AMISTAD (CAPITULO .59.)

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(CONTADO POR EMMA)

Después de mucho convencerme tanto Killian como mi madre salí de la habitación acompañada de ella dejando a mi marido bajo la vigilancia de Gala; cuando íbamos dirección al salón Alicia se interpuso en nuestro camino, al vernos nos preguntó:

· ¿Cómo está el Capitán?

· Emma, te espero en el salón. Alicia si quieres acompañarnos, nos íbamos a tomar un té.

· Gracias Alteza – LE DIJO MIENTRAS LE HACÍA UNA PEQUEÑA REVERENCIA –

· Ahora voy mamá – LE DIJE A MI MADRE –

(EMMA Y ALICIA A SOLAS)

· Killian ya despertó y se va a poner bien – LE DIJE –

· Gala me dijo que se había despertado y que estaba comiendo algo.

· Si, aunque se haga el fuerte está vez casi no la cuenta.

· Muchas veces casi no la cuenta, pero siempre sobrevivió.

· En eso es un experto.

· A lo mejor es un atrevimiento, pero me gustaría verle.

· ¿Verle?

· Su madre me dijo que era mejor que pasase la noche aquí antes de volver a mi lugar, Gala se ocupó de darme un vestido.

· Me parece bien, es más quería agradecerle su ayuda, la vi cuando entró en la gruta con mi madre y la guardia.

· Es un viejo amigo al que aprecio mucho y me alegro por él, aunque entendería que no me dejase pasar a verle, después de todo....

· Ve a verle – LE DIJE – Dayanne, acompaña a la señorita a mi recamara, por favor – LE PEDÍ A DAYANNE –

· Por supuesto señora – ME DIJO - ¿Me acompaña? – LE PREGUNTÓ A ELLA –

· Gracias – ME DIJO ALICIA –

(ALICIA Y KILLIAN)

(CONTADO POR ALICIA)

Entré en esa inmensa recamara, había alucinado al ver la que Gala me había ofrecido a mí para pasar la noche, pero ahora sí que alucinaba, mi recamara cogía varias veces en esta, miré a todos lados hasta que vi aquella gran cama con bisel y telas bordadas a mano. Sobre la cama arropado hasta la altura del pecho descansaba mi pirata favorito, estaba dormido y aunque sus heridas eran feas y los hematomas llamaban la atención seguía súper guapo, me acerqué despacio, siempre había tenido la esperanza de que me viese como más que una amiga, pero eso nunca había pasado, mis sentimientos eran solo míos y así seguirían, aunque verle allí, me dieron ganas de acercarme, pero cuando lo hice, él se despertó, me miró y dijo:

· Alicia, ¿Qué hacías?

· Nada, me acerqué para comprobar que respirabas – LE DIJE DESEANDO QUE ESA ESCUSA LE PUDIERA CONVENCER –

· Sigo respirando, tranquila.

· Me asusté mucho cuando te caíste al suelo.

· Lo siento, intenté aguantar, pero no pude.

· Lo sé, caíste como el plomo.

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