"La luna azulada"

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Me sumergí en la obscuridad de mis sueños. De pronto ya no era yo, sino mi subconsciente proyectando una escena en particular; todo era azul, todo, inclusive la luna llena de aquella noche. Era silencioso, cada sonido se absorbía en la confusión y el frío. Solo uno logre discernir, uno fuerte y constante. "Como un auto", me dije una y otra vez hasta escuchar un fuerte grito al fondo, que se fue convirtiendo en cercano, al punto de darme cuenta que me salia del pecho. Pequeños trozos de vidrio flotaban en el aire y yo solo miraba el cielo; "¿porque estoy mirando el cielo?". Me di cuenta que estaba cayendo en un abismo obscuro e interminable; escuché el susurro de mi angustiosa consciencia. "¿Porque estoy sola?", me preguntaba casi a gritos silenciosos.... pero no podía hacer nada al respecto; solo mirar la luna azulada que me cubría esa noche, mientras me dejaba consumir por aquella profunda obscuridad."

La última frase se escuchó de otra boca, me había parecido tan estrecha la vibración de aquella voz que me levanté de un susto; sin importarme que era entrada la noche, ni que hasta el diablo estaba dormido y empecé a gritar como si no hubiese un mañana... Tenía miedo; maldición, demasiado miedo. Aquel se apoderó de mis fuerzas, sin embargo yo seguía llorando. 

-¿Estás bien?- escuché de fondo, mientras Alice se sentaba exasperada en mi cama. Y yo, como una pequeña fui rodeada por sus brazos. Y recordé esos momentos dulces cuando mi madre lo hacía cada que me asustaba por un "monstruo en el ropero". Un momento vago y borroso, sin embargo uno de los mejores que me quedaban de ella. Sentí un ardor en el pecho, que se esparcía en todo el cuerpo, como si hubiese pisado un hormiguero

-No..- le dije aun con la ira dominándome por completo. Empuñé la sábana en mi mano y los miré fijamente.  -¡No tengo idea de donde estoy; tampoco de quienes son ustedes..!- Alcé la voz mientras fruncía el ceño, Alice se asustó de mi reacción un dio unos cuantos pasos hacia atrás como algunos otros que se sorprendieron de lo mismo; pero a mi no me importaba, ya que aquello me ayudaba a sacar lo que incomodaba mi corazón, así que insistí  -No sé qué pasó...no sé porqué esto me pasa a mí- Refuté, dando un  largo respiro porque se me dificultaba pronunciar las palabras cuando el dolor me carcomía el pecho y me robaba el aire por completo, y eso solo me irritaba el doble. Los ojos me empezaron a enrojecer y mis manos a sentirse inseguras. Hice una pausa para respirar hondo, pero aquello no me había tranquilizado..-¿porque murieron mis padres...?- susurré, como si esperase alguna respuesta de aquellos quienes estaban aterrados por mi furica apariencia. -...¡¿PORQUE?!- Clamé a grandes voces; casi con el hígado en la mano. Tapé mi cara con la sábana y esperé unos minutos, ya que había gastado todo mi aliento en aquello. Traté de tomar un respiro, pero eso se me dificultaba por los punzones que aun sentía en el cuerpo.

Una niña... parecía una niña ante aquella situación; estaba haciendo berrinche, y no dejaba que los demás me ayudasen. La habitación se inundó de un profundo silencio, pero en mi cabeza estaba echo todo un lío de pensamientos y palabras conmigo misma. Ellos no pudieron animarme; no tenían las palabras para hacerlo, así que prefirieron solo esperar hasta que empezara a mitigar las ansias. La abuela fue la única que se me acercó a abrazarme luego de semejante show; sin embargo, me rompió el corazón al haber sentido su cálido pecho y escuchar sus sollozos al tono de los míos.

-Lo sentimos- masculló Joseph luego de que aquel ambiente se disipara. - No quisimos ofenderte, ni mucho menos hacerte enojar. Eres parte de nuestra familia- me aclaró con sus grandes ojos azules rodeándome la mirada. -Te contaremos lo que pasó ese día, e incluso todo lo que quieras saber.. Pero por hoy debes dormir y recargar energías, ha sido un episodio duro para ti- me dijo sonriendo. Y yo, me acosté de nuevo luego de que ellos se marchasen, lo hice con la firme esperanza de que ese sueño no volviese a aparecer en mi cabeza


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