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Dos días habían pasado desde que chocó con aquel hombre, pero sin embargo, BaekHyun aún sentía que su corazón se sacudía levemente cuando recordaba aquel encuentro de breves minutos que, para él, habían parecido horas... Tal y como si sus recuerdos fuesen en cámara lenta permitiéndole ver nuevamente aquello a detalle, incluso podía ver las caras de las personas a su alrededor y, sobre todo, la de aquel hombre que no parecía ser feliz en lo absoluto. Casi como BaekHyun. Su mirada sin trasfondo y su timbre de voz nunca antes escuchado que le provocaba que su piel se pusiese como la de una gallina, haciéndole estremecer por escasos segundos y quitándole el habla al instante. Pero sin importar aquello, tenía algo familiar...
Observaba el papel con el número escrito ya algo desgastado por todo el tiempo que ha pasado entre las manos de BaekHyun. Casi no había soltado ese trozo de papel por alguna razón que él tampoco llega a captar del todo bien. En tinta azul. Escrito con prisa. Números casi incomprensibles... -...¿Quién eres...? -susurró mientras miraba con los ojos entrecerrados aquel papel por millonésima vez en el día. Con una mano alzó el papel en dirección al techo de su habitación y con la otra arrugó las sábanas antes perfectamente colocadas en su cama. Frunció los labios y su entrecejo se arrugó de forma leve, como las sábanas. Intentaba descifrar su propia incógnita inútilmente. Luego dejó caer su mano sobre la cama, ésta dio un par de rebotes pequeños en el colchón, y, después, BaekHyun llenó sus pulmones de aire y lo dejó salir en forma de un gran suspiro que perduró entre sus oídos por unos momentos. Se levantó de la cama con mucho cuidado y casi sin hacer ningún ruido, se dirigió hasta su mesa de noche y tomó su celular con su mano restante, aún llevaba aquel papel entre los finos y hermosos dedos con lo que contaba. "Llamadas recientes" leyó en voz alta para sí y paseó sus cansados ojos por la pantalla de aquel aparato. Casi nadie lo llamaba, aquel hecho ayudó mucho para encontrar de forma rápida lo que buscaba. Cuando lo vio no se sorprendió si quiera un poco, su rostro casi no se deformó, sólo asintió como si se lo autoconfirmara. Apagó su teléfono y lo guardó en un cajón junto con el maltratado papel escrito con tinta azul. Iría a tomar un baño y a probablemente reírse de aquel acontecimiento... El número que estaba escrito en ese papel, fue el mismo número que lo llamó cerca de tres veces hace algún tiempo, sí, ese al que le colgó porque probablemente estaba equivocado.
