente y pienso en lo bien que se ve con esa ropa que trae puesta, su camisa china color rojo le ajusta perfectamente, no podría imaginarla en nadie más, sólo en él.

-Ahora regreso, iré a cambiarme para ponerme mi traje de entrenamiento –cuando comienzo a dirigirme hacia la salida escucho la voz de Ranma.

-No hace falta que entrenes Akane, conmigo basta para ganar – comenta colocando ambos brazos detrás de su cabeza, restándole importancia a lo poco o mucho que yo puedo aportar en los combates.

-¡¡Pero es un combate en parejas!! –reclamo dispuesta a encararlo.

-¡Lo sé! Pero no quiero que estorbes – contesta y yo me enfurezco enseguida. Así que eso piensa de mí, que sólo soy un estorbo.

-Yo también sé pelear, Ranma, y te lo demostraré –estoy tratando de tranquilizarme –y además no necesito de tu ayuda para entrenar –.

-... - él no dice nada y eso me hace molestar aún más.

-¡¡Eres un insensible!! –gritó por último y me dirijo con determinación por mi traje de entrenamiento para hacerle ver a Ranma que sí soy buena luchadora.

El resto de la tarde nos la pasamos entrenando en el dojo cada uno por su cuenta, hago como que ignoro a Ranma pero la verdad es que no me es para nada indiferente, observo cada uno de sus movimientos, ¿ya les había dicho lo mucho que odio la forma en la que entrena? Pero no puedo evitar pensar en lo bien que le queda su camisa, sin poder soportarlo más decido marcharme a mi habitación teniendo bien en claro el siguiente punto de mi cuenta regresiva, Ranma me facilita mucho el encontrar razones para odiarlo.

SEIS: Tu Camisa

¿Sabes?, hoy me di cuenta de otra cosa tuya que en verdad odio, no sabes cuánto me molesta, sí Ranma estoy hablando de tu camisa. Esa ridícula camisa china color rojo que casi siempre (sino es que siempre) traes contigo, te queda perfectamente bien que me hace enfurecer, porque sí, tengo que reconocer que te ves muy atractivo con ella, sólo a ti te queda bien y por eso mismo... ¡La odio!

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