ANTÍTESIS.

Capítulo 14.

En ese momento mi mirada se levanta para luego ver a nada más que aa Luke Hemmings apoyado contra los bordes de la puerta y a brazos cruzados.

-Y creo que mucho menos con palabras. Vamos, dejala ahora-. chasqueó los dedos como en orden.

-Mierda, Hemmings, vete.- su enojo hizo que apretara mi brazo.

-Ah-. musité con dolor al mirar mi brazo.

-Definitivamente las cosas a ti se te deben repetir dos veces-. se acercaba en modo de pelea lo que me hacía entrar en pánico.

-Esto es entre ella y yo- dijo jalandome hacia su cuerpo.

-Escuchame imbécil, esa tercera y última vez que te lo repito. Dejala.- La cercanía a su cara y su tono de voz obedecedor me hacía desesperar.

-Y también la última en la cual te digo que este asunto es asunto mío y de ella.- su cara expresaba un enojo similar.

Y sólo bastó un solo segundo para que la furia que Luke llevaba en sus ojos se expresara en forma de puñetazo en la boca de Matt haciendo que éste callera y la sangre empezara a escurrir.

Por lo cuál sólo pude mirar a Luke con desesperación, pero al momento de hacer aquello veo que detrás de éste hay niños de 7mo grado, todos horrorizados. Él, al notar aquello, voltea.

-Maldición- dice al percatarse y vuelve a mirarme -Ven- dice.

-Pero...- traté de apuntar con mi mano temblorosa-.

-Ven- esta vez me ordena y no hubo forma de no obedecerle, lo que menos quería era meterme en problemas y menos por casi noquear a alguien.

Y procedemos a correr, yo detrás de él y pasando justo al lado de los que hace un momento estaban horrorizados.

Corremos y corremos, siendo él quien dirigue el camino. La gente nos observa mientras recorremos los pasillos de Saint Bosc School.

Hasta que llegamos al sector de las canchas de fútbol americano, que en esta ocasión estaban vacías.

Llegamos y nuestras respiraciones agitadas empiezan a notarse, más la mía que la suya.

-¿Qué fue eso?- inquiero una vez que puedo hablar con calma.

Me mira como confundido hasta que decide responder.

-¿Qué más pudo ser? Matthew Grant en su papel de desgraciado.

-No, no es eso a lo que me refiero, ¿por qué lo has golpeado?

-¿Por qué lo he golpeado?- pregunta más confundido esta vez- ¿Es que eres tonta? -Estaba a punto de hacer quizá qué cosas contigo en ese mismo lugar- decía regañandome.

Aquello hizo que mi mirada bajara al recordar la fiesta de aquel día.

-Ese hijo de puta- maldijo mientras observaba atentamente mi brazo y lo tocaba con sus fuertes manos.- ¿Estás bien?

-Sí- susurro al ver qué éste estaba en un tono morado.