1. Existencia

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N E R O

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- ¡Hey, Dante! ¿Nos volveremos a ver?

Ninguna respuesta por su parte recibí, tan sólo apresuró el paso y desapareció antes que pudiera darme cuenta... Lo que no sabía en ese entonces, era que aquella presencia sería lo único que me salvaría la vida en un par de días más tarde.

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4 días después


- ¡Encuéntrenlo! ¡No pudo haber escapado muy lejos en ese estado!

Al día siguiente de haber muerto Sanctus, Ciudad Fortuna comenzó su recuperación tanto humana como estructural; los habitantes siguieron con sus monótonas vidas y, en cuanto a los caballeros de La Orden, lo que planearon hacer conmigo no era necesariamente una fiesta de agradecimiento. Su trabajo era deshacerse de los demonios, y, aunque los hubiera salvado, para ellos yo seguía siendo un monstruo.

- ¡Sigan buscando! ¡No dejen que salga de este bosque! ¡Lo quiero vivo!

Ahora me encontraba perdido, exhausto, con mi brazo derecho sangrando tratando de bloquear los ataques, sin armas, lleno de sudor, pero sobre todo, una angustia que estaba a punto de desgarrarme por dentro...

La persona por la que arriesgué mi vida, aquella que amé con todo mi ser, Kyrie... Me tendió una trampa para que me capturaran fácilmente. No tengo ni la menor idea de cómo pude escapar, pero su mirada no he logrado quitármela de la cabeza... Esa expresión de desprecio me comenzó a carcomer la cabeza en búsqueda de su verdadera forma de ser.

- Mierda, necesito encontrar agua... Mi brazo...

¿Dónde iba a ir ahora? Ciudad Fortuna pasó de ser mi hogar a ser la boca del lobo... Kyrie había sido mi única importancia, pero ahora... ahora...

Mi respiración estaba cada vez más fuera de control, mi visión se nublaba, y mientras seguía corriendo me planteaba si rendirme o no; después de todo, lo que había logrado construir se había destruido por completo. 

No pude más, me afirmé de espaldas en el primer árbol que vi y caí rendido al suelo. Mientras luchaba por no cerrar los ojos, una voz peculiar llegó a mis oídos, exhaltando mi corazón pero calmando mi dolor de cabeza.

- ¿Crío? ¿¡Qué diablos te ocurrió!?

Dante, el mismo que salvó mi vida hace unos cuantos días, había vuelto. El fugaz alivio que había sentido en ese instante era inexplicable... A menos que... 

- A-aléjate, déjame ir – fueron las palabras más costosas de pronunciar en toda mi vida. El gritar repetidamente el nombre de ella mientras era atacado me había terminado por cansar las cuerdas vocales.

- ¿Estás de coña? Estás desangrándote, crío.

Intentó levantarme, y yo, por desconfianza, rechacé su mano.

-¿Acaso crees que me importa? ¡Todo en lo que creía desapareció en cuestión de segundos! - pasé mi mano ensangrentada por mis ojos cubiertos en lágrimas y bajé la voz. - Ya ni sé si quiero seguir viviendo.

Shall Never Surrender [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora