H A T Y S A

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Tomé mi cabello suelto y lo amarre en lo alto de mi cabeza con una bandita, no soportaba tenerlo en mi rostro, me desesperaba y me volvía loca. O quizá ya lo estaba.

Pase las éstas últimas tres horas haciendo una tesis para el final de semestre, luego tenia que estudiar para los finales y daba vuelta mi mundo.

A falta de agregar, que en la mañana me desperte con un terrible mal estar probablemente este a punto de resfriarme.

¿Que clase de persona se resfría en primavera?

Me encamine a la cocina tras terminar mi tarea y puse la cafetera a funcionar. Necesitaba mi querido café para poder sentirme humana. O al menos viva.

Aproveche tambien mi receso, para mirar mi celular. El cuál escuche qué en varias ocasiones anteriores había sonado.

No me sorprendí al ver mensajes de Karla.

¿Estas en tu casa?  ¡Estoy por ir, contesta! No quiero llegar y que no estés.

Joder Alhena, ¡Mira él maldito celular!

¡Que rayos estas haciendo! Contesta!!!!!

Deje escapar una risa, si esta es una chiflada en todo sentido.

Lo siento, estaba estudiando. ¡Ven ahora!

Literalmente no pasaron ni diez minutos y ya estaba abajo, tocando timbre como loca.

—Amigaaaaaaaa—grito apenas abrió mi puerta.

Corrió hacia mi y me abrazo muy fuerte.

—¿Que diablos te pasa?—le pregunté con cara de sorpresa.

Era de demostrar amor, pero de otra forma. Mas en la forma violenta o simplemente con su maldita boca sucia.

—No me pasa nada, solo estoy feliz.

—¿Y eso a que se debe?

—¿No tienes algo que contarme?—su ceño se fruncio.

—¿Yo?—logre articular.

Asintió.

—Acerca del chico guapo de la otra noche.

—¿Marco?

—Ese mismo. ¿El amigo de Borja?

Asentí.

—Nada, solo me trajo a casa—comente.

Su cara cambio completamente a seria.

—¿No hubo acción?

Negué.

—¡¿Que?!—grito desesperada.

—Ni siquiera lo conozco, no soy de esas—levante mis hombros.

—No tienes que conocerlo, es guapisimo y no es necesario ser de esas. Se qué te gusta.

Negué nuevamente.

—Lo vere seguido, estoy segura—dije recordando qué su amigo es mi vecino.

—¿Por tu vecino caliente?—pregunto haciendo una mueca.

Abri mis ojos sorprendida.

—¿Crees qué Borja es caliente?

—Oh si qué lo es.

Largue una carcajada muy sonora, contagiándosela a mi amiga.

—Invitalo a comer en la noche—propuso Karla.

Sonreí. Pensándolo bien, no era una mala idea. Podría traerlo aquí, prepararle algo, ver una película o salir a pasear.
Un poco de diversión estaría bien y me la pasaría bien con Marco.

—Enseguida vuelvo—escuche a mi amiga gritar y a los segundos la puerta cerrarse.

Agarre los apuntes que estaban en la mesa para guardarlos y poder acomodar.

—Toma—me extendió un papel.

La mire confundida.

—¿Qué es?—pregunte.

—El número de Marco—aclaro sonriendo satisfecha.

Reí. —¿Cómo lo has conseguido?

—Siento que mi misión terminó, invitalo, preparale algo para cenar, hablen de sus vidas y no se va de aquí hasta que al menos lo hayas besado—dijo Karla, agarrando su saco y bolso.

—¿Estás loca?—agregué corriendo hacia ella para deterla.

—No, solo te conozco muy bien. Me lo agradecerás—abrió la puerta y salió por ella.

Simplemente articule un «te veo luego» seguido de apoyarme en la puerta mirando su número.

Pensaba qué era una buena idea, pero no era capaz de escribirle. ¿Que pensaría? Realmente parecería una acosadora y necesitada.

A L H E N A || Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora