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Ellos sueñan.

En todos los escenarios que Bruce había imaginado, mientras buscaba soluciones con creciente desesperación, Clark había estado despierto. Despierto, consciente e incapaz de hacer cualquier cosa para escapar del alcance completo de la mente de Bruce.

Pero Clark está en su cabeza. Bruce lo invitó a entrar, y él no hizo ni un solo movimiento para irse. Sintió el cansancio de Bruce, siguió a Bruce escaleras arriba y se metió en la cama con él. Y cuando Bruce finalmente se desliza en el sueño, Clark todavía está allí. Bruce no está solo, literalmente, en abstracto o en cualquier otro aspecto.

Duermen, y sueñan, y lo hacen juntos.

No funciona de la manera que Bruce había anticipado. Los dos, juntos, cambian la calidad de los sueños, la forma en que se sienten, incluso la forma en que suceden. Bruce sueña con la nave, con los brazos flojos de Clark, con sus manos cubiertas por la sangre de Clark. Y luego, de repente, ya no está en la nave, sino en el puerto, arrodillado sobre una versión de Clark con un agujero mucho más grande en el pecho.

Y entonces están en el pozo de la génesis, y es el sueño de Clark, las sensaciones de Clark, cómo se sintió al revivir repentinamente en ese extraño líquido pegajoso, y así no fue como sucedió, pero de alguna manera Bruce todavía está arrodillado sobre él, agarre apretado sobre sus brazos mojados, mirándolo como si...

Y luego están en algún lugar donde Bruce nunca ha estado, una vasta extensión de blanco, y él mira sus manos y se deja caer sobre una rodilla, pone su puño contra el hielo, y vuela.

Sigue sucediendo así, la vieja desesperación familiar se entremezcla con los lugares que Bruce nunca ha visto, los campos y la luz del sol, una cocina que Bruce no reconoce. Y luego una pesadilla que no es la de Bruce, tosiendo sangre y cayendo sobre sus rodillas (¿o las de Clark? Las de ambos), un piso hecho de cuencas vacías, la súbita oscuridad ominosa de una nube de tormenta en lo alto, un tornado...

Bruce abre los ojos, medio despierto. La casa del lago retoma su forma alrededor de él. Aún es de noche; pero el sol acababa de ponerse cuando subieron las escaleras, por lo que no se sabe cuánto tiempo han estado durmiendo.

Y en la quietud, la quietud oscura, es tan traicioneramente fácil cambiar de posición y girarse hacia Clark, acomodarse contra su hombro y deslizar un pie entre sus tobillos, el no tener que abrir los ojos por completo, el permitirse fingir que está permitido que esto suceda (Clark lo tocó primero. Clark quería tocarlo. Bruce nunca lo hubiera creído, excepto que no puede evitar creerle. Él lo sabe; pudo sentirlo por sí mismo).

Él yace allí, codicioso y desesperado y demasiado cansado como para detenerse. Puede ver cuándo Clark comienza a emerger un poco, las impresiones difuminándose como tiza, manchada de calidez, comodidad, la disolución de la pesadilla, y luego la lenta percepción del propio Bruce, el vago recuerdo de dónde está y cómo llegó allí. Y esto, esto solo empeorará las cosas: sentir la conciencia de Clark sobre el peso de Bruce, su calor, su cercanía y el puro placer borroso que experimenta al encontrar a Bruce allí, justo antes de pasar a rodear con su brazo el hombro de Bruce, dedos que se curvan perezosamente contra la parte posterior del cuello de Bruce.

Él no había mentido antes. No es que hubiera hablado en voz alta, pero Bruce lo había visto en su mente, el torpe revoltijo en torno a la pregunta inevitablemente planteada al pasar la noche deliberadamente en la cama de Bruce Wayne. Clark no había tenido ningún tipo de segundas intenciones, no así. No había hecho esto porque quería follar con Bruce.

Un día atrás, Bruce habría dicho que la idea era ridícula. Y, sin embargo, aquí, ahora, en esta habitación oscura y silenciosa, Bruce oye desde la distancia cómo se atraganta el aliento. Porque hay un perezoso calor hirviente en el vago serpenteo de la mente de Clark, en el pensamiento-recuerdo de la punta de sus dedos contra la corbata y el cuello de la camisa de Bruce, la forma en que le rozó las manos y los antebrazos a Bruce al desabotonarle los gemelos. En la forma en que está girando, con un cosquilleo lejano de electricidad, cómo se vería si Bruce no se hubiera movido; si todavía hubiera estado de pie, si Clark hubiera buscado algo diferente a sus zapatos cuando se arrodilló...

Si el sol sale [superbat-traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora