SEIS

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El día tan esperado llegó. Haneul estaba tan feliz que no paraba de brincar arriba de la cama, hasta que la Madre Superior la castigó.

Cómo era un lugar de difícil acceso para un vehículo, tuvimos que caminar durante tres horas. Gracias a Dios era diciembre y no había mucho sol.

Le pedí disculpas a Dios por maldecir mi atuendo, que por obvias razones, era incómodo.

- Si no está cómoda, puede quitarse ese vestido e ir desnuda.- gritó Yoongi. Por suerte, Haneul se encontraba más adelantada junto con SeokJin.

Miré a Min Yoongi.- Puede callarse.- grité para que me escuchara.

- ¿Ahora me va a decir que le da pena que la vea desnuda?-preguntó divertido.- Si no mal recuerdo, ya la he visto.

Mi piel se erizo e hizo que sintiera mucha vergüenza por mi pecado. Necesitaba alejarme de Min Yoongi para no volver a caer.

No me había percatado de que Haneul y SeokJin habían desaparecido. Miré por todos lados, y un miedo me invadió. No puede creer que ese hijo de Satanás se haya llevado a la Hermana Haneul.

- ¡Haneul!- grité.- ¡Haneul!

- No la escucha Hermana Kim.- Yoongi se posicionó a un lado de mi.- Ella a de estar feliz de que SeokJin la folle.

Miré con odio a Yoongi.- No se atrevería.- espeté.

- SeokJin se ve serio, pero es muy apasionado en la cama.

- ¿Acaso ya fornicaron?- Yoongi torció la boca de fastidio. No esperé su respuesta y seguí buscando a Haneul.

No puedo creer que esta chica se haya ido sola con SeokJin. Por más que le dije que se mantuviera lejos de estos "ángeles caídos", no hizo caso y decidió irse con él.

Me dolía la garganta de tanto gritar. Estaba a punto de soltar a llorar. ¿Y si le ocurre algo? Dios mío, cuídala mucho.

- ¡Hye!- giré mi cabeza y vi a Haneul saliendo de unos arbustos.- ¡Hye!

- ¿Dónde demonios te metiste?

- No nombres al demonio.- me apuntó con su dedo acusador.- Traje flores medicinales.

- Te dije que no te alejaras de mí.- le reproché.

- Hye, Kim SeokJin no es el demonio encarnado.- dijo.- Es muy gentil.

- Sabes que el demonio se disfraza de muchas maneras.

- Él es un chico muy amable.- dijo.- Sabe mucho de flores medicinales, cuenta chistes malos y tiene una sonrisa hermosa. Es como si fuera un ángel.

Rodé lo ojos y la tomé de la mano. No dejaría que se fuera de nuevo con ese chico. Además, me serviría como escudo para evitar que Yoongi haga comentarios impropios.

[...]

- Muchas gracias señor.- una señora de edad avanzada le tomó la mano a Yoongi.- Que Dios los guarde siempre.

Min Yoongi le dedicaba una sonrisa a todos los ciudadanos. Iba por ahí ayudando a los que no tienen los mismos privilegios que nosotros. Jugaba con los niños y visitaba a los ancianos. ¡Como me hubiera gustado que el sacerdote Hoseok nos hubiera acompañado!

Ya había oscurecido y teníamos que acampar cerca de la población. Como era un lugar difícil acceso, sólo se contaban con pequeñas cabañas en donde vivían familias de hasta doce personas. No podíamos abusar de la generosidad de las personas, aunque nos insistieran.

SeokJin junto con Yoongi estaban armando las casas de campaña. Haneul y yo intentábamos hacer una fogata.

- ¿Estas segura que sabes hacer una fogata?- preguntó Haneul.

- Lo vi en televisión, cuando era niña.- en el convento, no nos era permitido tener televisión, ni mucho menos verla. La echaba de menos.

- No lo sé Hye.- comentó dudosa.- Y si le decimos al señor Min o al señor Kim.

- ¡Claro que no!- dije casi gritando.- Ellos están ocupados.

- Creo que ellos tienen algún encendedor.- dijo.- Les hablaré.

- ¡No! ¡Haneul!

Hizo caso omiso y fue con los dos chicos. Intercambió unas cuantas palabras con Min Yoongi, quien me miraba divertido, después se acercó a mi.

- ¿Tiene problemas?

- Bastantes problemas he tenido desde que usted apareció.

- Debería de ser agradecida con este hombre de buen corazón.- rió y sacó un encendedor. Tomó un poco de hojas secas y leña, y prendió fuego.- ¿No dirá gracias?

Bufé.- Gracias.

- Espero que me lo sepa agradecer.- guiñó un ojo y se fue.

[...]

Ya era bastante noche. Haneul apagó la fogata. Creo que tuve una mala idea de Kim SeokJin. Es un chico muy amable, caballeroso y cuenta chistes malos. Me siento tan mal por pensar mal de él. Pero el demonio se puede vestir de lo que más nos gusta, así que no me voy a fiar.

- Es hora de dormir.- anunció Yoongi con voz perezosa.

Me levanté de mi incómodo asiento y fui hasta con Yoongi.- ¿Dónde dormiremos?- pregunté.

- En esa casa de campaña.- señaló una a su derecha.- Jin y Haneul dormirán en la otra.

Juraría que mis ojos habían escapado a un lugar lejano. Cree que estoy jugando. No puedo permitir que Min Yoongi juegue de esa manera.

- Está bromeando, ¿verdad?

- Yo nunca bromeo.- dijo. Miró a Jin y le hizo señas. Jin las entendió y fue por Haneul, que se encontraba guardando sus flores. Habló con ella, me miró seria, luego me sonrió y se fue con Jin a la casa de campaña.

La miré con sorpresa. Haneul no haría esto.- ¿Qué le dijo?- exigí.

- Ya lo sabrás.- se acercó a la casa de campaña.- Entra.

- No entraré.- dije.

- Como sea.- entró y cerró la puerta.

Me acerqué a una roca y me senté. Pronto haría frío, pero no me importaba. No entraría a la casa con ese psicópata. Los minutos iban pasando, y el frío cada vez se hacía más fuerte. Intenté encender una fogata, pero mis intentos fueron fallidos.

Comencé a tiritar, mi cuerpo temblaba. A pesar de tener miles de prendas encima de mí, el hábito no me calentaba. Frotaba mis manos contra mis brazos y piernas para hacer calor, pero el placer sólo duraba un segundo.

- ¡Hermana Kim!

- Qué quieres.

- Se va a enfermar.- habló Yoongi desde la casa de campaña.- Entre.

- No.

- No sea testaruda, entre y cúbrase con una manta.

- No.

Min Yoongi salió y se dirigió a mí a paso rápido. Me tomó de la cintura y me cargó.- ¡Suéltame!- grité.

- Si la suelto, caerá al suelo, morirá y me culparan de su muerte.- Yoongi me metió a la casa de campaña. A decir verdad, estaba muy cálida. Me dio unas cuantas mantas y se dejó caer.- Ahora duérmete y no hagas ruido.

- Tu no eres nadie para....- me interrumpió.

- Si no te callas, juro que te saco a patadas de aquí.

Al menos ya sé que Min Yoongi tiene el humor de un anciano cascarrabias. Tomé las mantas y me las envolví. Estaba tan cansada, que no pude terminar mi oración de noche.

|| AVE MARÍA ® || Min Yoon Gi || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora