"El mar"

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 Me quedé pensativa, tratando de acomodar todo mientras que Mathew buscaba frenéticamente el número telefónico de aquel Jefe policial. Rebuscó en múltiples agendas que estaban sobre la repisa, hizo sonidos de desesperación con su boca mientras lo hacía. Y yo solo lo observaba inquieta esperando a que apareciera la buscada posible solución. Escuché su grito de alegría, cuando por fin logró dar con lo que con tanto anhelo ambos esperábamos. Se sentó conmigo a la cama y me dio su celular entre las manos; dándome señales con su mirada de que lo llamara, para hacer las preguntas que aun revoloteaban y me oprimían el pecho.

Solté un bufido, estaba algo nerviosa de escuchar algo que me alterara; pero también había tomado esa decisión años atrás  y no quería arruinarlo. Mis manos empezaron a sudar de lo inquietas que se encontraban; me sonreí a mí misma y luego lo volteé a ver, esperando que él me apoyara, y lo hizo, simplemente con un sutil y simple gesto. Marqué el número que estaba en aquella agenda naranja y esperé unos cuantos tonos de espera, antes de escuchar su profunda y fuerte voz al otro lado de la línea. Me quedé en silencio unos segundos, pensando en lo que le preguntaría; pero no tenía nada claro, así que solo me presenté

-Soy Adeline...- Le dije, con una voz casi inaudible y muy temblorosa, pero él reaccionó alterado ante eso.

-¡¿Adeline?!... ¿Como estás?. Supe del accidente, dime, ¿Estas bien?- Empezó a hacerme múltiples preguntas que me hacían sentir algo confundida. 

-Si..- Fue la única respuesta que le di, luego de tanto cuestionario. Él esperó a que yo hablara un poco más, pero sintió mi incomodidad, así que quiso remediar la situación.

-Te escucho algo preocupada... Realmente tengo algo que decirte, ¿Está bien si nos vemos justo ahora, en el Café que tanto te gusta?- Me preguntó directamente; yo me giré hacia Mathew esperando que me explicara el lugar, pero él solo entrecerró los ojos y asintió con su cabeza, dudando si se trataba de un tipo de cita. Le aseguré que estaría ahí; a las once en punto, justo antes de despedirnos por teléfono.

Me levanté de un salto y empecé a vestirme. Sentía; de alguna manera que el camino apenas se estaba trazando, pero era un alivio que al menos hubiera una ruta por la cual empezar. Cientos de preguntas se colaban, e intentaban confundirme, pero también quería mantener la compostura. Solo si aquello no iba a ser lo que yo esperaba.

-Yo te llevo- Me dijo él, aun con algo de inseguridad; ya que él lo conocía mucho mas que yo. Me reí de sus preocupaciones, y nos dirigimos al mencionado Café en medio de la ciudad.

Esperamos dentro del auto, hasta que alguien me hizo señas de que estaba allí. Su alta figura y cabellera blanca me hacían suponer que era aquel comisionado.  -Hasta podría ser mi padre- Le dije a Mathew con algo de risilla, él se sonrió y le di un pequeño beso en a mejilla, -"Su nombre es Michael Weber"- Me gritó por la ventana antes de yo salir a encontrarlo. 

Aquel me saludó cariñosa y respetuosamente antes de que nos sentáramos en esa pequeña mesa circular. Antes de decirme algo, quiso presentarse formalmente. -He visto tu trabajo un par de años, y realmente confío en tu capacidad; has encontrado increíbles cosas relacionadas con el caso.. Pero aun no hayas lo mas importante. Siempre tus casos los tomas solo si se pudieran relacionar con tu vida; así has trabajado por estos años, pero aun no damos con el culpable, ¿No es así?- Me preguntó, abriendo sus grandes ojos, y clavándolos sobre mi. Yo me limité a solo a afirmar con la cabeza, y él entendió el gesto.

Él tomó un largo suspiro, antes de llegar al punto que necesitaba. -Estuviste buscando por todas partes a los culpables, soy testigo de eso- lo dijo cuando le daba un sorbo a su café espeso y obscuro. -Pero no buscaste en un lugar...- Afirmó, intentando dar un poco de suspenso a la situación. Yo estaba realmente exasperada, cerré los puños con fuerza y esperé a que él prosiguiera con su entrecortada explicación.

-El mar... ¿Loco no?, buscaste de frontera a frontera con cientos de policías ayudando en el caso, pero la única manera es buscando en el mar. Hace un mes casi exacto, llegó un caso ante la corte. Venta de marihuana; claro, pero aquellos traficantes se escondieron en unas grandes barcas por varios años antes de que los atraparan. No los encontraron antes por su bien pensada estrategia, y fue ahí cuando pensé en ti, nunca los buscaste en el mar...-

Empecé a sentir como mi cuerpo cambiaba de temperatura, no sabía si era emoción o euforia; pero era muy buena opción al empezar a buscar. Me levanté de un solo golpe de esa silla y me retiré, dándole infinitas gracias por su ayuda, y él sin antes darme los archivos del caso e información de personas que podían ayudarme con lo que necesitara.

-El caso se abrirá de nuevo- Le reafirmé a mi esposo cuando entré en el auto. Le expliqué la situación; y fui persistente en pedirle que buscáramos personalmente a esos carabineros, quienes podrían ayudarnos a encontrar a esas personas. Así que sin más, él giró el auto y fuimos siguiendo las pistas que se nos mostraban de a poco.

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