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SeHun estaba tan inquieto desde entonces. Estaba seguro de que el chico con bonita cabellera le llamaría enseguida... Debió imaginar que él era la clase de chico que no piden cosas para compensar incidentes pasados. BaekHyun simplemente dejaba pasar las cosas. Nuevamente, ya estaba más que acostumbrado a tener que soportar cosas de mal gusto o "accidentes" sin tener que reprochar absolutamente nada. Ya se había convertido en una especie de mala costumbre. Y si los dedos de BaekHyun no se separaban del maltratado papel que le había entregado, SeHun no los alejaba de su teléfono celular mientras esperaba impacientemente la llamada de contrario.
«Ellos buscan librarse de sus vagas ilusiones para vivir más centrados; y ustedes se aferran a ellas y las llaman fe»
No recordaba con exactitud la frese, tampoco llegaba a su mente el dónde la había escuchado, probablemente en una mala película que vio mientras se quedaba dormido, sin embargo, aquellas palabras se habían pegado a medias en su cabeza. Tal y como alguna frese de un libro de texto escolar. Lo único que logró entender sin problemas, era que en esos momentos; esa sentencia lo representaba en gran mayoría. Tal vez sólo debería dejarlo de lado y seguir con las demás cosas que tenía pendientes...
Oh, si tan sólo las tuviera... Él mismo se había encargado de terminar todo lo antes posible para poder concentrarse en aquella llamada.
Miró a su celular que permanecía inmóvil, frío, con la pantalla en negro mientras reflejaba la bombilla en el techo gracias a la luz de la luna que entraba por la ventana que, por primera vez después de mucho tiempo, tenía las cortinas corridas hacia los lados tanto como se podía. Si en esos momento el celular decidiera encenderse, probablemente SeHun se sobresaltaría. Suspiro. Gesto de incomodidad. Simplemente se sentía intranquilo y sin saber qué hacer. Quería verlo, mas no sabía qué demonios haría para pasear sus ojos por aquellos brillantes cabellos una vez más. Aunque fuese solamente una. Ya no era necesario convencerse, sabía que por más que intentará ese deceso no abandonaría su cuerpo. No importaba qué tanto se repitiese aquella oración.
Se levantó y dirigió al armario, sacaría un chaqueta. El día era caluroso, pero en las noches un viento tenue pero gélido solía salir a pasear. Removió un poco entre los percheros y repisas buscando la indicada mientras apretaba levemente su mandíbula y conservaba su serio rostro inmutable. Algo calló al suelo y rebotó varias veces. Sonaba como algo pequeño. El ruido que provocó caló demasiado en los oídos de SeHun ya acostumbrados al silencio de la habitación. Observó a todos lados, la tenue luz brillante le reveló algo que residía, ahora inmóvil, cerca de su pie derecho. Lo levantó con cuidado y lo pareció por unos instantes. Sintió en su estómago un vacío, un horrible vacío. Su corazón comenzó a latir con pesar y de repente sus brazos parecía cargar más de lo que podían. ¿Era verdad? ¿Lo estaba haciendo en realidad? Por lo visto sí. Así era, una lágrima estaba corriendo por su mejilla. Una única lágrima. Apretó aquello entre su mano hecha un puño, dolía pero no le importaba, lo hizo por varios minutos, luego puso aquel brillante objeto en su cajón. Aquello no era más que el anillo que le dio a BoA cuando le pidió que fuese su esposa.
Lo siguiente que se escuchó fue su puerta principal siendo cerrada con dureza
