F O R N A C I S

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—¡Lyra tiene su segundo diente!—chillé emocionada.

—Y esta empezando a balbucear como
loca—dijo su madre sentandose a mi lado.

Miré a la pequeña con su sonrisita, era todo un ángel.

—Hacía mucho qué no venías—se acerco papá.

—Si, estuve muy ocupada con mi tesis.

—Sabés qué puedes venir cuando quieras—su mano fue hacia la pequeña mientras la hacia jugar.

—Lo se—sonreí. —Solo he estado muy ocupada.

Le deje la niña a mi padre y me levanté de mi asiento.

—Tengo qué irme, Karla esta por llegar a casa—bese sus mejillas y me largué.

Al llegar a mi apartamento, me encontré con mi amiga, quien traía una caja de pizza en sus manos.

...

—Adivina qué—pregunto Karla.

—¿Que?—dije mientras masticaba una porción de mi querida pizza.

—¡Que no hables con la boca llena!—grito con cara de asco.

Rodé mis ojos y terminé de tragar.

—¡Consegui qué nos dejen entrar en una de las mejores discotecas de Madrid!

—¿Como lo hiciste?—pregunte desinteresada.

—Un amigo de mi hermano me las dio—tomó un sorbo de su gaseosa.

Susurre un «genial» y aplaudió como una nena de 6 años.

¿Una de las mejores discotecas de Madrid? ¿Que se suponía que se significaba eso?

...

Joder, Karla no mentia cuando dijo qué vendríamos a una de las mejores discotecas. Era realmente el lugar más bonito y lujoso que habia visto.

Agradecí que mi amiga me obligo a poner un vestido a mi parecer bastante elegante.

—Sus nombres—preguntó un hombre de seguridad.

—Karla Rosales y Alhena Castillo—contestó mi amiga intentando mirar la tableta del hombre.

Miro por unos segundos la tableta y después nos miró.

—Qué disfruten su noche chicas.

Al entrar fuimos directo al bar, mi amiga quería embriagarse lo más rápido que pudiera. Mientras yo me encargaría de llevarla a casa o sostener su cabello mientras vomitara todo él alcohol en sangre.

—Dos mojitos—pidió Karla.

—Karla, no voy a tomar—le dije mientras negaba.

—Quien dijo qué eran para ti—respondió con una risita.

Luego de que trajeran los tragos y mi amigas se los tomara, fuimos directo a la pista.

Nuestros cuerpos se movían al ritmo de la música, mientras alguna qué otra chica se sumaba a nosotras.

...

—¿Podrias por favor ir por mas tragos?—mi amiga hizo un puchero.

Asentí y me encamine hacia la barra.

Hice mi pedido y a los segundos ya los tenia en mi mano.
Nuevamente fui hacia donde se encontraba mi amiga.

No fue sorpresa verla literalmente tragando salvajemente él rostro de un chico. Rodé los ojos.

Sin darme cuenta llegue a unas sillas solitarias y me sente en ellas. Miré los vasos y me los tomé, sin pensarlo.

Cuando sentí él alcohol atravesar mi garganta mis ojos se cerraron inmediatamente. Dije que no tomaría, pero lo necesitaba.

Era mi, ¿cuarto vaso? ¿Tal vez? al fin y al cabo mi amiga sería quien deberia llevarme a casa.

Sentí alguien tocar levemente mi esespalda.

A L H E N A || Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora