BaekHyun

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Las rosas secas permanecían dentro del florero, ¿cuánto llevaban ahí? Ni él lo sabía, había perdido la cuenta hace algunos meses

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Las rosas secas permanecían dentro del florero, ¿cuánto llevaban ahí? Ni él lo sabía, había perdido la cuenta hace algunos meses. Era bastante, se sabía por su aspecto, incluso en algunos tallos se empezaba a crear una especie de honguito o tal vez moho.
Oh, si tan sólo recordara cómo fue que esas rosas llegaron a su hogar...
Él no las había tirado con la esperanza de que, algún día después de verlas por quién sabe cuántas veces, pudiese recordar aquello. Quién, cómo, dónde, cuándo y por qué. Sin embargo, aún no conocía la respuesta y ésta tal vez no llegase nunca.
BaekHyun acababa de colgar el teléfono y las observaba nuevamente, sostenía su barbilla con su bonita mano y sus ojos estaban entrecerrados, el sueño comenzaba a pesarle en los hombros.
Las veía pero era como si sus ojos no estuviesen sobre sus muy marchitos pétalos, sólo podía ver la cara de aquel hombre de tes pálida, sumamente pálida, incluso más que la de él. Cómo lo intrigraba.
Por acción propia se había creado una gran curiosidad hacia aquella persona, necesitaba hablar una vez más con él y descubrir qué escondía su voz, verlo unas cuántas veces más y volver a mirar esos ojos profundos pero vacíos. Era tal y como ver un pozo sin fondo, gritar dentro del agujero y escuchar cómo tu voz hacía eco debido a la nada. ¿Cómo se vería ese hombre si dejara atrás el papel de muñeco sin vida? Oh sí, exacto, tal vez eso era lo que más lo podría definir: sin expresión, sin trasfondo, tal y como BaekHyun, como si solo estuviese flotando por ahí sin beneficio.

Se dio cuenta de que en cierto modo, se auto-dijo "muñeco sin vida"

Había quedado de verse con él. En la misma intersección de calles en la que se habían visto la primera vez por ser lo que mejor ubicaban ambos, al día siguiente, alrededor de las seis y media de la tarde. BaekHyun supuso que tal vez esa era su hora de salida del trabajo o alguna salida a comer que éste le brindaba, no le dio muchas vueltas. Ese día él no trabajaba y salía a las cuatro de la escuela. Nuevamente todo parecía como si fuese planeado con mucha anterioridad a sus ojos, aunque para ti sólo supusiese algo demasiado simple y ya.

El día llegó, BaekHyun llevaba un largo abrigo café que hacía juego con su castaño cabello, su camiseta blanca y sus pantalones de mezclilla claros. Hoy el día estaba bastante fresco, era curioso, justo ayer no podía dormir por el calor...
El clima estaba casi tan revuelto como su cabeza en esos momentos. De repente se arrepintió de todo: ¿qué diría? ¿Cómo debería saludar? ¿Y si nada más verlo le entraban ganas de correr?
Trago saliva con dureza y clavó sus ojos en sus zapatos negros. Oh demonios.
«BaekHyun, hay dos tipos de comunicación: la verbal y la no verbal, en una te entiendes con palabras y con la otra, sólo hace falta mirarse el uno al otro para comprenderce»
Lay, Lay, Lay, ¡Lay!
Cómo lo necesitaba en esos momento, que estuviese a su lado dándole un apretón en el hombro y diciéndole cualquier estúpido consejo que nada tuviese que ver con la situación, sosteniendo su mano y asintiéndole para brindarle la confianza que necesitaba y quitarle el miedo y los nervios que llevaba de más.
Pero no estaba ahí y tenía que arreglárselas solo.
-Hola -voz monótona y que tiembla. Bingo. Él estaba a sus espaldas.
BaekHyun se giró enseguida, oh dios, él sonreía de una forma tan bonita...pero tan triste al mismo tiempo...
-Hola -dijo después de sacar aire y levantar más la cabeza mientras sonreía de una forma similar.
Bien...¿qué seguía?

Ambos terminaron sentados uno frente al otro en una cafetería cercana. BaekHyun bebía un té negro y SeHun un café americano.
Casi no dijeron palabra alguna, pero las miradas y sonrisas nunca faltaron. ¿Cómo es que Lay podía tener razón es este tipo de cosas? A veces era frustrante, otras era como un golpe en el orgullo y otras más un tanto satisfactorio.
-Yo... -balbuceó perdiéndose en esos ojos superficiales.
SeHun se acercó un poco como para insitarlo a seguir hablando.
-Me llamo BaekHyun -el contrario sonrió y se volvió a acomodar.
-Yo SeHun.
Nueva mirada. Era como si de una forma u otra se entrelazaran, se abrazaran y no se soltaran, como si no hubiese nada entre ellos y se mezclaran homogéneamente. ¿Qué estaba pasando? De repente su cabeza comenzó a doler, demasiadas cosas la atacaban: sentimientos y pensamientos en un debate por ver quién tenía la razón mientras él permanecía en medio recibiendo todos los golpes.
Pero al final de cuentas le gustaba ser mirado por aquel hombre. Hacía cosquillas, ¡ah! Justo como cuando veía aquel bolígrafo bonito.
-BaekHyun -se sentía un sabor dulce en sus labios con sólo pronunciar su nombre-. Eres un chico muy lindo -espetó con calma y naturalidad para después beber de su taza de café. BaekHyun mezcló un poco más su té y sonrió con algo de vergüenza.
-Gracias.
De hecho, bastante gente le había dicho cosas similares, pero el que SeHun lo dijera, de alguna forma, lo hacía sentir diferente: agradecido de verdad por recibir esas palabras.
-Deberíamos... -dudó un poco pero luego prosiguió sin más titubeos- Deberíamos vernos más seguido -acomodó la taza en la mesa, la verdad su sistema tembló ante la incertidumbre de saber qué diría BaekHyun.
Pero su corazón se sintió cálido después de que él asintió con una pequeña y linda sonrisa en su rostro.

2𝐶05 | SebaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora