SIETE

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Una respiración cerca de mi oído hizo que despertara. Moví un poco mi rostro y miré a Min Yoongi cerca de mi. Quise gritar, pero él tapó mi boca con su mano. Se puso encima de mí, quitándome la toca y dejando mi cabello al descubierto. Besó mi cuello, llegando hasta el lóbulo de mi oreja, la chupó y la mordió.

De nuevo aquella sensación en mi intimidad llegó para no irse tan fácilmente. Min Yoongi quitó su mano de mi boca y besó mis labios. No hizo falta que mi boca cediera, mi cuerpo reaccionó al instante.

Pasé mis manos sobre su cuello y lo acerqué más a mi. Que Dios me perdone, pero quería ser follada por este hombre. Yoongi quitó pieza por pieza las partes de mi hábito, dejándome en en ropa interior. Él se mordió el labio al ver mi cuerpo semidesnudo.

- Tiene un cuerpo deseable Hermana Kim.- habló ronco.- Qué desperdicio al no mostrarlo.

Yoongi quitó su camisa, dejándome ver su marcado abdomen. Siempre he estado agradecida con las maravillas que nos regala el Señor y por supuesto, esta no iba a ser la excepción. Desabrochó el botón de su pantalón y los bajó. Notaba el gran bulto dentro de su bóxer. Besó mis muslos, llegando a mi ingle. Subió sus besos por mi abdomen, mientras que con una mano hacía masajes sobre mi intimidad. La sensación de placer se hacía cada vez más fuerte y quería más.

Min Yoongi sacó su miembro y comenzó a masajearlo.

- Abre la boca cariño.- gruñó.

Abrí mis ojos. ¿Qué fue esto? El interior de la casa de campaña estaba iluminada por los rayos de sol. Sentía el sudor recorrer por mi frente. ¿Qué clase de sueño fue este? Sentía una punzada en mi intimidad, una punzada de placer. Me levanté y vi a Min Yoongi en una esquina observandome.

- Buenos días Hermana Kim.- saludó.- ¿Un sueño húmedo?- habló con sorna.

¿Sueño húmedo? ¿Qué es eso? No contesté a su pregunta.- ¿Qué me hizo?- pregunté.

Él movió su cabeza en modo de negación. Sonrió.- Yo no he hecho nada.- respondió.- ¿Por qué está sudando?

No recordaba las gotas de sudor que se escapaban de mi toca.- El hábito es muy caluroso.- mentí.

Yoongi enarcó una ceja.- La mentira es un pecado Hermana Kim y eso lo debería de tener muy presente.- salió de la casa de campaña y me dejó sola.

[...]

- Entonces... ¿Qué era eso tan importante que el señor Min Yoongi quería decirte?

Fruncí el ceño. Haneul caminaba a mi lado, recolectando flores.- ¿Qué?- pregunté.

- Jin me dijo que el señor Yoongi tenía que hablar contigo.- tomó unas flores del suelo.- Por eso me dormí con SeokJin.

La mentira es pecado, pero...sólo es una mentira piadosa ¿no?- Ahh, sobre eso.- suspiré.- Quería saber más sobre esta comunidad.

- Ya veo.- Haneul quedó convencida con lo que le dije.

- Que nadie se entere que dormimos separadas.- dije preocupada.

- No te preocupes.- sonrió.- Aunque no hicimos nada malo con aquellos hombres, no lo entenderían y recibiríamos un castigo y no quiero ser azotada.

[...]

Era medio día y por fin estábamos de vuelta en el convento. Sé que hice toda una fiesta en mi cabeza por culpa de Min Yoongi, pero gracias a Dios no ocurrió nada. La Madre Superior nos felicitó por nuestra buena voluntad y alagó al señor Min Yoongi y Kim SeokJin. Como agradecimiento, la Madre Superior nos permitió, a Haneul y a mí, descansar en nuestra habitación hasta la cena.

[...]

De nuevo no podía dormir. Los gemidos de mis otras hermanas cada vez se hacían más fuertes. Cerré mis ojos y tapé mis oídos con la almohada, pero aún así, los escuchaba. No puedo creer que Haneul esté durmiendo como si nada.

Tomé mi hábito y me vestí. Tomé una vela y la encendí. Salí de mi habitación con mucho cuidado rumbo a la capilla, al menos trataría de rezar. Caminé como mucha sutileza por los pasillos, tratando de no encontrarme con alguna Hermana, o pero aún, con Min Yoongi.

Llegué a la puerta que separaba la capilla con el convento, la abrí, pero ésta cedió muy rápido. Abrí la puerta despacio y miré mi alrededor, todo estaba oscuro. No me daba buena espina entrar, seguro que alguien se encontraba dentro o puede que la Hermana encargada de cerrar la puerta, no lo haya hecho.

Entré y encendí el cirio que se encontraba en el altar y bajé para irme al reclinatorio. Tomé mi rosario, cerré mis ojos y me dispuse a rezar.

- Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

Mi rezo era un susurro, concentrada en cada palabra que decía. Mis rodillas dolían, pero en estos momentos sentía que me estaba purificando. Tenía muy en cuenta mis votos, tenía muy en cuenta mis votos de obediencia, humildad y castidad. Sobre todo tenía en cuenta este último.

Abrí mis ojos al no sentir la luz iluminando mi rostro. Todo estaba oscuro, no podía ver bien y con trabajos mis ojos se estaban acostumbrando a la oscuridad de la capilla. Caminé a tientas hasta llegar a los escalones del altar, buscaba el encendedor que se encontraba en el cirio, pero no estaba.

Unas manos tomaron mi cintura y grité por instinto, una mano tapó mi boca, evitando que siguiera gritando. Sentía una respiración cerca de mi cuello, era una respiración agitada. Sea quien estuviera haciendo esto, no tendría perdón de Dios. Hizo que caminara y que mi espalda chocara en la mesa de consagración. Mis ojos se acostumbraron a la oscuridad. Mis ojos me estaban dando una mala jugada, no puedo creer que ese hombre me estuviera haciendo esto en la casa de Dios. Yoongi tenía un sonrisa diabólica, sus ojos me transmitían lujuria.

- Por fin estamos solos Hermana Hye...

|| AVE MARÍA ® || Min Yoon Gi || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora