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Esa noche algo en el viento estaba extraño, algo simplemente no cuadraba. Tal vez era la forma en la que rozaba su piel o incluso su ligero aroma dulce. Por primera vez el aire no era gélido, molesto y opresivo. Ahora resultaba grato para él, ligero, tanto que incluso al que más ganas tenía de morir se le avivaban las ganas de respirar. Porque hacerlo daba satisfacción en aquellos momentos, incluso se le habían olvidado sus ojeras y sus labios secos. Se dirigía, nuevamente, a ese extraño lugar llamado "2C05"...qué raro nombre. Bueno, parecía encajar de todas formas: un nombre inusual para un lugar inusual. No cabían errores, sin embargo, la curiosidad no dejaba de calarle en el estómago, como si se tratara de pequeños piquetitos producidos por una aguja, pero en realidad, esos piquetes estaban en su cabeza y nada más es ella. Tal y como muchas otras cosas. Había frecuentado tanto ese lugar, a pesar de ello, aún no era capaz de dar instrucciones para llegar, la verdad era que ni él sabía cómo demonios llegaba, simplemente dejaba que sus pies lo llevaran... Pronto estuvo ahí y se paró delante de ese mismo letrero, leyó el nombre en voz alta y apretó los labios. Ya no parecía algo tan convincente, de algún modo ya no parecía tan real como antes... Entró y, como de costumbre, no había ningún rostro conocido, ninguna prenda igual y ninguna voz que ya hubiese escuchado. Todos eran completamente nuevos. Chicas lindas, hombre guapos, diferente barman...los muebles no parecían moverse, incluso estaban las mismas flores marchitas en la misma mesa. Era como si ahí el tiempo no pasara pero la gente se fuese y viniese, nada asimilaba tener sentido y él se sentía parte de una extraña obra surrealista... Tragó saliva con suavidad y tomó el mismo asiento de siempre, el que nunca de los nunca estaba ocupado. Hoy el ambiente estaba animado, SeHun sentía que, definitivamente, esa noche no era del todo común. "September" de Earth, Wind & Fire invadía su campo auditivo y su bebida el visual: un simple vaso de agua, no percibía ganas de beber alcohol en su sistema. Tomaba cada sorbo con calma mientras pasaba sus ojos por el lugar intentado descifrar algo, lo que fuese, lo que sea que le diera una pista sobre de dónde vino aquel lugar en el que se encontraba, quién era el dueño tan siquiera. Se inclinó un poco y llamó al barman con suavidad, debido al moderado volumen de la música; él le pudo escuchar a la perfección. -¿Sí? SeHun calló unos segundos mientras miraba su vaso. -¿Puedes decirme quién es el dueño de este lugar? El tipo alzó los hombros y tomó un vaso que residía a su diestra, comenzó a limpiarlo con un pañuelo dando la típica imagen de lo que era. -No tengo idea, sólo soy un remplazo...espontáneo, por así decirlo, de emergencia... -dijo sin mucho interés. Bueno, eso daba un poco de sentido a lo de los distintos barman...pero no parecía creíble del todo aún. SeHun asintió un par de veces y se acomodó en su lugar, bebió de su vaso con calma mientras miraba a otro lado dando a entender así que la conversación había terminado. Él chico se alejó, tal vez comprendió el mensaje o tenía más cosas que hacer.
De un momento a otro SeHun sintió algo vibrar en su pantalón, se trataba de su teléfono celular. Dejó el vaso en la barra y contestó con calma, no miró de quién se trataba, nunca lo hacía. -¿Quién habla? -su tono de voz al contestar el teléfono solía ser bastante neutro. La línea permaneció en silencio por unos minutos, por el otro lado alguien apretaba sus finos labios aún indeciso por hablar. -Tú... -murmuró. A SeHun se le hizo algo enfermo el reconocer la voz únicamente con aquel pequeño soplido de voz. Pasaron otros minutos hasta que por fin el valor llegó y la otra persona abrió sus labios para hablar nuevamente. -¿Eres el que chocó conmigo? -esa pregunta sonó algo débil y por poco sin entonación. A pesar de ello, SeHun entendió a la perfección y sintió algo agradable en su interior, como si alguien le abrazara desde dento hacia afuera. -Así es -se enderezó y sonrió ampliamente mientras pasaba sus ojos nuevamente por el lugar, las moradas paredes y los blancos asientos. Todo pareció temblar por un instante.
