Capítulo 5: La fiesta

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—No empieces de nuevo, Caro.

Carolina llevaba un par de semanas insistiendo, quería saber si Gael estaba saliendo con alguien. Dilan le había prometido a su amigo que no le diría una palabra a nadie, y eso incluía, por supuesto, a su novia. Sin embargo, la perspicacia de la muchacha no permitió que los detalles se pasaran por alto, y tanto Dilan como Gael eran pésimos para guardar secretos.

—¿Que no empiece qué? Deja de hacerte el misterioso, ¿por qué yo no puedo saber si tiene novia o no? No es que me importe demasiado lo que haga con su vida ese perdedor.

Dilan resopló, dejándose caer sobre su cama desordenada.

—Si no te importa, ¿entonces por qué sigues con el tema? Ya llevamos como una semana hablando sobre esto, déjalo ir, Caro, en serio. ¿Por qué no hacemos algo más interesante? Me vives diciendo que odias a Gael pero no dejas de hablar de él.

—Es porque me da rabia que me ocultes cosas —se atajó.

—Yo no te estoy ocultando nada, los secretos que yo tenga con mi amigo no tienen por qué interesarte a ti, así que ya déjalo de una vez, no te importa si Gael tiene o no tiene novia.

La muchacha resopló, cruzando los brazos. Sabía que seguir insistiendo sería desencadenar una nueva discusión; su relación ya llevaba un tiempo prendiendo de un hilo, peleaban seguido por tonterías, y a menudo esas peleas eran protagonizadas por ella.

Se sentó en el puf que estaba junto al placard, ofendida.

el teléfono de Dilan sonó dentro del bolsillo de su pantalón, lo tomó para leer el mensaje de whatsapp, bajo la mirada atenta de Carolina, luego lo dejó sobre la mesa de luz.

—¿Quién te escribió?

—Gael —respondió a secas.

—¿Qué quería? dile que estás conmigo.

—Ya sabe que estoy contigo, Carolina. Un amigo va a hacer una fiesta por su cumpleaños y me invitó.

—¿Solo a ti?, yo voy contigo, seguramente va a estar lleno de zorras.

Dilan se sentó en la cama de forma brusca.

—No es que vaya a acostarme con la primer chica que se me cruce.

—¿Entonces por qué no puedo ir?

—Porque no te invitaron, me invitaron a mí. Ni siquiera conoces al chico.

—Claro, ¿desde cuánto tienes amigos que yo no conozco? Si no tienes nada que esconder entonces iré contigo.

Dilan resopló, mentalmente agotado. Discutir con Carolina siempre le pareció una pérdida de tiempo, y más cuando la discusión era por sus ataques de celos absurdos. Jamás le había dado motivos para estar celosa, sin embargo, ella tenía la capacidad para encontrar cualquier excusa, por más absurda que fuera.

—No es mi amigo, es amigo de Gael... pero, ¿sabes qué? no importa, déjalo así.

—Sí, porque te conviene. Me quiero ir, ya van a ser las siete de la tarde y le dije a mi madre que llegaría antes de las diez. ¿Me vas a acompañar o también te molesta?

—No, no me molesta acompañarte —respondió, con los dientes apretados—. Voy al baño y te acompaño, ¿bien?

Carolina asintió. Cuando el chico salió de la habitación, se apresuró a tomar su teléfono. Puso la clave y se metió rápidamente al whatsapp; el primer chat que aparecía era el de Gael.

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