¿Dinero o amor?

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San Vicente, Ecuador
1972

-no papa...- sali de la casa llorando tirando la puerta -no me casaré nunca-.

-basta Jessica, termina esa lloradera de una buena vez por todas que lo harás y punto- me amenazo.

Regresé a verlo y noté que mamá estaba detrás de él evitando llorar.

-yo quiero terminar mi profesión, quiero ser enfermera, quiero ayudar a las personas, dejame vivir papa. A penas tengo dieciocho años-.

-tu vida esta empezando al igual que los negocios, te casaras con Del Valle y fin de la discusion-.

-mama, dile algo-.

-TU NO HABLES CARMEN...- amenazo a mamá -y tu muchacha malcriada vas a respetar la palabra de tu padre y si es a punta de escopeta te caso mañana mismo-.

-TE ODIOOOOO-.

Le grité y sali corriendo del patio hacia mi lugar preferido que era un cerezo inmenso que habia fuera de la finca de la familia, cruzando un par de kilometros de la casa. De el colgaba un columpio en el cual papá solía mecerme y contarme miles de historias.

Ha cambiado demasiado en estos ultimos meses, se que me ocultan algo que no quieren que sepa.

Me senté en el columpio a seguir llorando.

Me van a obligar a casarme con Marino Del Valle. El hombre con la peor reputación de la historia de la ciudad y que lo único bueno que tiene para ofrecer es dinero. Yo no quiero casarme con el porque es malo, el maltrata a las personas inferiores a el y siempre las humilla delante de todos, varias veces hemos discutido en el club pidiendole que jamás le falte el respeto a las personas y que debe ser amable, él respondía que era una niña con corazón de pobre y que merezco estar en la calle con ellos.

Desde que se enteró que nunca he tenido novio, el le exige a mi papá que quiere ser mi novio. Papá no aceptaba al principio pero ahora se lo permitió y me da hasta asco salir con el a cenar. Se que algo pasa y no me lo quieren decir.

-aaahhh- escuché un grito detrás de mi.

-OH POR DIOS!- me acerqué a ver al chico que cayó.

Creo que había caído muy muy alto del arbol como pude ver porque habia una rama rota a su lado, se tocaba la mano y se movía quejandose de dolor.

-Dios duele- decía.

-no te muevas...- me arrodillé junto a el -no debes moverte-.

-disculpe usted señorita...- intento sentarse pero le dolió la espalda -que dolor-.

-no te muevas por favor...- mire hacia los lados y no había nadie mas, recordé mis clases de primeros auxilios y lo ayudé -acuestate boca arriba, no te muevas. Espera-.

Hizo lo que le pedí y me miraba de reojo. Examiné su muñeca y solo se golpeó por la caída, toque su espalda y no estaba fracturada.

-me dolió- se quejó cuando toque la espalda baja.

-debe ser solo golpe, no siento que tengas fractura. Deberas cuidarte-.

-¿como sabe eso? ¿es usted doctora?-.

-no, vaya...- reí por su comentario -no lo soy por desgracia pero soy casi enfermera, estoy en primer año. Pero se mucho de primeros auxilios y esas cosas que aprendí para prepararme para entrar-.

-entonces me encontré con la persona indicada- sonrió.

Creo que estaba algo nervioso.

-quedate quieto unos minutos para que después puedas pararte- le sonreí también.

Historias cortas para dormir byMina Lang S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora