Prensa

746 61 11
                                    

Steve

Una eternidad. Una pequeña y efímera pero a final de cuentas eternidad había pasado desde la última vez que estuvimos de esta manera. Llego un momento en el que ninguno de los dos decía nada, en el que solo nos quedamos quietos disfrutando de la presencia del otro.

Mi cuerpo no lo había olvidado, no ocupaba ni quería llegar a imaginar nuevamente la ausencia de su calor al lado de mi piel. El suave roce de sus dedos sobre mis labios, tan lento y apenas un ligero toque como si no estuviera recorriendo mi piel con la mia.

El suave vaivén de su mano de metal, frío al tacto y al mismo tiempo tan reconfortarte porque ya no era un ornamento de tortuga y asesinato, sino que pertenecía a la persona más importante en mi mundo. Una parte extraña a el pero al mismo tiempo tan importante que no me quería apartar de ella en ningún momento.

Me rodeaba con su brazo, un abrazo apenas debido al miedo que tenía de asearme daño y si no fuera por mi estado tan frágil estaría en un exterminable abrazo con el, quería sentir su fuerza protegiendo mi cuerpo y no dejarlo ir nunca, que no se separara de mi nunca mas.

Su aliento sobre mi cuello era tan reconfortante y si bien no estaba en un estado completamente alerta debido a los medicamentos si que sentía que el paraíso se encontraba en la tierra justamente ahora, rodeado por el hombre que amo era lo que más me hacía sentir vivo.

Bucky

Finalmente un doctor entró a la habitación interrumpiendo nuestro encuentro que se sentía que fue tan corto, pero nos informó que las horas de visita habían terminado. Pero a pesar de haber escuchado su voz ninguno de los dos hizo un movimiento, no queríamos separarnos y al sentir la presión de Steve sobre la mía sabía que el sentimiento era mutuo.

Un abrazo de oso, eso era lo que solía decir Steve que uno necesitaba cuando pasaba por un momento triste. Los había olvidado, había olvidado ese gesto de humanidad tan cotidiano robado por Hydra y suplantandolo por un recuerdo de defensa y ataque, pero gracias a Steve recordé cómo solía darle uno de esos abrazos siempre que enfermaba, protegiendo su débil y pequeño cuerpo cuando éramos jóvenes.

Steve me tenia abrazado de esta manera, a pesar de mi resistencia inicial a que girara su cuerpo en la cama para abrazarme me tenía sujeto y rodeado por sus brazos, tan diferente era a cuando era tan delgado, seguía sin acostumbrarme a lo grande que era ahora.

Era consciente que alguien había entrado al cuarto y la escena debía de ser de las más bizarras uno de los héroes del mundo y otro capaz de causar un gran daño completamente a Merced de lo que sus cuerpos necesitaban en estos momentos cercanía y amor.

Escuche el sonido del doctor aclarando su garganta dando a entender que era momento de que me fuera. Separé mi pierna de las suyas y finalmente me separé de su agarre, al parecer estábamos en un estado de ensueño porque de repente me sentí muy cansado. Mi cabello caía sobre mis ojos, en todo este tiempo ya había crecido más de la cuenta y era necesario ya un corte.

-Lamentó interrumpir Bucky, pero las horas de visita ya han terminado hace más de una hr. Lamento tener que mandarte fuera del cuarto pero es fundamental para la Recuperación del Capitán... De Rogers que lo dejes solo por un poco. Eres bienvenido de venir mañana en cuanto las horas de visita empiecen a las 12 de la mañana, puedes venir todos los días de la semana, solo que ahora es indispensable de que te salgas.

Juntos hasta el final (Stucky) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora