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Alhena.
—Buenas noches, Nando—salude al seguridad.
—Buenas noches, Señorita—respondio con una sonrisa.
Subí al elevador y me dejo en minutos en mi puerta.
—Hey, Sirio—salude al niño en mi puerta.
—Llegas tarde—reprochó.
—A ver, papa tiene que avisame cada vez que vienes para no quedarte fuera.
—Papá no sabe que estoy aqui.
—¿Como que no? Joder, ¿Te has escapado?—le pregunte agarrando sis hombros.
Mi pequeño hermano rodo los ojos. —Que no, solo salí de casa sin avisarle.
—Pensandolo bien, debería cobrar por tenerte aqui o cuidarte.
—Eres una tonta—dijo riendo.
—Y tu un tonto—jugue con su cabello, despeinadoselo.
Sirio era mi hermano de parte de mi padre, con solo 8 años era todo un genio. También estaba Lyra, la pequeña de 2 añitos.
—¿No tienes cole?—le pregunte.
—Que va, mañana es sábado—respondio entre risas.
¡Joder! Si tengo la cabeza en Venus.
—Le avisare a papá que estas aquí, ¿vale?
—Vale, iré a la señora Ginger por unos dulces.
Asentí y lo escuche salir. Agarre mi celular y le marqué a mi padre, avisándole qué Sirio estaba aquí y se quedaría.
Aproveche para darme una ducha rápida y cambiarme de mudas.
Al terminar noté qué aún Sirio no había vuelto, así qué decidí ir por el. Lo más probable sea qué la Señora Ginger, mi vecina de dos puertas lo tenga envuelto en preguntas.
—¡Señora Ginger!
—Hola dulzura—abrio sus brazos y me abrazó.
—Venía por Sirio.
—Él se fue como hace unos diez minutos, pense que ya estaría allí—explico algo confundida.
—No te preocupes, quizás llego y no lo noté. Gracias, señora Ginger—le di un abrazo rápido y corriendo hacia mi depa.
Sentí su voz al pararme en mi puerta, pero parecia venir de la puerta del lado. ¿Estaria en lo de Borja?
Caminé hacia la puerta de mi vecino y di dos golpes.
