"Me encontraron"

10 1 0
                                        




Una noche lúgubre y obscura era aquella; obscura como sus grandes ojos y cabellera ondeante. Su figura tenía una estatura exorbitante y manos gruesas. Las recordaba por aquellos golpes que me daba sin razón coherente. Empecé a inquietarme y a tener miedo; aunque sabía que lo tendría, mi cuerpo no parecía reaccionar como esperaba, ya que muchos recuerdos se intentaban colar al mismo tiempo y eso me producía un fuerte dolor de cabeza. Lo había reconocido desde la rendija de la ventanilla, especialmente por su sonrisa algo descuidada y su furgoneta color negro. Ese sentimiento lo había tenido antes y sabía de quien se trataba, pero me frustré unos momentos hasta que logré dar con su nombre... Frank Hermann... Sabía que era él, solo porque mi cuerpo lo reconocía. El miedo que se había impregnado en mí años atrás; ciertamente estaba reaccionando, y yo comenzaba a perder la cordura.

-"Déjame sola.. ¿Por qué haces esto?-

-Sabes que hiciste mal.. una promesa es una promesa-" Conversaciones del pasado revoloteaban en mi cabeza, como si el verlo encendiera el interruptor de aquellos días obscuros y tormentosos.

Cerré mis ojos cuando se alejaba, solo para intentar concentrarme y poder hacer algo con este asunto. Aunque podía recordar que era el culpable, no sabía el porqué ni el cómo lo había logrado; ciertamente no tenía la palabra más fiable, por la condición en que me encontraba así que necesitaba pruebas. Mordí mis labios para intentar componerme luego de eso, y encendí el auto para seguirlo; necesitaba seguir recordando a quien antes solía ser mi novio.

Se detuvo en momento dado y no salió de la camioneta obscura por largos minutos. Se quedó completamente inmóvil en un rincón del callejón, el cual solo lo iluminaba una parpadeante luz amarilla. Abrió la ventana en momento dado y me miró con una incómoda sonrisa, sabiendo quien era yo y suponiendo que lo perseguía. Desvié la mirada al instante; me di cuenta de que había sido una pésima idea el buscarlo por mí misma y no ir con algunos refuerzos. Empecé a acelerar con quietud, ya no quería estar respirando su mismo aire; solo me estaba sofocando, giré el auto pero él también lo hizo. Mis piernas empezaron a temblar, y pisé el acelerador mientras intentaba encontrar mi celular. Lo saqué de mi bolsa e intenté encenderlo cuando él aún seguía justo detrás de mi auto, siguiéndome el paso a cualquier movimiento que se me ocurriera.

"Vamos, vamos, vamos..." Le decía a mi teléfono para que se encendiera con más rapidez, pero la baja batería se lo impidió. "Esto no me puede estar pasando", pensaba con un gran nudo en la garganta y la adrenalina corriendo por el cuerpo. Quería llorar por la desesperación, pero sabía que no resolvería absolutamente nada, así que dejé mi mente en blanco y tuve una idea.

Aceleré como nunca, intentando ganar tiempo con el tráfico de la carretera; rodeaba los autos y seguía mi camino.. Giré hacia unos callejones obscuros, justo cuando lo había perdido de vista. Dejé el auto alejado de las entradas y empecé a correr, porque aquel lugar estaba lleno de hoteles y casas de hospedaje. Me quedé quieta al entrar a uno de ellos, cada entrada era idéntica a la próxima; todas tenían puertas color verde pálido y eso me hizo sentir segura al saber que no adivinaría en cual estaba.

Escogí una de tantas y me acerqué a la recepción, pero la mujer que me atendió dijo que estaba saturado de clientes.

-Usted no entiende... mi esposo quiere hacerme daño..- Le mentí, solo para no dar demasiadas explicaciones, y pareció que eso conmocionó a todas las que con ella se encontraban.

-No te preocupes cariño.. Puedes quedarte en nuestro cuarto- Me dijo una de edad avanzada y ropa llamativa. -"Gracias"- Les dije con todo el sentimiento del alma. Aquellas me llevaron a la pequeña habitación donde se encontraban algunas literas y una gran ventana.

-Puedes tomar una ducha caliente, si así quieres- Me dijo la recepcionista, cuando me tomaba de los hombros y me acercaba al baño. Acepté su petición y me encerré en aquel impecable cuarto. Me senté en la tapa del inodoro para intentar asimilar las cosas; el porqué tenía pavor ante él, y el que había quedado paralizada por un par de segundos. Abrí la llave, y dejé correr el agua por mi espalda; aún seguía pensativa, pero esperaba a calmarme para hacerlo de la mejor manera.

Miré mis brazos detenidamente; a mi mente llegaba la imagen de aquellos golpeados y con algunos moretones. Era él, siempre lo había  sido.. Pero "¿Que promesa había roto..?, ¿Por qué era tan importante para él?", Intentaba rebuscarlo en lo más recóndito de mi y solo una imagen vino a mi cabeza

"El ejército..Él llevaba su uniforme aquel día, así que se estaba preparando para salir a combatir.. Era una despedida". Nada de lo que me venía tenía sentido. Si no estaba junto a mi ¿como podía hacerme daño?, o quizá por eso contrató a los demás.. Pero si quería una venganza o algo ¿Porqué no esperó al volver de su llamado, o quizá no quería verme sufrir con sus propios ojos?.. "No lo creo.. Es un cínico de pies a cabeza", me dije a mi misma, como si ya lo conociese del todo. Cerré la llave luego de tanto cuestionario, y salí mucho más relajada..

-¿Me prestas tu teléfono?- Le pregunté a la de labios rojos, quien se disponía a cambiar su ropa. -Está sobre la mesita de noche- Me gritó cuando entraba a la habitación contigua para mudarse.

Lo tomé con cuidado, y me acerqué a la ventana para que ellas no escucharan cada detalle de la llamada. 9-1-1.. Fue lo que marqué cuando intentaba desenredarme el cabello

-Quiero reportar una persecución de hace unos treinta minutos- Susurré, colocando una de mis manos cerca de mi boca para que solo ellos me escucharan. Me hicieron una par de preguntas, a las que contesté con claridad.

-Frank Hermann. Es su nombre. Justo ahora me encuentro en un Hotel de la calle número 42, avenida 306A.........- Me quedé sin palabras cuando se me escapó el aire de la boca; no me había percatado, no lo había reconocido por la obscuridad de la noche. Me asomé con mas cuidado por la ventana y noté una furgoneta negra en cada entrada de los hoteles vecinos;  incluido también en el que estábamos.


"Me encontraron"....

Memorias De PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora