Capítulo XIV.

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   Lo miré con semblante sorpresivo. Jamás se me ocurrió que su chantaje llegara hasta esos niveles. En realidad yo quería pasar esos días sin verle la cara, pero eso no estaba entre sus planes, seguramente.

   —¿Qué? No. Estás loco, ¿verdad, John?

   Él se sonrió con picardía, al tiempo que sacudía su cabeza en negación.

   —No, puta. Iré con ustedes a París.

   —No puedes —le dije—. Es algo de Stuart y yo. ¡Es su trabajo! Además, él no lo va a permitir.

   —No le dirás nada. Ya he pensado en eso: tú me dirás el día en que se irán, el vuelo, el hotel... todo, y yo me iré por mi cuenta, sin que él lo sepa. Es todo. ¿Ves que no es complicado, puta?

   Pasé saliva por mi garganta, tratando de procesar todo lo que me había dicho. Estaba más que evidente que él había planeado todo, y estaba casi seguro que también había creado el rumor; aunque él insistía en que no.

   —¿Qué? ¿Sorprendida, puta? Lo sé, lo hago con todas.

   —No —coloqué mis manos en su pectoral desnudo y lo empujé, logrando que se separara de mí. Él volvió a sonreír, a lo que yo le respondí—: No, John. Tú no irás.

   —Sí, sí iré —contestó decidido, cruzándose de brazos—. El pintor gay no tiene por qué enterarse.

   —¿Y qué sentido tiene que vayas sin que él se entere? —repliqué.

   —Con saber el papel de idiota que está haciendo me conformo. Además, quiero follarte en París.

   —Pero se supone que él y yo iremos a su exposición en el museo, y que después... d-después... uhm, ya sabes.

   John se apresuró a tomar mi mandíbula de forma tosca, logrando que mis mejillas se tornaran más grandes, al igual que mis labios; se lamió los suyos, mientras miraba el lindo atuendo que llevaba puesto, y pude apreciar cuando un bulto comenzó a crecer debajo de su bóxer.

   —Tú no puedes follar con él, porque tú eres mi puta. Y no comparto putas.

   —Pero él es mi novio —me defendí—. Y puedo hacer con él lo que quiera.

   —Entonces termina con él —dijo obvio—. No quiero que estés con nadie más, mientras seas mi puta.

   —No soy tu puta. Ya déjame en paz —y aparté sus manos, haciendo que me soltara.

   —Voy a mostrar tu foto si no me das toda la información del viaje a París. Voy a ir, te guste o no.

   Solté un bufido, pasé la mano por mi rostro y aproveché para revolver el cabello. Sacudí mi cabeza de arriba hacia abajo, dándole a entender que había caído en su chantaje y que le proporcionaría toda la información acerca del viaje.

   Él, al ver mi aprobación, esbozó esa sonrisa burlona a la que estaba volviéndome adicto; luego me tomó de la cintura, dio un giro y encaminó nuestros cuerpos a la habitación, en medio de pasos torpes y besos toscos.

   —Ah, puta —gruñó, aventándome a la cama y sintiendo el bulto crecer en su ropa interior. Agradecí el hecho de que no hubiese llevado pantalones, y que la camisa se la hubiese desprendido minutos antes—. Ven aquí, conejita.

   Me senté en el borde de la cama, justo en frente de su entrepierna. La tela del bóxer, en esa zona, estaba rígida, por lo que me apresuré a colocar mi mano sobre la misma y darle un ligero apretón, logrando que él soltara un pequeño gruñido.

Girl or Boy? ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora