Capítulo 15 - El Enfrentamiento

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Estábamos super nerviosos por todo lo que venía, pero confiados en nuestra fuerza y unión, esperábamos lo mejor.

Ya abierta la puerta decidimos entrar, y como lo sospechábamos, ahí estaba Madame Warwick, esperando nuestra llegada, pero pues de igual manera también nosotros estábamos más que preparados. 

Las secuaces de Warwick se encargaron de atacar a mi aquelarre, pero ellas también eran las atacaron, estaba muy complicada la lucha, pues se acercaba la hora de que la lune se completara, era cuestion de horas o quizás minutos, poco a poco Susane y yo nos fuimos acercando, ambos a la espectativa de un ataque, solo el menor movimiento podría desatar los más poderosos hechizos, tanto oscuros y siniestros por parte de Susane, así como los más claros y puros encantamientos invocados por mí.

-Qué esperas para atacarme  bruja sin corazón? Deja libres a esas cinco chicas inocentes, ellas no tienen la culpa de tus más oscuras intenciones, ya has podrido tu alma, no tienes por qué arrastrar a otros contigo al abismo de maldad y oscuridad que te espera en el fin de tus días. Dije molesto.

-Crees que tus palabras me harán cambiar mocoso? Ya una vez te maté y fue fácil, así que esta vez será mucho más rápido. Además, esas cinco chicas las necesito, sin ellas no puedo obtener el poder de la oscuridad, sabes, todos ven a la luna siempre en su lado claro, como tú, pero ella también tiene un lado oscuro, como yo, y ese poder lo necesito. Dijo emocionada.

-Escucha bruja malvada, ese poder no te corresponde, cuando alguien ambiciona algo que no le corresponde su alma se corrompe, eso te pasó al inicio, y mira ahora no puedes para de desear cada vez más cosas que no son tuyas, si alteras el desequilibrio de la luna, nos traerás muchas consecuencias, sabes muy bien que la luna y el sol son el equilibrio de nuestro mundo. Dije asustado.

-Mira niñito, no pienso quitarle nada a nadie, solo pienso tomar algo que me corresponde, así que deja de entrometerte donde no te llaman. Dijo molesta.

Estaba por responder cuando ella alzó las manos y las movió en círculos hacia mí y tuve que reaccionar rápidamente o de verdad ella podría terminar conmigo y mis aliadas.

-Eso quieres Susane, eso tendrás bruja. Exclamé.

Entonces ambos comenzamos esta lucha, ella lanzaba sus hechicos y yo trataba de esquivarlos o detenerlos con otro más. Ella era fuerte, se había preparado todo este tiempo en el que yo había estado enfocado en otras cosas, pero algo que ella no sabía era que mis aliadas y yo teníamos algo que ella no. Nosotros tenemos amor y esperanza, algo que ella perdió hace bastante tiempo.
Lo único malo es que ella empezaba a cometer muchas trampas, su magia oscura en cierta manera me estaba debilitando, no porque fuera más fuerte, sino que sus conjuros aparte de atacarnos, al mismo tiempo nos robaban la energía, no sabía que ella supiera hacer esto, pero ya había avanzado bastante, había tenido mucho tiempo para mejorar.

-¿Qué esperas niñito? Tu magia barata no me hace nada, ya estás empezando a perder! No puedo creer que nuevamente vayas a perder, creí que con tu equipito me ibas a vencer, pero ya me doy cuenta de que ni siquiera me estorbarán en mis planes. Dijo burlona.

-Nuestra magia es pura, nuestros poderes naturales, no como los de ustedes, que han vendido el alma a cambio de ellos, por eso ahora están condenadas a vivir algo que no es vida, esclavas de sus propios deseos de avaricia, robando siempre lo que no pueden tener, la pureza de un alma. Esas pobres chicas ni siquiera tienen la culpa de que les quites su alma pura, sólo porque tú necesitas pagar una deuda eterna. Dije molesto.

-Calla, niño tonto, ni siquiera puedes con tu cargo, y ahora quieres evaluar mi vida. Tú lo único que debes hacer es morir. Dijo furiosa.

Entonces comenzó a lanzar sus hechizos y maldiciones, cada vez uno más cerca del anterior. Por lo que me estaba debilitando y no me daba oportunidad de atacarla. Esto estaba perjudicándome, o mejor dicho, perjudicándonos, ya que podía sentir como mis aliadas estaban cada vez más débiles, cosa que me estaba preocupando aún más, porque de igual manera quedaban Becka, Katlyn e Isabel muy indefensas. Pero entonces sucedió lo que no quería, lo que ya se veía venir. Ni más ni menos que mi caída, y con ella toda desgracia esperada.

Al caer desde el cielo hasta el frío y destruido suelo, mis aliadas también fueron cayendo cuál ángeles desterrados del cielo.

No me dolió la caída, me dolió ver a mis amigas caer, porque yo les había fallado. Pude ver como ellas quedaron inconscientes, y eso las había dejado indefensas.

Pero algo inusual, que no esperaba estaba por suceder. Sus gemas comenzaron a brillar y se elevaron un poco, las malvadas enemigas dejaron de querer atacarnos por observar lo que estaba por pasar.

Sus gemas se dividieron por mitad, una parte se desprendió de ellas y se tornó de diferente color al original, fue cuando quedé aún más sorprendido porque las tres partes desprendidas se dirigieron hacia Becka, Katlyn e Isabel, entonces, juntas comenzaron a brillar.

Becka se tornó de color blanca junto a su nueva gema, Katlyn se tornó de color morado junto a su nueva gema e Isabel se tornó de amarillo junto a su nueva gema, esto indicaba algo, que cada una de ellas ahora era parte del clan, lo cual nos brindaba ahora fuerza, que vaya que si la estábamos necesitando, fue cuando entonces las chicas despertaron y poniéndose de pie junto a las nuevas chicas se preparaban  de nuevo para continuar el ataque. Fue entonces cuando supe que esta guerra estaba ganada, y no por Warwick, sino por nosotros, aún no sabía de qué manera pasaría, pero sucedería.

Estaba demasiado sorprendido pero tuve que reaccionar antes de que todo tomara ritmo nuevamente, así que me puse de pie y me incorporé con mis amigas, ahora éramos más fuertes que ellas, y nuestra fuerza provenía del bien, por lo que mi miedo y preocupación ahora se tornaba confianza y valentía.

-Es ahora o nunca chicas, confío en ustedes, sé que nos irá bien.  Aseguré.

Tomamos nuestras posiciones de ataque al igual que ellas. El momento decisivo había llegado. 

Entonces mi grupo y yo nos miramos unos a otros y  gritamos a una misma voz:

"Por el poder de tres veces tres, hagan siempre el bien".

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