R U K B A T

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Moviéndome incómoda sobre las sábanas, puedo sentir vibrar mi celular. Ignorando por completo el celular, me enriedo en las sábanas volviendo a cerrar los ojos, aunque no tardo ni un minuto y volvio a vibrar nuevamente sin cesar.

Abrí los ojos con pezades y agarre él celular.

Buen dia, princesa—escuche.

—¿Papa?—dije sin reaccionar.

Abre la puerta, cariño—mis ojos se abrieron de par en par.

Me levante de la cama cómo pude, tomé mi ropa, vistiéndome rápidamente y corri hacia la puerta.

—Buenos dias—dije al abrirla.

—Hola cielo, intente convencerlo que viniéramos al mediodía. Pero alguien estaba emocionado—hablo Kate, besando mi mejilla.

Atrás de ella apareció papá con una adormilada Lyra y un activo Sirio.

—No tiene que dormir tanto, son casi las 10 am—sentí los brazos de mi padre apretarme.

—Lyra se desperto a las 7 y eso significa que nosotros con ella. No sabíamos que hacer en casa un domingo temprano—reprochó mi hermano.

Largue una risa y camine hacia la bebé, tomándola.

Seguí a Kate hacia la cocina y la observe poner en funcionamiento la cafetera.

—¿Así que mi bebé ya hice mamá?—le pregunté mientras me apoyaba en la mesada.

—Clarito como el agua—la mujer sonrii

—Primero mamá, luego dira papá—dijo una voz a nuestras espaldas.

—¡No! Su segunda palabra sera Alhe—chille viendo a la pequeña aplaudir. —Lo ven.

Papá y Kate prepararon el desayuno, mientras Sirio, Lyra y yo charlabamos en el sofá.

Joder. En él sofá que ayer que prácticamente con Marco tuvimos sexo.

Oh dios. ¡Marco!

Maldije en mi mente.

Caminé a pasos apurados pero disimulados hacia la habitación. Tenia que despertar a Marco y sacarlo de una u otra forma de mi casa sin que lo vean.

Me adentre a la habitación y lo vi, aun dormido. Su cabello estaba despeinado, una de sus manos en la almohada, la otra en su pecho y su boca entre abierta.

—Psssss—susurré. —¡Marco!

Agarre su rostro entre mis manos y empecé a darle suaves toques.

—Hora de levantarse.

—Mmhh—dijo antes de intentar voltearse.

—Mi familia esta abajo, necesito que te levantes y de alguna forma se vayas. ¿Okay?—expliqué aún susurrando.

Marco se sentó en la cama, luchando para abrir sus ojos a causa de la luz y cuando lo logró, largo una carcajada.

—Deja el chiste, vamos arriba—tomé su brazo y lo ayude a levantarse.

Agarre su ropa del suelo y se le entregué. De un tirón me acerco a él y beso mis labios.
Sonreí y lo alejé.

—Vistete.

—¿No me presentaras?—preguntó poniendose la camisa.

—No, no ahora—respondí.

—Entonces, ¿cuando?

—Pronto pero no hoy.

Me di vuelta y abrí la puerta para volver a la cocina. Mi corazón se paró cuando observe una figura masculina delante de mis ojos.

Sentí qué estaba a punto de descompensarme por la vergüenza, sin saber que hacer mire a Marco quién estaba igual o peor que yo.

—Me pareció qué esto no era de mi hija—escupió levantando él cinturón del mallorquín.

Marco abrió los ojos y lentamente se acercó, tomó el cinturón y sonrió.

(...)

El silencio hace presencia en la sala, mi pierna se mueve nerviosamente, miró a mi padre quién se encuentra mirando a Marco desde un rato. A su lado se encuentra Kate, con la bebé y Sirio jugando en su celular al otro lado de la sala.

—Así qué, ¿hace cuánto salen?—pregunta Kate, rompiendo el silencio.

—Nos conocemos hace tres meses, pero no salimos. Solo estamos conociéndonos—aclaro. 

Papá hace una mueca. —Tres meses y ya duerme en tú casa.

Blanqueo mis ojos. Marco ríe disimulado.

—Cayó la noche y lo invite a qué se quedará.

Observó a mi papá mover su cabeza y luego apoyar su cuerpo en el espaldar de la silla, juntando las manos en su pecho.

—¿Preparado para la final?—escucho decir.

Marco se sorprende al principió. No lo juzgo, también lo hice.

—Si, señor. Más que preparado—dice el mallorquín, por primera vez.

—Genial, porqué sino traen la copa juro qué no dejaré qué vuelvas a ver a mi hija.

Todos reímos. Hasta Lyra parece haber entendido y se une a nosotros aplaudiendo.

—No era una broma—habla serio, mientras comienza a levantar él desayuno con Kate.

—Bromeaba—le susurro a Marco y lo veo sonreir.

—Lo dudo—también me susurra.

A L H E N A || Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora