El sonido que emitían los látigos sobre mi espalda resonaba en las cuatro paredes de la dirección. Mis Hermanas, incluyendo a Haneul, me miraban con ojos de horror al ver cómo mi piel se desprendía y brotaba sangre.
Estaba tirada en el piso, semidesnuda y nadie quien me pudiera ayudar.
Luego de mi encuentro con Min Yoongi, entré al convento tratando de no hacer ruido, pasaba de la media noche y con suerte, todas mis Hermanas estarían dormidas, pero no fue así...
Justo cuando iba subiendo las escaleras, la Hermana Choi Ah, la más antigua de toda la congregación, me encontró muy desfavorablemente, no tenía puesta la toca y mi vestimenta estaba desordenada y si esto fuera poco, estaba despierta a altas horas de la noche vagando por los pasillos.
La Hermana Choi Ah me tomó del brazo y me encerró en la dirección, sabía que estaba en problemas cuando escuché de nuevo abrirse la puerta, pero ahora era la Madre Superior quien me estaba mirando.
Comenzaron a interrogarme exigiendo una explicación, pero yo no quería hablar, no quería que nadie se enterara de mi pecado.
La Madre Superior mandó a hablar a mis demás Hermanas de la Congregación, reuniéndose así alrededor de mí.
- ¡¿Qué acto impuro habrá hecho?!- gritaba la Madre Superior.- ¡RESPONDE!
En pocos segundos mi mejilla ardía y se ponía de un color carmesí. Haneul sollozaba y cerraba los ojos para evitar ver cómo era golpeada.
Sabía que tenía que decir lo que ellas querían escuchar, era demasiado tarde para retroceder.
- ¡Rompí mi voto de castidad!- dije con lágrimas en los ojos.- Lo hice y no me arrepiento.
Todos los que estaban en esa habitación abrieron su boca en forma de "O", otras sólo se cubrían la boca con la mano y otras movían la cabeza negativamente.
- ¡Hija de Satanás!- dijo la Madre Superior.- Maldita seas por romper tus votos.
Y fue así cuando la Madre buscó el látigo para flagelarme en forma de castigo, y así purificar mi alma. Me desnudó como la zorra que era y comenzó a golpearme.
No supe cuánto tiempo había transcurrido, mi espalda ardía y juraba sentir cómo mi sangre escurría por toda mi columna vertebral.
Cerré mis ojos intentando no desmayarme del dolor, sostenía el peso de cuerpo con las manos y mis rodillas. Los golpes todavía no cesaban, ¿cuántos latigazos merezco? ¿Acaso esto fue lo que sufrió Jesucristo cuando fue crucificado? ¿Por qué soy siendo juzgada? ¿Qué acaso la biblia dice que le único que puede juzgar a vivos y muertos es Dios?
El ruido de un golpe hizo que abriera mis ojos y mirara aquellos ojos gatunos que en estos momentos me miraban con tristeza.
Yoongi apartó a la Madre Superior de un empujón, casi tirándola al suelo. Seok Jin había tomado de la mano a Haneul y la había sacado de la habitación.
- ¡La única que será castigada es usted!- gritó Yoongi.- Hija de puta.
En aquellas palabras se escuchaba la cólera que tenía dentro.
Con mucho cuidado, me cargó como si fuera un bebé recién nacido manchandose las manos de sangre y con paso decidido, salimos de aquel lugar.
- Lo siento.- susurró Yoongi al oído.- Todo esto fue mi culpa...
Yo negué con la cabeza, aferrándome más a su cuello. Seok Jin apareció con una manta y delicadamente me la puso sobre mi espalda.
Habíamos salido del convento, un auto estacionado esperaba por nosotros. Afuera del recinto se encontraba el Sacerdote Hoseok quien nos ayudó a abrir la puerta trasera del auto mientras Yoongi me sentaba cuidadosamente.
Haneul se encontraba en el asiento del copiloto, ella estaba en shock, ni siquiera asimilaba que estaba a punto de dejar el convento.
Yoongi subió al auto, al igual que Jin y encendió el motor.
- Que nuestro Señor Jesucristo las cuide y las proteja de todo los peligros.- habló Hoseok.- Les doy la bendición en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.- y alejándose del auto, caminó dentro del convento.
Jin puso en marcha el auto alejándonos de Sucheon, de aquel lugar que sería mi hogar por unos cuantos años, de aquel lugar que me hizo vivir mi vida en la congregación de una manera diferente, de aquel lugar en donde hice buenos amigos, de aquel lugar en donde conocí a Yoongi.
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Y uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, vino y habló conmigo, diciendo: Ven, te mostraré el juicio de la gran ramera que está sentada sobre muchas aguas.
F I N
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|| AVE MARÍA ® || Min Yoon Gi || TERMINADA
Fanfiction"La comida es para el estómago y el estómago para la comida; tanto el uno como la otra son cosas que Dios destruirá. En cambio, el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo". 1 Corintios, 6:13. Fecha de publi...