4. Disfraz

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N A R R A D O R

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- Así que usted es el famoso cazademonios - dijo el anciano, invitando a los cazadores a tomar asiento.

- Vayamos directo al grano - dijo Dante mientras observaba el estudio de su cliente.

- Mi hija fue raptada por un antiguo compañero de finanzas - comentó el hombre mientras miraba por la ventana. - Debido a que dejé de hacer tratos con él y otros temas personales, quiso descargar su ira sobre mi hija y, dios mío, si hubiera sabido que era un demonio desde el principio, yo... - las palabras fueron cortadas debido al inminente nudo en su garganta.

- Entonces usted quiere que entremos a la mansión de ese viejales y busquemos a su hija - dijo Dante mientras observaba a Nero, el cual se encontraba completamente callado.

- Fuera así de fácil, lo hubiera hecho yo mismo - interrumpió el millonario. - El problema es que cada rincón está cubierto de guardias, y de una especie rara de escudo; no sé cómo explicarme al respecto; esa barra de defensa detecta todo tipo de anomalía, por lo cual es imposible intentar infiltrarse; sería en vano.

- Quiere decir que si entramos nos detectarían al instante y seríamos acorralados - intervino Nero. - Pero eso no es problema, nosotros podemos lidiar con un par de oponentes.

- Ese no sería el problema - intervino Dante mientras se frotaba la cabeza. - El problema es que si nos detectan, podrían acabar con la vida de la chica.

- Exacto - dijo el anciano mientras presionaba fuertemente el mango de su bastón. - Pero, hay una noche en la cual esa barrera desaparece temporalmente.

- Me lo suponía - dijo el cazademonios mayor mientras se levantaba de la silla.

- Una vez al año, él hace una fiesta en la cual invita a toda la ciudad con el objetivo de encontrar gente con lazos o conocimientos sobre demonios para luego así tenerlos bajo su merced. Si la barrera estuviera activa, los demonios se darían cuenta inmediatamente y huirían.

- Vaya tío más idiota - dijo Nero mientras jugaba con uno de sus mechones de pelo.

- Entonces, el plan sería colarnos en la fiesta, así mientras el idiota se distrae con los demás nosotros buscamos a su hija. Bien, ¿cuándo es esa fiesta?

- Mañana en la noche - dijo el hombre. - Es nuestra única oportunidad para salvar a mi querida Beatriz.

- Bien, entonces mañana nos veremos en la fiesta - dijo Dante, esperando que Nero se levantara.

- Hay una condición para la fiesta - intervino el cliente.

- ¿Ahora qué condición es? - dijo el mayor, un tanto cabreado.

- Sólo pueden ingresar parejas... Ya sabe, matrimonios.

- Debe de ser una broma - dijo Nero.

- No hay problema con eso, yo me consigo a la chica. Ahora, si nos disculpa, mi estómago pide a gritos un buen aperitivo - Dante procedió a tomar al joven del brazo y se dirigió a la puerta.

-Confío en usted.

Luego que Dante y Nero se retiraran de la mansión, ambos cazadores decidieron pasar a un local de comida rápida. El estómago del mayor rugía.

- ¿Qué vas a pedir? - preguntó Nero mientras observaba el menú.

- ¿Necesitas preguntar eso? - dijo Dante con una ceja levantada y una gran sonrisa.

Shall Never Surrender [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora