Lucía y yo habíamos avanzo a pasos agigantados desde nuestra primera conversación y eso era algo que me agradaba demasiado. Por fuera, Lucy parecía la típica chica que sólo se preocupa por sus estudios y proyecta su vida a futuro sin detenerse a vivirla, pero la realidad era muy distinta.
Lucy es divertida, amable, inteligentísima y, lo más importarte a mi parecer, humilde. No me juzgó por mi trabajo, por mi casa o por mi pequeña hermana. No, ella me sonrío y me apoyó. Sé, aunque suena estúpido, que Lucía se está convirtiendo en un pilar fundamental en mi vida. Es la única persona que conozco que me empuja a ser mejor, a superarme, a no ponerme límites y eso es algo que me llena el alma dado que nunca nadie lo hizo por mí.
Sin embargo, a pesar de nuestra buena relación, la realidad era que en la Universidad poco hablábamos. Ella pasaba la mayor parte del tiempo con su mejor amiga y yo aprovechaba los ratos libres para estudiar, cosa que en casa me era imposible. No me importaba verla poco, al contrario, prefería que nadie en nuestra división supiera de nuestra buena relación. Ella no me avergonzaba, por el contrario, temía avergonzarla a ella.
Es por ello, que me llevé una gran sorpresa cuando a la hora del receso recibí un mensaje de ella. No solía hablarme primero. Y entré en pánico. Y metí la pata, como de costumbre.
¿Qué somos? ¡Maldición! Temía esa pregunta.
¿Qué somos? Sé todo lo que ella es para mí, pero tengo miedo en saber lo que soy para ella. Si contestaba novios, era muy posible que me enviara a la friendzone. Es por ello que decidí adelantarme y decidí decirle que éramos amigos.
Mala idea. Pésima idea.
¡Me ignoró! Me evadió por todos los pasillos hasta que finalmente me dejó explicarle lo que sucedía. Me abrí ante ella y le conté mi verdad, mis miedos, mis temores. Temía enamorarme y terminar como mamá, solo con hijos no deseados y adicto a sustancias que me mataran un poco día a día. Temía no ser suficiente. Temía no poder dar lo suficiente, no poder darle lo que merecía.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, creí que me mandaría al demonio. Después de todo, ¿cómo podría querer a alguien tan roto como yo?
Pero no, su mano tomó la mía y la sujetó con fuerza.
ꟷEstamos juntos en esto, Nico -sus palabras fueron como una droga para mí, un consuelo que me alejó de mis miedos por unas horas.
Y le creí. Y le creo. Sé que Lucy está conmigo, sé que puedo contar con ella pero a pesar de ello no quiero abusarme de su bondad. No quiero cansarla.
La buena noticia, no obstante, es que hemos dado un paso agigantado en nuestra relación, sea la que sea. La mala noticia, no sé cómo dar el siguiente paso.
¿Quieres ser mi novia? Suena muy trillado. ¿Quieres formalizar? Suena a casamiento. ¿Somos novios? Suena miedoso. ¡Joder! ¿Por qué el mundo no nos envía una guía cuando nos enamoramos para saber cómo no se debe meter la pata.
Y sí, lo admito. Lo gritaría a los cuatro vientos de ser necesario.
Estoy enamorado de Lucy.
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Mala suerte, Lucy
Teen FictionÉl es un mal estudiante. Ella es el mejor puntaje de la clase. Él es descuidado. Ella es organizada. Él no sabe dónde tiene la cabeza. Ella tiene cada paso planeado. Él cursa primer año por segunda vez. Ella está a punto de terminar el primer año. É...