Capítulo I.

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   Llegué del trabajo a eso de las seis y por esa razón me encaminé hasta el interior del edificio, para luego ir hasta el ascensor, que me llevaría directo al piso de mi departamento. Gracias al cielo era el mejor: trabajaba en la biblioteca de la cuidad, como ayudante. Así que la mayoría del día me la pasaba leyendo. Leer me gustaba muchísimo y ese trabajo era muy acorde a mí.

   —¡Paulie!

   Me di la vuelta al escuchar esa voz y vi aquel chico que estaba corriendo por el extenso pasillo del edificio. Llevaba un suéter azul cielo, pantalón de mezclilla y un par de zapatos vinotinto de cuero. Al verlo vestido de esos colores, no pude evitar soltar una risita.

   —¿Por qué te vistes así, Rings?

   Él se sonrió.

   —Estás bella.

   —Bello —lo corregí, con el ceño fruncido.

   —¿Qué tiene mi ropa? —preguntó, tratando de evadir el tema—. ¿No te gusta?

   —No. Está fea. ¿Por qué no te combinas, ah?

   Ringo se dio cuenta que el verde de mi camiseta combinaba con el de los zapatos, solo que aquellos eran de un tono más oscuro y hacían contraste con mi pantalón de mezclilla.

   —Préstame de tu ropa —y se sonrió con picardía, haciendo que yo depositara un golpe en su abdomen.

   —Maldición, ¿qué carajos pasa con el ascensor? —refunfuñé.

   —Ah, es que de seguro está detenido por la mudanza. Ya sabes, deben estar bajando las cosas, pero no tardará en llegar.

   —¿Mudanza?

   —¿No viste el camión en la puerta? —me preguntó, a lo que yo negué con la cabeza e hice un gesto de indiferencia—. ¡Bah, qué despistado! —rodó sus ojos azules y procedió a explicar—: El departamento que está al frente del tuyo está desocupado, ¿no?

   —Sí, eso lo sé —contesté obvio—. ¡Ah, ya entendí: lo compraron!

   —Exactamente —asintió—. No sé por qué no sabes, ¡joder, Paul, yo soy del piso uno y sé lo que pasa en el edificio!

   —Porque tu papá es el dueño y te dice todo, idiota.

   —Ah, verdad —se rió—. Bueno, al menos le hará compañía; la esquina donde está tu departamento y el de Stu daba como miedo. Ya tendrán nuevo vecino.

   —Sí... claro. Fantástico, supongo.

   —Verdad que ustedes son... son... ¿novios? Stu y tú andan, ¿verdad?

   —¿Por qué eres tan chismoso, Richard? —lo miré y él se rió a carcajadas.

   —Pero respóndeme.

   —No te incumbe.

   —Paul.

   —Sí.

   —¿¡Sí son novios!? —atinó.

   —¡Sí, pero cállate! —murmuré, mirando a todos lados por si acaso alguna señora nos había escuchado—. Además, llevamos muy poco... una semana nada más, tampoco es la gran cosa. Bueno, sí es la gran cosa porque me gusta, pero me refiero a que no llevamos tanto tiempo.

   —Ustedes dos no van bien juntos —opinó—. ¿Y él sabe de...?

   —Obvio que lo sabe, idiota —le contesté—. Deja de preguntar tanto. Por cierto, ¿y George?

Girl or Boy? ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora