Memorias De Papel

"El eco del pánico"

 Extrañamente pasaron los días volando, mi cuerpo empezaba a sentirse mejor;  comenzaba a conocer un poco a esa familia, pero no estaba del todo cómoda junto a ellos, aun no tenía la confianza suficiente. Me sentía ahogada en la misma habitación; imaginaba por alguna extraña razón que aquella se estaba encogiendo, aunque tal vez simplemente era yo la que se retraía en ese cuarto obscuro. Noté que casi cada noche tenía una impactante pesadilla, ya que parecían tan reales... pero no tenía a quien contárselo, así que solo las recordaba como sombríos capítulos en mi vida. Otra noche de tantas; no fue la excepción, así que empecé a dejarme consumir por esa ambigüedad.

"Mi fuerte inhalación me reconfortaba, así que no podía despertar. Vi una habitación obscura, no podía divisar ni mi propia mano. El ambiente denso y el aire pesado me hacían sentir intranquila. Risas.. escuché el eco de ellas por todas direcciones y me di cuenta que no estaba sola. Ellos me intimidaban. Yo estaba temblando; tenia miedo... "Ayuda" gritaban mis pensamientos, pero mi boca nunca lo asimilo por la gran obstrucción que se hallaba. Mis muñecas dolían, pero nunca dejé de apretar mis puños, con la intención de parar mis inquietantes manos, sin embargo eso no ocurrió.

Estaba a punto de entrar en pánico, me sentía indefensa e inútil ya que no podía hacer nada para remediar la inexplicable situación. Ninguno me dirigía la palabra, tan si quiera se volteaban a verme debidamente y solo se sonreían entre si. Como si fuese un pequeño juguete para ellos; uno viejo y oxidado, que desalienta con solo mirarlo. Tenía nauseas, no sabía si era debido al lugar abandonado, el olor a cigarrillo, o el terror que sentía en ese instante..

Un pequeño bombillo se balanceaba de un lugar a otro, pero cada que me alumbraba el rostro, cerraba mis ojos con fuerza. Estuve tanto tiempo ahí que me había acostumbrado a la lúgubre obscuridad, aquella se convertía en escalofríos al llegar a mi debilitado cuerpo. Intenté divisar las figuras que también se encontraban en la habitación pero me fue imposible, estaban demasiado distantes de la silla.

"está más cerca de lo que piensas"

Se escuchaba esa frase retumbando en las paredes, una y otra vez hasta cansarme de lo mismo... hasta desahogarme en mi mar de lágrimas. Y de pronto una desmesurada ola de silencio invadió aquel inhabitable lugar, sin las intenciones de apartarse del camino. Y hasta que al fin pude escuchar mis propios pensamientos; aquellos que me estaban amortiguando desde el principio y no podía asimilarlos.

"No quiero morir" pensé; "no quiero morir así".. dije al fin dentro de mi cabeza, como si fuese una ligera conversación conmigo misma; o de otra extraña manera, con la muerte.

Las espeluznantes carcajadas me despertaron luego de aquella pesadilla; me hicieron reaccionar al confundirlas con el sonido de la alarma temprano por la mañana".

Abrí mis ojos de golpe, y recordé que aun me encontraba en aquella desconocida habitación. Intenté sentarme aunque mis costillas todavía me lo dificultaban, pero logré tomar la posición necesaria para empezar a recordar aquella pesadilla.. "¿que era todo aquello?".. "¿Donde...porque ellos...?". Cada pregunta me confundía mas que la interior. Era tan difícil desde el momento en que había olvidado todo; el solo tomar parte de una pequeña escena como aquella y tratar de asimilarla. Apreté mi quijada con fuerza y miré las sábanas blancas que me cubrían, como si ahí estuviese escrito todo lo que necesitaba.

-¿Se puede pasar?- escuché la pregunta de otro lado de la puerta. -Claro- Le respondí, como si yo fuese la dueña de ese lugar.

-Te traje el desayuno- Exclamó Joseph con una gran sonrisa, que le enchinaban sus ojos pintorescos. Se acercó y puso la bandeja de galletas y el té en la mesita de noche que estaba justo a mi lado. Él me miró y luego se sentó en mi cama muy cuidadoso.

