Pasé saliva por mi garganta y ladeé un poco mi rostro, al tiempo que entrecerraba mis ojos. Él seguía llorando, pero mi mente había captado esa frase como una amenaza o algo peor.
—¿Qué me estás queriendo decir con eso, Stuart?
—Nada, galletita —gimoteó—. Es sólo que es malo no amar a quién te ama.
Iba a refutar su hipótesis, pero decidí que mejor sería quedarme en silencio. Stuart era terco y por mucho que yo le dijera la realidad, nada ni nadie lo iba a sacar de su tonta teoría.
—Bien.
—Adiós, galletita —besó mi mejilla—. Te amo mucho y, por favor, considera volver conmigo. Te amo mucho. Tu bizochito te extraña.
Dicho eso siguió por el pasillo hasta lograr llegar a su departamento. Solté un suspiro y propuse a tocar el timbre de la puerta que tenía frente a mí. No pasó mucho tiempo para que John la abriera; noté que se había quitado el saco y que se había enrollado la camisa blanca hasta los codos.
—Pasa, novio eléctrico.
—Agh, ya vas a seguir con eso —murmuré, adentrándome. Él cerró la puerta en medio de una risa—. ¿Escuchaste lo que dijo?
—No. ¿Qué te dijo el pintor gay lleno de sida?
—Que voy llorar así cómo él está llorando por mí.
—Obvio, vas a llorar de la metida de pene que te voy a dar.
—¡John! —espeté—. ¡Esto es serio! ¡Me asustó!
—¿Qué crees que haga? ¿Te va a matar a pinceladas? ¡Ah, Paul! ¡Ese idiota es inofensivo!
—Ajá...
—'Ajá', nada —refutó—. Compré algo bonito para ti. Ve a ponértelo.
—¿Y quién crees que soy yo?
—Un put... Digo: mi novio. La costumbre.
Chasqueé la lengua y me crucé de brazos. Él se apresuró a darme un cálido abrazo, al momento que estampaba varios besos en mi mejilla.
—¡John, me llenas el cachete de baba!
—Y el culo de sirope. Mmhm, rico.
—¡Agh, cochino! —me separé de él, haciéndolo reír a carcajadas—. ¡Te odio!
—Yo no te odio, yo te amo.
Entonces agarró mi mano y la colocó en su entrepierna. Estaba rígido.
—Se pone duro cuanto te veo.
—Ah, qué tierno.
—¿Y el tuyo no se pone duro?
—No.
—Ah, pero tu culo se abre automáticamente, ¿verdad?
—¡John, ya! —espeté.
—Puta eléctrica con culo automático.
—¡Basta!
John no tardó mucho en reírse de mí, mientras apretaba mis cachetitos.
—¡Ve al baño, joder!
—¡Ahg, ya voy, ya voy!
Dirigí mis piernas hacia el pasillo, para luego entrar al baño. No había nada fuera de lo común, a excepción de una caja blanca y plana de color blanco, la cual abrí. Había una lencería rojo carmesí, cubierta por papel de seda blanco. Una risita se escapó de mi boca al notar que tenía incluido medias panties unidas a la parte inferior a través de un broche.
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Girl or Boy? ➳ McLennon
FanfictionMe gustaba vestir prendas femeninas en casa y también me gustaba mi vecino; pero había un problema: él era homofóbico. Está prohibida y penada la reproducción total o parcial de esta obra (texto, ilustraciones, diagramación), su tratamiento infor...