Dos años pasaron, los pequeños ya estaban en el último año de jardín de niños. James y Steve se hacían cada vez más altos mientras Bruce y Tony mantenían la misma estatura que Nat. James siempre se burlaba de ellos por ser unos "enanos", aunque los niños habían aprendido a ignorarlo tachándolo de tonto debido a que podría ser muy alto y fuerte, pero no entendía sus temas de conversación aunque en realidad no había niño que los entendiera.
Nat siempre fingía entenderles para mantenerse cerca de ellos y no permitir que nadie se les acercara porque ella sentía que esos niños eran de su propiedad. Algo que a Steve le extrañaba aunque nunca decía nada pues lo único que hacía ella era mantenerse cerca, sonreírles y seguirles el juego.
Un día en uno de los recreos, los niños se encontraban en el jardín jugando y riendo. En cambio Bruce y Tony se mantenían cerca de la puerta del salón pues habían visto que la maestra dejó un chocolate en la mesa por lo que estuvieron atentos al momento en que ella saliera del salón para entrar y robar el chocolate.
En cuanto la maestra salió a tomar sus alimentos, Tony y Bruce entraron corriendo sin cuidar si alguien los había visto. Se acercaron al escritorio y se estiraron para conseguir el chocolate sin lograr siquiera tocar la envoltura.
—James tiene razón —se quejó Bruce torciendo la boca—, somos muy chiquitos, nunca vamos a alcanzar el chocolate.
Tony lo miró pensativo por un momento y una idea vino a su cabeza.
—Ya sé —dijo con una amplia sonrisa—, agáchate, yo me subo a tus hombros y alcanzaré el chocolate.
El rostro de Bruce se iluminó y se hincó frente al escritorio. Tony de inmediato trepó en su amigo y volvió a estirarse para alcanzar el chocolate, aunque al ver que no era suficiente se quejó.
—Más arriba —pidió esforzándose por alcanzarlo.
Bruce intentó estirarse con todas sus fuerzas, pero Tony era muy pesado y él no era tan fuerte por lo que sus piernitas le fallaron y ambos cayeron al piso en un ruido sordo.
Tony profirió un grito de dolor cuando sintió su rodilla arder por el golpe. Bruce de inmediato se acercó para taparle la boca.
—Si gritas nos van a descubrir —murmuró Bruce con preocupación.
La puerta se abrió y saltaron temiendo que fuera la profesora. Cuando vieron a Nat se aterraron aún más, le tenían más miedo a su enfurecida amiga que a su dulce profesora.
—Los vi cuando entraron —dijo ella acercándose a los temblorosos niños— sabía que tramaban algo, pero nunca imaginé que serían tan tontos como para lastimarse.
Tony y Bruce agacharon la cabeza con sus ojos llenándose de lágrimas.
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— ¿Qué pasó? —Preguntó Steve quien estaba entrando y cerrando la puerta tras él—, escuché que Tony gritó —se acercó a la escena del crimen y vio que Tony se sobaba la rodilla. De inmediato se olvidó de todo y se arrodilló frente a él para asegurarse de que estuviera bien, levantó el pantalón de Tony hasta descubrir la rodilla raspada— ¿Te duele? —preguntó con preocupación.
Tony asintió mientras hipaba en un intento de no soltarse a llorar.
Steve se agachó para besar la herida de la rodilla de Tony.
—Con eso bastará por el momento —dijo Steve confiando en que sería suficiente para curar la herida de Tony, pues siempre que se raspaba, María besaba la herida y lo hacía sentir mejor— ¿por qué te lastimaste? ¿Qué hicieron?
Antes de que Tony o Bruce pudieran contestar, Nat intervino.
—Intentaron robar el chocolate de miss Sara —los acusó ella cruzándose de brazos.
Bruce y Tony se agacharon viéndose derrotados. Steve sabia a la perfección lo mucho que le gustaban a Tony los postres y lo quería tanto que le gustaba darle todo lo que él quisiera así que se acercó al escritorio, se estiró y alcanzó el chocolate con mucha facilidad.
Tony se le quedó viendo impresionado y en cuanto Steve le extendió el dulce lo tomó y le dio un beso en agradecimiento.
—Está mal que roben —regañó Nat a Steve aunque él no la escuchaba, solo mantenía su vista fija en su amigo quien abría la envoltura con prisa para partirlo a la mitad y compartirlo con Bruce.
El pequeño lo recibió con algo de dudas y después de pensarlo por un instante le extendió el chocolate a Steve.
—Yo no pude ayudar para alcanzar el chocolate, tú te lo mereces más —dijo Bruce insistiendo para que su amigo tomara el chocolate.
Steve lo agarró y le dio una mordida dispuesto a compartir el pedazo restante con Bruce. Antes de que pudiera regresarle el dulce la maestra ingresó en el salón y se les quedó viendo sorprendida.
Tony y Steve se congelaron con el dulce en la mano mientras sus otros amigos se acercaban a ellos en un intento de esconder la evidencia del crimen.
Al final del día Steve y Tony fueron castigados por robar el chocolate. Nat y Bruce trataron de ayudarlos diciéndole a la maestra que ellos también habían cooperado para hacer la travesura, pero la maestra no les creyó, era bastante que obvio que el único con la estatura adecuada para alcanzar el escritorio era Steve y al ver que Tony también comía del chocolate la maestra rápidamente llegó a la conclusión de que todo había sido idea de Tony. Los conocía demasiado bien y sabía la cercanía que tenían por lo que los castigó sentándolos contra la pared durante el resto de la clase.
—Lo siento —murmuró Tony sin apartar la mirada del muro.
—No fue tu culpa —respondió Steve— yo quería verte sonreír, por eso te di el chocolate.
Tony sonrió y miró de reojo que Steve le extendía la mano. Tony la tomó y en cuanto sintió su cálido contacto se relajó sabiendo que podrían pasar horas, días o semanas en esa posición siempre y cuando pudiera sostener la mano de Steve.
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¿No los aman? 😍😍 Yo sí 😭😭😭
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Inocente atracción (Stony)
FanfictionTony Stark es un niño de cuatro años con una vida perfecta pues sus padres son dueños de una de las industrias tecnológicas más poderosas del mundo. Tony crece bajo los cuidados de sus amorosos padres quienes le proveen una vida lujosa y llena de at...