14. El primer celo de Steve

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Al otro día, Tony, despertó buscando en su cama ese calor que lo hacía dormir como un bebé. Abrió los ojos un poco aturdido y se percató de que Steve ya no estaba, esto no le sorprendió pues siempre desaparecía en algún punto de la madrugada para que sus padres no los descubrieran durmiendo juntos porque según ellos era malo. Tony seguía sin entender por qué sus padres pensaban eso, pues siempre que dormía con Steve no tenía pesadillas, lo contrario pasaba cuando dormía solo.

Se levantó de la cama dispuesto a ir al baño y cuando abrió la puerta vio que las personas que ayudaban con la limpieza de la casa estaban concentradas en la puerta de la recámara de Steve, lucían preocupadas cargando cuencos con hielos y algunas toallas.

Tony se acercó para preguntar qué pasaba cuando el aroma fuerte de Steve inundó sus pulmones. Aspiró con fuerza sintiéndose tan satisfecho como cuando comía una dona de chocolate, era algo delicioso que deseaba seguir apreciando.

-Es mejor que te alejes -pidió su padre que se acercaba por el pasillo.

El duro tono lo hizo regresar un poco a la realidad.

- ¿Por qué? -Preguntó atontado- ¿qué le pasó a Steve? ¿Está enfermo?

Howard negó, lo tomó de los hombros y lo alejó hasta que ya no pudo percibir el atractivo olor.

-Steve entró en celo -explicó su padre con calma-, tanto omegas como alfas tienen un celo que ayuda a la procreación y como es su primer celo es un poco difícil para él. Así que por favor no te acerques hasta que se le pase, tu mamá está adentro con él para ayudarle a controlarlo.

Tony frunció el ceño. Si Steve la estaba pasando tan mal quería apoyarlo, su amigo siempre cuidaba de él y deseaba corresponderle.

-Déjame ayudarlo -pidió a su padre quien le regresó una mirada seria-, necesita de mis cuidados.

-Tony, obedece -gruñó su padre-, no te vas a acercar a él hasta que haya pasado por esta etapa.

Tony odiaba cuando su padre usaba ese tono con él porque nunca podía contradecirlo, lo único que pudo hacer fue agachar la mirada.

Todo el día se la pasó sentado en el umbral de su recámara intentando ver algo cuando alguna de las mucamas abría la puerta, pero la cerraban con tanta rapidez que solo alcanzaba a ver la silueta de su madre sentada en la cama y la de Steve recostado. En cuanto ellas salían les preguntaba como seguía Steve, todas decían que él estaba mejor aunque su corazón se sentía pesado, presentía que le mentían.

La noche cayó y por fin su madre salió de la recámara, se levantó de un brinco y le preguntó por su amigo. Ella respondió lo mismo que ya le habían dicho, la vio sacar una llave y cerrar la recámara con ella.

- ¿Por qué lo encierras? -Preguntó indignado- ¿y si se siente mal en la noche?

-Lo siento, hijo -respondió María con una mirada genuina de preocupación-, todavía eres muy joven para entender y no me voy a arriesgar a que te acerques a Steve estando en esta situación si no son capaces ni siquiera de dormir separados.

-Nosotros no dormimos juntos -mintió cruzándose de brazos.

Su madre enarcó una ceja.

-Si sigues mintiendo, no volveré a confiar en ti -sentenció ella-, cada mañana tu recámara tiene el olor de un alfa así que no intentes engañarme -Tony agachó la cabeza sintiéndose culpable, nunca le mentía a su madre, solo mentía cuando se trataba de Steve, por él hacía cualquier cosa- por favor, cariño, intenta resistir hasta mañana, el celo dura veinticuatro horas, mañana estará como nuevo.

Inocente atracción (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora