Capítulo 29: Luces, cámara y acción

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Capítulo 29: Luces, cámara y acción

—¡Derek, como no muevas ya tu culo, llegaremos tarde! —exclamé desde la entrada—

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—¡Derek, como no muevas ya tu culo, llegaremos tarde! —exclamé desde la entrada—. Ya sabes que tengo que ir con tiempo.

¿Por qué narices tardaba tanto? "Vayamos antes de que me arrepienta de esto", pensé.

Volví a pasearme por todo el recibidor al mismo tiempo que me infundía ánimo. Me repetía mentalmente que podía hacerlo, que solo debía ser yo misma. Derek tenía razón, si me caía al suelo, solo tenía levantarme y sonreír como si nada hubiera pasado.

Uf. Respiré e inspiré varias veces.

Era la hora. El día había llagado.

—Ya estoy listo. ¿Voy guapo? —Derek corrió a mi lado.

Lo miré y tragué saliva. Me mordí el labio inferior. Mmm, no lo definiría como guapo, puesto que ese adjetivo se quedaba corto. Atractivo, radiante y atrayente. Así lo describiría yo. Iba tan casual con esos vaqueros y esa chaqueta negra. Su cabello iba peinado de tal manera que nadie diría que se había pasado quince minutos en el baño, gomina y peine en mano, para recolocarlo así. Resultado final: un hombre de sonrisa espléndida que bajaba todas mis defensas.

—Solo un poco —le dije, aunque era mentira.

—¿Solo un poco? —preguntó con falso asombro—. Y yo que me había esmerado para sorprenderte. Mujeres, te arreglas un poco, pero jamás llegarás a la altura de ellas. Aunque no me extraña. La belleza natural que tengo a mi lado es fácil que me eclipse.

Uf, Derek. Me puse colorada bajo el efecto de las palabras de mi hombretón. Pero, ¿quién no lo haría? ¿Quién no sentiría sus piernas temblar como un flan cuando un hombre o una mujer de la talla de Derek le decía algo semejante?

Reí con nerviosismo. Él se acercó a mí y me dio un beso en la punta de la nariz para después frotar la suya contra la mía.

—¿Estás lista? —preguntó.

Le tomé de la mano. Me temblaba un poco y creo que él fue consciente de ello, puesto que me la apretó con fuerza en un intento por infundirme ánimo.

—Lo estoy siempre que estoy a tu lado.

Sonreí y él hizo lo mismo.

Juntos, salimos del apartamento y nos pusimos en marcha.

. . .

Como hacía un día maravilloso el desfile se haría en pleno corazón de Nueva York, en el Central Park, en Strawberry Fields. Todo estaba casi listo. Las sillas se habían colocado estratégicamente para que todos los invitados pudiesen ver la pasarela, un pequeño escenario había sido instalado en medio y el día no podía haber sido mejor.

Por suerte, la gente aún no había llegado. Winter había instalado unos camerinos improvisados detrás del escenario y fue allí hacia a donde me dirigí.

Pasiones Enredadas (Amor Enredado 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora