Este es el prologo de una serie que algún día me gustaría hacer. Disfrútenlo.
—¡Oye, oye!, ¿qué estás haciendo aquí...? Más bien, ¿Cómo fue que llegaste hasta aquí, hasta mí? ¡El vacío entre universos es infinito! ¡Ah, ya veo! ¡Fue ese tipo azul!, ¿cierto? Pero bueno, bueno, seguir el curso de la historia no suena divertido, más ahora que te encontré, así que.... ¡Ya sé! ¡Un juego! ¿Qué pasara si te mando a otra parte? No, no solo a otra parte, ¡a otro tiempo!
La voz, repulsiva como ninguna que hubiese escuchaba antes, me hablaba desde la negrura. Sentía una presión horrible en mi cuerpo y también parecía como si estuviese moviéndome a gran velocidad, por lo que debería estar prestando poca atención a esas palabras. Sin embargo eran tan claras que parecían estar siendo enviadas a mi mente, aunque eran mis oídos quienes las escuchaban.
—Pero, ¿A dónde? ¿A dónde? ¡Ya sé! En ese curso espacio temporal yo no puedo hacer nada, nada está roto, pero en cualquier otro que te envié ya no habrá nada y observarte no será divertido, así que tendrá que ser ese. De cualquier forma yo vivo del caos y tú serás mi enviado. ¡Altera la historia! ¡Cambia el destino! ¡Trae el caos al mundo, Hill Fell...! ¡No, David Rith!
"¡Ve a un mundo donde nunca exististe!
Y entonces todo se volvió oscuridad.
*
—Sigo diciendo que se parece mucho a ti, ¿no será tu hermano perdido, Diana.
—Déjate de bromas... ¡Está moviéndose! ¡Rápido! ¡Llamen al capitán!
Eso fue lo primero que escuche antes de regresar de la oscuridad. Ya antes me había pasado, por tanto, sabía que me había desmayado y acababa de recobrar la conciencia. El problema es que aquella voz era desconocida y conocida a la vez, de tal manera que me tenía confuso.
Abrí los ojos para ver a la persona. Delante de mí se encontraba una joven de cabello rubio, con un rostro familiar y nostálgico, solamente que el color de cabello y ojos eran distintos. Si no fuera por esas diferencias, así como pos su raíz más pequeña, diría que ella era mi hermana, Tyna.
Recorrí con la mirada el lugar para ver donde me encontraba. Al parecer nos hallábamos en una especie de tienda de campaña, un poco amplia, muy parecida a las que se usaban en prácticas militares.
—¿En verdad se ha despertado? —dijo otra voz que no había escuchado hasta ese momento. Era la de un hombre de cabello negro, con una cicatriz sobre el ojo izquierdo y vestido con una armadura color jade, el cual se hallaba sentado en una esquina de la tienda. A él sí que no lo conocía. Al verme con los ojos abiertos me sonrió y dijo—. Hola, chico, pensé que morirías por tus heridas.
—¿Quién eres? —le pregunté, con dificultad. Las palabras apenas lograban salir de mi garganta, la cual sentía seca. Aparte de eso, sentía un dolor agudo en todos mis huesos—. ¿Qué me paso? ¿Quién es ella?
—Bueno, para empezar... —El hombre se levantó y se acercó a mí—. Me llamo Felix Clim. Soy sanador y guerrero. En cuanto a tu segunda pregunta, no sabemos que te paso, te encontramos a poca distancia, muy mal herido.
Felix se dirigió a la chica, sonriéndole.
—Y para responderte a la tercera... Puede que la veas bonita, pero ella es un monstruo. Creo que habras odido de su madre, la llaman la santa oscura...
—¿Eh?
—¿No has oído de ella? —me pregunto Felix, sorprendido, para luego soltar una carcajada—. Pues no sé en qué mundo vives, jovencito. Te presentó a Diana Fell, hija de Tyna Fell... ¡Capitana!
Sin darme tiempo a reaccionar a la primera sorpresa, la segunda entro por la puerta. Vestía una armadura esmeralda y llevaba su pelo cobrizo corto y atado en un moño. La espada en su cintura no la reconocía, no era la misma que le había dejado. Y no solo eso, ella era mucho mayor a como la recordaba. Solo basándome en la apariencia, ella debía tener entre treinta y treinta cinco años.
—Veo que al fin despiertas, niño —dijo, lanzando una mirada fría sobre mí—. Soy la capitán Aria Dognier y ahora responderás todas mis preguntas.
ESTÁS LEYENDO
Theria: Historias Extra
FantasyTodos tienen un pasado. Todos tienen una historia que contar. Recopilación de historias de Theria.