Es un recuerdo solamente, de amigos que ya no se encuentran conmigo.
Me llamo Sohara Miens y actualmente soy instructora en la academia de caballeros de Mirie.
¿Por qué pienso en ellos ahora? Quizá sea simplemente que ya me he resignado a morir.
Aquellos tiempos fueron felices, cuando nos encontrábamos en la academia, sin otras preocupaciones que aprobar los exámenes o intentar superar a mi amiga con la espada. O planear como escaparnos al pueblo sin que nos descubrieran.
Aún recuerdo una de aquellas ocasiones. No sé porque justamente esa viene a mi mente en este momento, pero mentiría si dijera que aquella noche no fue una ocasión memorable. Al menos para mí lo fue, porque logre saber algo nuevo e íntimo de mi mejor amiga.
Esa noche salimos para el festival que se celebraba en la ciudad. Aunque en realidad no estaba prohibido salir, nuestro grupo se encontraba castigado, pues la tarde anterior habíamos tenido un pequeño enfrentamiento entre nosotros para decidir quién bebería y quien permanecería sobrio. Era tan común que lo hiciéramos que los instructores ya se lo esperaban y buscaban los lugares de nuestras reuniones incluso antes de que las hiciéramos. Por lo que atraparnos era usual. De hecho, ya ni siquiera intentaban impedir que escapáramos al castigo, aunque claro, en ese tiempo nosotros no lo sabíamos.
Fue el turno de mis amigos, George y Kriten, de beber, mientras que Verty y yo nos quedaríamos sobrias y los ayudaríamos a colarse en la academia después. Para compensar, decidimos recorrer las calles en busca de recuerdos o algo divertido que hacer. Eso hasta que nos encontramos con una pequeña carpa de color viñeta justo a la orilla de la zona donde se encontraban los puestos de comida.
La carpa era sencilla, pero aun así transmitía cierto aire de elegancia y misticismo. Tal vez fue esa la razón por la que entramos antes de siquiera darnos cuenta de lo que hacíamos.
La mujer que atendía la carpa era una mujer de avanzada edad, sentada frente a una mesa con cartas de imágenes extrañas repartidas sobre ella.
—Hola jovencitas —nos dijo en cuanto nos vio pasar—. ¿Han venido a saber su suerte?
Estaba a punto de negarme, cuando Verty me tomo de la mano y me obligo a sentarme en una de las sillas vacías. En ese momento no entendí porque estaba tan entusiasmada por eso, solo hasta más tarde lo comprendí.
Pero ella no iba a preguntar primero, en su lugar me mandaba miradas de complicidad para que empezara.
—Quiero saber algo —dije—. ¿Qué ocurrirá cuando abandone la academia?
La mujer comenzó a reunir las cartas, luego las barajo y puso seis sobre la mesa, volteadas boca arriba.
—Oh, mi niña —respondió tras una breve pausa—. Nunca la abandonarás.
Me quede helada en ese momento. La verdad es que tenía razón, al momento de graduarme me ofrecieron una plaza como instructora, cosa que acepte casi de inmediato. Pero en aquel entonces mi meta era graduarme e irme a una aldea apartada donde no tuviera demasiado trabajo. Por eso pensé que la mujer era un fraude, cosa que le hice saber con la mirada a Verty, aunque ella no me hizo caso.
Mi amiga se sentó en la silla que yo acababa de abandonar e hizo su pregunta con entusiasmo.
—¿Estaré con la persona que quiero? ¿Tendré familia?
La pregunta me sorprendió. Si bien aún faltaba mucho para salir de la academia, cualquiera que los viera sabría que George y Verty estaban destinados a estar juntos. No sería sorpresa que anunciaran su matrimonio justo al momento de graduarnos. Por eso no me imaginaba porque mi amiga dudaba, si para el resto las cosas estaban tan claras.

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Theria: Historias Extra
FantasyTodos tienen un pasado. Todos tienen una historia que contar. Recopilación de historias de Theria.