-¿Te sientes bien?- me preguntó preocupado por la expresión inédita y la falta de color en mi rostro. -No se preocupe, solo fue una pesadilla- Le contesté cuando quitaba su mano de mi frente para colocarla de nuevo en sus regazos.

- Pues me recuerdas a Mathew que desde pequeño tenía todo el tiempo, y eso le hacía sentir mal; y a sentirse mal me refiero a mojar la cama- Me confesó cuando bajaba la voz, como si alguien nos estuviese escuchando. Me reí de su expresión, y luego le pregunté el cómo lo había superado.

-Aún no lo supera, sin embargo siempre escribe las pesadillas que tiene desde muy pequeño. Y estoy seguro que tu también lo hacías, pero puedes empezar de nuevo, te aseguro que ya no te agobiaran tanto al leerlas cuando estés mas calmada- Terminó explicando con sus enrojecidos  ojos y una semi-falsa sonrisa.

-¿Se siente bien...?-

- claro que estoy bien... lo siento, a veces me pongo así. Solo...que aun tengo miedo..- . Interrumpió mi pregunta cuando se limpiaba las lagrimas que caían con sus anchas manos para continuar el relato de como sucedieron las cosas -Me asusté tanto al pensar que algo te pudo pasar, solo... escuche el teléfono sonar; Marjorie se apresuró a contestar y solo nos dijo con su voz temblorosa, de que te encontraron en el río Rin justo a la media noche. Y yo pensé lo peor... y eso aun me hace temblar.- Dijo con sus ojos opacos y cabizbaja. -No sabes cuanto te queremos Adeline.. tal vez tu no nos recuerdes pero eres muy especial para nuestra familia. Casi nos dejas un vacío en el corazón... por favor nunca lo vuelvas a intentar...- Me dijo con una gran tristeza acumulada en su pecho, pero a mi ciertamente me provocó confusión la última frase.

-¿Volver a intentar que..?- Le pregunte débilmente con algo de dudas, ya que hasta este punto no tenía ni idea de lo que él me estaba hablando.

-Adeline....- Tartamudeo con su cara enrojecida. -Tu te tiraste del puente... pensamos que estabas deprimida en ese momento y... no pudiste soportarlo. Así que optaste por tomar el auto e irte-

"¿Que..?. ¿Intento de suicidio?, ¿Depresión?. ¡¡¡Yo jamas me tiraría de un puente por algo así!!!, no tiene sentido... es lo mas tonto que escuchado". Pensé con la ira dominándome por aquellas suposiciones.

-Espera...- Empece diciendo para intentar acomodar todo lo que había dicho, pero eso me provocó un gran disgusto -Eso no es cierto ¡¿Parezco alguien que se quitaría la vida por depresión?!...- Le grité como una histérica que podía matar a cualquiera que se interpusiese en el camino, sin embargo él no me contestó con la misma intensidad. -Lo sé ¿cierto?, es toda una locura... Pero fue lo que dijeron los que te rescataron, pero yo prefiero pensar que no fue así- Me dijo.. de nuevo con su falsa sonrisa, que ciertamente me exasperada

-¿Y?.. ¿Quien es usted?, Yo no le conozco... Me dice que me conoce perfectamente, pero ¿como es que mi cerebro puede recordar a mis padres, pero no tiene rastro suyo ni de nadie aquí?,- Le pregunté sin tacto y con la adrenalina corriendo por mi cuerpo. -¡¡¡Le estoy preguntando quien se supone que es y quienes son ustedes!!!-. grité desmesuradamente, sin poder controlar mis impulsos. Quería tirar cada objeto de esa habitación, toda esta mentira me estaba dando nauseas. Me retiré la sábana de encima con la intención de marcharme, sin embargo escuché pasos fuertes en la escalera y un gran portazo al lado de nosotras

-¡Ya basta, es suficiente!- Exclamó con fuerza Mathew.. "Mi esperado y supuesto marido". Con una voz fuerte y decidida. Eso hizo que parase en seco y que me calmara; lo miré varios minutos con gran asombro, justo antes de que empezara una extraña y caótica historia entre nosotros