Capítulo 19

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Hola, coca colas❤️️ Si me siguen en Twitter, habrán leído que esta semana traeré muchísimas actualizaciones. Haré lo posible por subir el resto de la novela en los próximos días, así que no sé con exactitud cuántos capítulos por día subiré. Así que alerta🙉

Estaré dedicando capítulos a la gente que más interactúe😏. Prepárense para leer bastante. ¡Las quiero!

Capítulo dedicado a TheMusicIsMyAnswer que me obliga a escribir y si logra verse Suits este fin de semana, traeré maratón de muchas historias😂


Maju

*

Marina, Clara, Ricky y Diego se giraron para verme, mas no fui capaz de reaccionar. Me miraron con cierta compasión e incomodidad, como si ellos tampoco supieran qué decir en esa situación, lo cual solo me hizo sentir más humillada.

El beso entre Santi y Pauli fue breve, pero no por ello menos doloroso de ver. Cuando se separaron, mi cuerpo volvió en sí y decidí que lo mejor era no estar presente cuando él llegara a nuestra mesa. Me di vuelta y salí de allí lo más rápido que pude, dirigiéndome al único sitio que pensé que podría ser mi escondite mientras tanto: el baño de chicas. No sabía si lo más apropiado era irme del Buenos Aires Rock, aunque ganas no me faltaron.

Me recosté de la puerta e hice un ejercicio de respiración. Mi labio inferior temblaba y mis ojos empezaron a escocer. No quería que la situación me afectara de más pero era imposible no sentir que mis ilusiones se venían abajo y que todo dentro de mí estallaba como un cristal rompiéndose en mil pedazos. ¿Cómo pude haber esperado algo distinto? Después de todo él y yo no habíamos hablado nunca de exclusividad, no teníamos algo formal. No tenía nada que reclamarle.

El hecho de que él no hubiera conversado con Pauli sobre mí, y que mucho menos le hubiera pedido que dejaran de... verse, me lastimaba como una daga incrustándose en mi pecho. ¿Tan poco le importaba tener algo conmigo?

Alguien tocó la puerta y cuando escuché a Marina llamarme, me tranquilicé un poco.

—¿Qué haces aquí? —preguntó cuando le abrí. Cerró la puerta detrás de ella y se cruzó de brazos.

—Es más que evidente lo que hago aquí.

—Tienes que enfrentarlo.

—¿Y qué se supone que le voy a decir? Él tiene el derecho de estar con quien quiera.

—Él es un imbécil, Maju, y eso es justo lo que tienes que decirle. Ahora, si prefieres decirle que puede hacer lo que le dé la gana, hazlo también. Pero tienes diez minutos aquí dentro, escondiéndote de algo de lo que ni siquiera deberías esconderte. Si te molestó lo que sucedió, díselo, porque encerrándote en este baño no se enterará de que la embarró contigo.

Eché la cabeza hacia atrás y clavé la vista en el techo mientras esperaba que las lágrimas que amenazaban con salir perdieran el impulso. Lo último que necesitaba era que Santi, o peor aún, Pauli, supieran que me habían afectado tanto que había llorado por su culpa.

—No es tan grave, nena —me consoló Marina, dándome un corto abrazo—-. Solo respira y asume la situación. Él es quien debería estar escondido, no tú.

—Es mi culpa por no haberle hablado de mis sentimientos o hablar sobre lo que quería. Tú misma me...

—Sé lo que te dije —me interrumpió—. Pero que no hayan tenido la oportunidad de sincerarse no le da el derecho de besarse con chicas frente a ti pocos días después de que ustedes... se comieran mutuamente. En especial cuando él sabía que era la primera vez que hacías algo así.

Contracorriente © [EN LIBRERÍAS] [Indie Gentes #1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora