Eliette Lefebvre es una escritora reconocida a nivel mundial por su exitosa saga de libros criminales, cansada de no poder terminar su nuevo libro se muda a New York, todo iba de maravilla hasta que hace dos días en el departamento de arriba hay un...
Después de que los Mikaelson dejaron mi apartamento comencé a escribir un poco, todo el enojo que tenía por culpa de esa chica lo plasme en cada una de las páginas que escribí. Resulta ser que el Sr. Amargado no es tan amargado como yo pensaba, aunque no me quito la primera impresión de él.
Me desperté hace rato pues estoy acostumbrada a que Elián llegue siempre a esta hora, aunque me pregunto si hoy vendrá pues no sé qué es lo que hará Noam.
Decido ir a la cocina para prepararme algo para desayunar y el timbre suena ¿Quién será? Después escucho los 3 golpecitos que siempre da Elián, así que dejo todo sobre la encimera y salgo a abrirle la puerta en pijama.
Abro la puerta y ambos Mikaelson se encuentran parados en frente mío, uno me sonríe y el otro no me quita la mirada de encima, demonios, debí haber puesto otra ropa antes de abrir.
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-Bu-buenos días a los dos.- Esto es incómodo Elián entra y se va a la sala a dejar sus cosas.
-¿Eh? A si buenos días ¿puedo pasar? – Me hago a un lado para dejarlo entrar y me tapo para que deje de verme.- Necesito pedirte un favor.
-Claro dime.
-¿Puedes cuidar a Elián? Debo ir a trabajar y no tengo con quien dejarlo.
-Si, por mí no hay ningún problema.- Rápido por favor vete, no puedo resistir su mirada y mis mejillas están comenzando a ponerse rojas.
-Regresare a las 7, traeré la cena.- Le da un beso a Elián y me observa por última vez y sale de mi departamento, Elián se para a mi lado.
-¿Por qué no me avisaste que venias con tu papa? – El me ve extrañado por unos momentos.- Olvídalo ¿has desayunado?
-No, a papi se le hizo talde.- No puedo creer que hablara todo este tiempo, aunque admito que fue culpa mía por no preguntarle antes a alguien.
Vamos a la cocina y comienzo a preparar unos hot cakes para que desayunemos ambos, Elián se sube a una de las sillas y luego a la isla, me doy cuenta de que la ropa que trae le queda un poco chica.
-Elián ¿Quién te vistió?
-Mi papá.- Claro tenía que ser hombre ¿Cómo no se dio cuenta de que la ropa ya le queda chica?
-¿Quieres ir de compras conmigo? Y después iremos a supermercado.
-Ok.
Desayunamos tranquilamente, cuando estoy con Elián me pregunto si este es el sentimiento de cuando tienes hijos, aunque no sea mi hijo biológico me gustaría que me dijera mamá alguna vez. Estoy mal lo sé pero soy de las personas que se encariñan muy rápido y eso fue lo que paso con este pequeño.
Dejo a Elián viendo la televisión y entro a mi habitación para cambiarme y poder salir de compras con él. Elijo algo cómodo porque sé que tardaremos demasiado en las tiendas me conozco perfectamente y sé que lo más probable es que salgamos hasta la tarde del centro comercial. Mi teléfono suena sacándome de mis pensamientos.
